28 de marzo de 2024
28 de marzo de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Intervienen los fiscales Fernando Fiszer y Sandro Abraldes
Angeles Rawson: declararon los peritos que realizaron el estudio del ADN encontrado bajo las uñas de la adolescente
El director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, Daniel Corach, y el jefe del Servicio de Genética Forense del Cuerpo Médico Forense, Enzo Canónaco, le confirmaron al Tribunal Oral en lo Criminal N°9 que el ADN presente era en un 99,9% de Jorge Mangeri. También, declaró Adolfo Méndez, quién fue perito de la defensa y que renunció luego de afirmar que la joven participaba de “transacciones sadomasoquistas”.

Los jueces Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas realizaron ayer una nueva audiencia en el juicio que comenzó en febrero por el homicidio de Ángeles Rawson, ocurrido en junio de 2013. Quince testigos fueron interrogados por las partes durante el debate, que continuará el viernes 5 de junio a partir de las 9:00.

Daniel Corach es el director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y le relató a los jueces que el Servicio trabaja hace 24 años con el Poder Judicial de la Nación. Especificó que intervino en aproximadamente 12500 causas judiciales y que en el marco de esta causa “se analizaron más de 180 muestras en distintos períodos de tiempo".

Corach utlizó una presentación digital para ejemplificar el proceso de análisis de un perfil genético. Fue preguntado, específicamente, por tres muestras analizadas: la m2, m3 y m4, que corresponden a los dedos índice, medio y anular, respectivamente. Aclaró que en el caso de la primera, se encontró suficiente material como para trazar un perfil genético que, al ser cotejado, resultó compatible en un 99,9% con la m30, que correspondía al patrón genético de Mangeri.

Destacó que durante el proceso de análisis de ADN, se garantiza el “total aislamiento de la muestra” y descartó la posibilidad de “contaminación cruzada”. Según explicó, es “imposible” que se diera contaminación durante la etapa de extracción de ADN, simplmente porque no se analizaron al mismo tiempo las muestras de evidencia (el hisopado de las uñas) con las de referencia (sangre del imputado).

En las otras dos muestras (m3 y m4) no se pudo realizar una análisis estadística por el poco material pero que no se encontró “ningún aportante distinto” a Mangeri, por lo que no puede excluirse al imputado como dueño de ese adn.

Además, aclaró que los dos perfiles encontrados bajo las uñas de Ángeles tenían un mismo nivel de degradación: “En el supuesto caso de que alguien hubiera introducido material del imputado, éste sería muy bueno y se habría detectado”. Indicó que su laboratorio cuenta con un software especial que detecta contaminación.

Enzo Canónaco es el jefe del Servicio de Genética Forense del Cuerpo Médico Forense y fue quién realizó los hisopados de las manos de Ángeles antes de que se realizara la autopsia.  También estuvo la noche del 15 de junio de 2015, cuando se le extrajeron a Mangeri muestras de sangre y cabellos.

Canónaco sostuvo que todos los procedimientos se realizaron adecuadamente y que no recordaba que se hayan dado casos de contaminación cruzada entre muestras. Detalló que la posibilidad de que el material genético hallado bajo la uña del dedo índice no fuera del acusado es de "una en mil seiscientos noventa billones".

Otra de las testigos fue Primarosa Rinaldi de Chieri, médica legista y perito de la querella. En coincidencia con los expertos en ADN, expresó que se había respetado “a rajatabla” la cadena de custodia de muestras, por lo que la posibilidad de contaminación cruzada es “fantasiosa”. Dijo que era razonable que se hubiera hallado más material genético en el dedo índice, porque es el que más fuerza tiene y que pudo haber sido utilizado en defensa de un ataque.

A preguntas de la Fiscalía, explicó que una de las razones por las que sostiene que la muerte de Ángeles fue rápida fue porque no se hallaron coágulos en el corazón. También, respondió sobre la aparición de neuronas rojas (que varían a esa tonalidad cuando hay muerte celular): “La presencia de las neuronas nada tiene que ver con la agonía, no significa nada”.

