Con la presencia de su autora, el jueves 26 de marzo se presentó en el auditorio de la Casa de la Cultura Popular, en la villa 21.24 de Barracas, el libro "La generación dispersa", de Teresa Godoy, que reconstruye la experiencia de un grupo de militantes sociales y políticos, integrantes de un movimiento villero identificados con el ideario peronista, durante la dictadura. Junto a la escritora, participaron del panel el cura de la Capilla de Caacupé, conocido como Padre Toto, Julián Axat, titular del Programa ATAJO, y la historiadora Julieta Chinchilla, coordinadora del espacio dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación.

Fue precisamente el título del libro lo que destacó en su exposición el Director del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia. Para Axat, “la generación dispersa es un concepto muy interesante, que da cuenta de la clandestinidad interna y el exilio interior”, que contrapuso a una lectura meramente épica de la generación represaliada por el régimen de terror. “Estamos acostumbrados a llamarla ‘generación maravillosa’, o ‘generación diezmada’, o ‘generación revolucionaria’, pero no así, ‘dispersa’”, señaló.

En otro momento, Axat leyó fragmentos del libro y trazó un paralelo entre lo que hacían aquellos militantes y los desafíos actuales del Programa ATAJO, que él dirige y que tiene en ese mismo barrio una de sus oficinas. “Los trámites para regularizar la situación migratoria de los vecinos, por los cuales varios de ellos recurren a ATAJO, es lo mismo que hacía en su labor gremial la Comisión Vecinal de la villa. ¿Por qué no están hoy los estudiantes de Derecho de la UBA en la villa, como sí lo estuvieron en 1973?”, se preguntó.

Antes de Axat intervino el Padre Toto. El párroco recalcó “la rara mezcla de frescura, dolor, esperanza de esos militantes, con base en el evangelio” y confesó que la lectura del libro “me ayudó a entender cosas actuales de la villa. Tenemos raíces y seguimos con los sueños de los que hoy no están; antes las villas eran un mancha verde en la guía Peuser; hoy no es así, pero todavía falta mucho para incorporar las villas al resto de la ciudad”.

La participación de ATAJO en el acto de presentación fue otra de las actividades previstas por el Programa del MPF en ocasión de Día Nacional de la Memoria. En la mañana de ese jueves, el ATAJO de la villa 31 organizó  junto al movimiento Teatro por la Identidad una función en el “Comedor de Tapia”. Unos días antes, Julián Axat participó de un panel en el marco de las Jornadas Justicia y Derechos Humanos, en Río Cuarto, Córdoba.

Teresa Godoy, autora del ensayo testimonial y autobiográfico, agradeció la tarea de ATAJO en el barrio y enmarcó la experiencia militante que se narra en “La generación dispersa” dentro de un clima de época. “Éramos felices entregando nuestra juventud, nuestro tiempo y nuestros saberes al semejante”, dijo, al tiempo que recordó que “gestionábamos la radicación definitiva de los paraguayos en este querido país; y bajo estos mismos techos organizábamos peñas para juntar fondos, o actividades por el día del niño o de la madre”.

Godoy recordó que una violenta represión producida por el Terrorismo de Estado entre marzo y abril de 1976 “nos marcó para siempre; varios miembros de la Comisión fueron desaparecidos y asesinados, entre ellos su presidente y su vicepresidente, paraguayos; mientras otros sobrevivimos y logramos reencontrarnos en 2012”. Algunos de esos sobrevivientes, y sus hijos y nietos, se encontraban presentes en la sala, y se fundieron en un largo abrazo momentos antes del comienzo del acto, tras muchísimos años sin verse, desde aquellos tristes días de 1976.

Tras la lectura de una emotiva carta enviada desde Córdoba por familiares de una de las vecinas asesinadas por la dictadura, por Adriana Fazzio, otra ex militante de ese barrio, sumaron su voz algunos vecinos, que desde la platea compartieron sus emociones. Asimismo, Horacio Ferreira, secretario de Desarrollo Social del municipio Montecarlo, en Misiones, obsequió a Teresa Godoy, a modo de reconocimiento, una copia de su certificado de estudios secundarios, cursados en aquella ciudad del interior del país, donde Godoy vivió sus primeros años, y a la que regresó, tras su paso por Buenos Aires, en camino hacia el lugar donde pasaría sus años de exilio, Asunción.

“Ahora hay que escribir otro libro, la ‘generación reencontrada’”, cerró Godoy, para darle paso a los últimos aplausos de la noche.