Por: Fernando Juárez

El Programa de Acceso Comunitario a la Justicia se encuentra instalando desde hace unas semanas nuevos módulos de cemento para ser utilizados como oficinas de atención, que resuelven la dificultad funcional de abrir ATAJOS en los barrios informales y con notorias deficiencias habitacionales.

Las unidades están convenientemente equipadas y permiten desplegar la tarea en un lugar óptimo. Los módulos, que fueron adquiridos oportunamente por la Procuración General de la Nación, ya se encuentran instalados en las Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia de las villas 31 bis, en Retiro; 1-11-14, en Bajo Flores, y 21-24, en Barracas. En las próximas semanas las modernas oficinas serán trasladadas a los restantes barrios, y también a Rosario.

En el caso del módulo de la villa de Barracas, su instalación y puesta en funcionamiento resultaron urgentes, debido a que por obras de construcción en el galpón interministerial que se encuentra sobre la avenida Iriarte, la agencia ATAJO debió atender durante unas semanas en un espacio mínimo, dentro de la Casa de la Cultura Popular. Ahora, sin embargo, el nuevo módulo emplazado en la vereda de la avenida Iriarte al 3500, a un costado de la Casa de la Cultura, potenció el impacto del Programa, volvió aún más visible su atención y multiplicó exponencialmente el número de consultas.

Para instar a que la comunidad de la villa 21-24 se adueñara del espacio y lo sintiera como propio y cercano a su situación de vulnerabilidad, la oficina institucional del Ministerio Público Fiscal de la Nación fue pintada en su exterior por un artista plástico que vive en el barrio.

Grafiti

En la subjetividad que se construye en los barrios, el grafiti ocupa un lugar de importancia. Su impronta va desde un nombre que se deja escrito con la idea de posteridad, hasta de festejo o marca de territorio. El grafiti genera identidad propia, y alienta una presencia que muchas veces se sostiene como una firma de un autor desconocido. Representa una forma de expresión creativa, libre e infinitamente ilimitada. Más allá de su atractivo visual siempre se busca resaltar con su aparición la rebeldía del barrio. En el caso del nuevo ATAJO intervenido por el muralista Santiago Canción, vecino de la villa de Barracas, la intención fue plasmar visualmente la revitalizante acción transformadora que supone una oficina judicial emplazada en los territorios donde vive la población históricamente estigmatizada por el sistema de administración de Justicia.

El grafiti es una intervención en la trama urbana, que expresa cambios sociales que penetran en la cultura dominante y que se propone romper los límites de las indiferencias sociales para ocupar el espacio de la incomodidad. Sus formas incomodan porque llevan implícito el deseo de querer cambiar viejas prácticas en la comunidad e ir en contra-corriente de las ya establecidas. El grafiti deforma, desplaza y reasigna significados.

Estos movimientos aparecen, a principios de los años noventa en los barrios de clase media alta como Barrio Norte, Caballito o Palermo; y con posterioridad en la mayoría de los barrios populares de la ciudad, como Mataderos, Liniers y Floresta. Surgen como forma de manifestación y reivindicación de identidad barrial. También toman fuerza en las estaciones de trenes y en los paredones adyacentes a las vías, donde se manifiestan los grandes obras estéticas del hip hop, centrándose en la búsqueda expresiva de la imagen por sobre la escritura. Los  movimientos grafiteros no sólo respondían a la lucha popular y la resistencia contra gobiernos totalitarios; gestaron, además, un nuevo sentido estilístico, acentuando la figura y la forma artística, por sobre los textos.

En su trabajo “Campo del poder y campo intelectual”, el sociólogo francés Pierre Bordieu señala que estos acontecimientos sociales aparecieron en América latina, tal es el caso de Bolivia en donde un grupo de mujeres buscaban la creación de nuevos espacios culturales, que apuntaban a subvertir los órdenes Patriarcales.

Las paredes del nuevo ATAJO de la villa de Barracas intervenidas artísticamente por un talentoso habitante del barrio, testimonian el apego y la cercanía que los operadores del Programa de Acceso a la Justicia tienen en su labor cotidiana para con los vecinos de ese territorio.

* Licenciado en Trabajo Social. Integrante del equipo ATAJO de la villa 21-24 de Barracas