23 de abril de 2024
23 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Nicolás Pacheco fue asesinado en enero de 2013
Homicidio del periodista de Racing: el Tribunal dio a conocer los fundamentos de la sentencia
El Tribunal Oral en lo Criminal Nº23 dio a conocer los fundamentos de la condena a 12 años de prisión para los tres acusados del crimen. El fiscal Fabián Céliz había solicitado prisión perpetua por el crimen.

Los jueces María Cecilia Maiza, Carlos Rengel Mirat y Luis María Rizzi comunicaron los fundamentos de la sentencia por el homicidio de Nicolás Pacheco, el periodista de Racing asesinado en enero de 2013. “No se trató de un accidente, como desde un inicio se pretendió hacer creer, sino de una tremenda golpiza”, aseguraron. Hace dos semanas, condenaron a doce años de prisión a los tres acusados por el crimen.

Enrique Armando Rulet (32), Aníbal Domínguez Butler (60) y Juan Carlos Rodriguez (26) fueron condenados por el delito de “homicidio simple”. Tanto la fiscalía, a cargo de Fabián Céliz, como la querella los habían acusado de “homicidio agravado por alevosía” y habían pedido una condena de prisión perpetua.

Para el Tribunal Oral en lo Criminal Nº23, en la madrugada del 24 de enero de 2013 entre las tres y las cinco y media de la mañana, Rulet, Domínguez Butler y Rodríguez atacaron a golpes a Pacheco. En la autopsia, se describen 15 lesiones: las más graves fueron las fractura de cráneo y columna vertebral. Todo esto ocurrió dentro de la sede que Racing tiene en Villa del Parque, en Nogoyá 3045. Luego de la golpiza, los tres hombres arrojaron a Pacheco (ya sin vida), a la pileta de la sede.

Durante su alegato, el fiscal había descartado que el homicidio hubiese sido cometido por desconocidos: “¿Cómo podrían haber entrado ese grupo de personas sin ser vistos por nadie, ni siquiera por los imputados?” En esa misma línea, el Tribunal dijo: “no resiste el menor análisis la versión que pretendieron instalar luego de consumadas las acciones que le produjeron la muerte a Pacheco Gómez”.

En el fallo, los jueces tomaron en cuenta las declaraciones de las dos forenses que intervinieron en el caso: la que llegó a la sede y la encargada de realizar la autopsia. La segunda descartó el accidente y afirmó que por la ubicación y la entidad de la lesiones, “es imposible que provengan de una caída”. También, explicó que fueron producidas por más de una persona, tal como dijo el fiscal.

“Ninguna duda hay de que el nombrado murió como consecuencia de una tremenda y feroz golpiza por parte de más de una persona, y ninguna duda cabe tampoco que los autores de esa golpiza son los aquí acusados”, sostuvo Maiza en su voto, al que adhirieron Rengel Mirat y Rizzi. Para los jueces, la muerte se dio antes de las cinco y media de la mañana y recalcaron que sólo los tres acusados estaban presentes con la víctima a esa hora.

“Ciertamente ellos tres, luego de haberle dado muerte, prepararon y orquestaron una coartada, para lo cual, lógicamente, necesitaron tiempo, y necesitaron instalar la idea de que la muerte de Pacheco se produjo aproximadamente entre las 6:20 y las 6:30 horas”, afirmaron los jueces.

“Ninguna duda hay de que el nombrado murió como consecuencia de una tremenda y feroz golpiza por parte de más de una persona, y ninguna duda cabe tampoco que los autores de esa golpiza son los aquí acusados”, sostuvo Maiza en su voto, al que adhirieron Rengel Mirat y Rizzi.

La versión de los acusados

En el análisis que hizo el Tribunal, tuvieron en cuenta las llamadas al 911 que hicieron Domínguez Butler y Rodríguez a las 06:41 del 24 de enero. Según los acusados, previo a eso pero después de llamar al celular de Pacheco, Rodríguez se subió al techo para ver si la víctima estaba en la pileta; Domínguez Butler también; Rulet fue a pedir ayuda a un integrante de la murga que dormía en el club; rompieron una puerta para ingresar a la pileta; y sacaron del agua a Pacheco, a quién un empleado de la sede intentó reanimar.

Todas esas actividades se dieron supuestamente después de la llamada al celular de su amigo, cuando se percataron de su ausencia. Pero los jueces aclararon que entre ese llamado y el del 911 sólo transcurrieron diez minutos. “Dieron un horario de la muerte en el que es imposible que haya ocurrido; y mienten, porque es imposible que entre las 6:31 (horario real del llamado de Domínguez Butler a su teléfono), y el llamado al 911, de las 6:41, haya sucedido todo lo que dicen que sucedió”, establecieron.

Durante el debate, las defensas cuestionaron la hora de muerte que calculó la profesional que realizó la autopsia. El fiscal había explicado en su exposición que se trataba de una cálculo estimado pero que la médica tomó numerosas variables para determinar que se produjo entre las 00:50 y las 03:00 de la mañana, con un margen de error de dos horas. También, la forense aseguró que Nicolás Pachecó cayó al agua sin vida (ya que no se encontró plancton en su cuerpo) y permaneció allí entre una y dos horas.

