Ayer, el Tribunal Oral Criminal Nº22 condenó a diez años de prisión a Serafín Chambi Mamani por "tentativa de homicidio agravado por el vínculo y ensañamiento", en línea con lo que había solicitado el fiscal Marcelo Martínez Burgos. El agresor, a raíz de un ataque de celos, intentó matar a su pareja prendiéndola fuego adelante del hijo de seis años, en septiembre de 2013. Como consecuencia, la víctima sufrió quemaduras en el 25% de su cuerpo y la amputación de dos dedos de la mano.

El ataque ocurrió en la vivienda que compartían en la villa 1-11-14, en el barrio porteño de Flores. En su declaración, la víctima, quien no estuvo presente en las audiencias, denunció que ya había sufrido otros hechos de violencia.

En sus alegatos, el representante del Ministerio Público Fiscal había destacado que el imputado había reconocido los hechos en la audiencia anterior y tomó en cuenta la declaración de la víctima y testigos, quienes declararon en la tapa de instrucción de la causa.

En ese sentido, consideró el relato de una vecina quien aseguró que ese día vio salir del baño a la joven llorando mientras decía “me golpeó, me golpeó, me quemó”. Otro testigo señaló que la observó con quemaduras en el torso, el pelo chamuscado y con humo que emanaba su cuerpo.

Martínez Burgos también había subrayado la importancia de la declaración en Cámara Gesell del hijo de la mujer agredida, quien reconoció que su padre le pegaba a su mamá.

Durante el alegato, el fiscal había ponderado el acta de secuestro de prendas de la víctima, el acta inicial de la Comisaría N°24 de la Policía Federal, con testimonios de los efectivos y las circunstancias del procedimiento. También, valoró la inspección ocular realizada en la vivienda, los informes médicos del imputado, la historia clínica del imputado y los informes de los médicos que evaluaron las lesiones y las calificaron como gravísimas.

Por su parte, la querella, que había solicitado 15 años de prisión, tomó como prueba el testimonio de la víctima quien aseguró que el hombre la empezó a golpear cuando su hijo tenía un año. Dijo que el agresor era muy celoso, no la dejaba salir a ningún lado y la tenía como prisionera.