El último en declarar fue Adolfo Méndez, quién fue perito de la defensa al inicio de la causa y hasta la finalización de la primera junta médica. Fue en ese informe donde planteó que las lesiones de Ángeles podrían haberse dado durante “transacciones sadomasoquistas”. Sobre este punto, fue preguntado por el fiscal Fiszer: “era una hipótesis, mi deber como perito es ampliar las posibilidades”. El médico, que también es psiquiatra, sostuvo que el tipo de lesiones que se producen al mantener esta práctica sexual eran compatibles con las que presentaba la víctima. “No hay edad para esto, es probable que una adolescente sin experiencia sexual tenga estas prácticas” refirió.

Cuando el representante del Ministerio Público le pidió que aclarara sus dichos, Méndez sostuvo que ninguna de las evidencias del expediente conducían a un delito sexual y que en la junta médica había “un prejuicio, una subjetividad de que esto era un crimen sexual”. Méndez suscribió al informe de autopsia realizado por Héctor Konopka y sostuvo que la adolescente falleció por “asfixia mecánica con participación de fuerza no humana”. Al hablar sobre lo que finalmente falló la junta médica, dijo: “Una mayoría no da certeza científica”.

Cuando se le requirió que explicara, a su criterio, el origen de las lesiones de Mangeri, explicó que “no tenía certezas" de que pudieran haber sido provocadas por un arañazo de la víctima. Y agregó: “Podrían haberse dado durante esas cuatro horas que estuvo en la Fiscalía, cuando pasó de testigo a imputado”. El fiscal Fiszer le solicitó que dijera si estaba acusando a la fiscal que estuvo a cargo de la investigación por las heridas, a lo que el testigo dijo que era “una posibilidad”. Finalmente, cuando el presidente del Tribunal comenzó a preguntarle, Méndez expresó: “quizás no fue feliz de mi parte introducir la hipótesis del sadomasoquismo”.

Servicio de Huellas Digitales y Cuerpo Médico

Antes de Méndez, hubo seis testigos del Laboratorio de la Facultad de Farmacia. El primero fue Alejandro Ruiz Trevisan, genetista forense, quién recalcó la rigurosidad con la que trabaja el Servicio de Huellas Digitales Genéticas. Andrea Sala, quién redactó uno de los informes sobre el material genético hallado, dijo que las muestras que ellos reciben están codificadas, por lo que desconocen la identidad de lo que analizan. Mariela Caputo fue la encargada de la etapa de extracción de ADN y explicó el proceso químico al que se someten las muestras para informar, luego, los resultados. Eugenia Alechine es especialista en genética forense y también se encargó de explicar el proceso de obtención del ADN.

Javier Romero fue quién sacó las fotos de las muestras apenas llegaron al Servicio y quién informa, en caso de que las halla, irregularidades. La administrativa Natalia Piacentini detalló que, al momento de recibir las muestras en sobre cerrado, firma una planilla para dar conformidad a la cadena de custodia de los elementos. Quién trasladó las muestras desde el Cuerpo Médico hasta el Servicio fue Cristian Rodríguez, quién tampoco notó ninguna irregularidad. Ariel Maquelo era el suboficial de la Policía que lo acompañó en el trayecto entre ambos lugares. Por otra parte, también declaró Susana Medavar, quién realizó la extracción de sangre a Mangeri el sábado 15 de junio.

Junta Médica

Luis Alfredo García es médico patólogo del Cuerpo Médico Forense. Cuando fue preguntado por la aparición de neuronas rojas, consideró que no hay acuerdo sobre cuando aparecen y recalcó que “una célula no puede indicar el intervalo post-mortem”. Luis Horacio Márquez es neumonólogo y fue preguntado por el estado de los pulmones de la víctima. Si bien indicó que no había nada extraño si se tomaba en cuenta el tipo de traumatismo durante la compactación que sufrió, sí destacó la ausencia de sangre dentro del pulmón, que se encontraba desgarrado. “Hay una alta sospecha de que la ruptura se haya producido luego de la muerte”, explicó.