En base a este cálculo, los magistrados tomaron el límite horario que más se aproximara a la versión de los acusados. Por eso sostuvieron que la muerte se dio, como tarde, a las 05:30, una hora antes de lo que dijeron. Tal como había resaltado el fiscal Céliz, valoraron el testimonio de la vecina de la sede que escuchó durante la madrugada una pelea entre tres y cuatro hombres seguida de un “ruido de agua”. Esa discusión, según la testigo, fue cuando aún era de noche. “Está claro, y no hace falta prueba en ese sentido, que en esa época del año, a las 5:30 de la mañana, no está oscuro”, marcaron los jueces.

“Los acusados, luego de darle muerte, necesitaron –y lo tuvieron- tiempo suficiente para coordinar sus versiones y acondicionar la escena del crimen, desplegando diversas conductas que “probaran” su coartada, conductas todas que, tal como ha sido demostrado, fueron simuladas y enderezadas sólo a ese fin”, afirmaron.

Los jueces se preguntaron por qué llamaron a “Nico” si los acusados manifestaron que sabían que se había ido a tirar a la pileta: “Obviamente, la versión de los tres acusados resulta absolutamente mentirosa”. Al igual que el fiscal, marcaron el “cambio de vestuario” que hizo Domínguez Butler y que quedó evidenciado en la filmación de una cámara de seguridad y lo relacionaron con la ropa que “plantaron” como si fuera de la víctima y que su hermano no reconoció.

En su alegato, Céliz había recordado un extracto de la declaración de Rodríguez: “después me enteré que supuestamente lo mataron por un fierrazo en la cabeza”. Para el Tribunal, no es posible que no haya visto nada y que sostuviera la hipótesis del accidente si sabía lo del “fierrazo”.

“Enrique pregunta si se van o se quedan y yo le digo que no sabía. Enrique se quería ir de la sede, me dijo vámonos a la mierda loco”, expresó Rodríguez durante la instrucción. “¿Por qué se quería ir de la sede y dejar a su amigo en el fondo de la pileta?”, se había preguntado el fiscal. El Tribunal también lo hizo: “¿Enrique se quería ir?, ¿el amigo del alma se quería ir porque Nicolás había tenido un ‘accidente’?”

Los jueces establecieron que los tres participaron de la golpiza y que su relato es una mentira “casi sin fisuras, ensayada seguramente durante el tiempo en que amanecía y  hasta la llegada del personal de mantenimiento” y que “teatralizaron la sorpresa y el hallazgo”.

Con respecto a los testimonios de las dos peritos y de la vecina, consideraron: “Acá hubo, fuera del mundo futbolero, fuera del mundo barra brava, fuera del “Mundo Racing”, dos o tres testigos –como dijo alguno- asépticos, sin fidelidades ficticias, sin cuestiones de barra, sin Guardias Imperiales, ni Racing Stones, ni 95”. Sobre el resto, marcaron: “muchos de ellos, no sabemos si por temor o –peor- por lo que podríamos llamar una ‘fidelidad a la camiseta’ declararon menos de lo que sabían”.

Homicidio simple

El Tribunal desestimó el agravante por alevosía planteado por la fiscalía porque consideró que no podía establecerse “si lo acecharon, qué cautelas pergeñaron, de qué medios traidores o engañosos se valieron, en que consistió la seguridad y la impunidad que previamente –y no después- procuraron para dar una muerte segura a la víctima”.

Con respecto a los golpes, se preguntaron: “¿Estaba distraído o lo distrajeron? ¿Estaba despierto o dormía o descansaba en su silla con los ojos cerrados? ¿Y la fractura de la columna? ¿Cómo se la produjeron? ¿Estaba Pacheco en el piso, desmayado? ¿O estaba parado? ¿Hubo alguna celada o acecho? Recalcaron que no sabían el verdadero motivo de la muerte pero que comprobaron que Rulet, Domínguez Butler y Rodríguez le dieron “una paliza severa y sin justificación”.

Con respecto a la pena, tuvieron en cuenta como agravante no sólo los golpes sino también el estado de ebriedad de la víctima. Por otra parte, consideraron que Domínguez Butler y Rodríguez no tienen antecedentes mientras que Rulet registra uno del año 2006. En cuanto al primero, tomaron en consideración sus problemas de salud. De Rodríguez puntualizaron: una persona joven, sin adicciones, que carece de un trabajo fijo, albañil ocasional, con una hija de apenas seis meses pero que tiene una contención familiar.

De Rulet indicaron como atenuante su secundaria completa, su empleo fijo (hace fletes y traslado de insumos hospitalarios) y que ejerce como profesor de boxeo en un club barrial  de Lanús; además de que su mujer está embarazada. Por todo esto, es que les fijaron una pena de 12 años de prisión.

Si bien para Maiza y Rengel Mirat, los tres deben estar en libertad hasta que la sentencia esté firme, el juez Rizzi manifestó: “la imposición de una pena de doce años de prisión, de cumplimiento efectivo, aunque recurrible, ha incrementando el riesgo procesal de frustración de los fines del proceso”. Es por ello que, en disidencia, manifestó que debían quedar detenidos, de acuerdo a lo que habían solicitado fiscalía y querella.