25 de abril de 2024
25 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
Menu
El hecho ocurrió en mayo de 2016
Pidieron tres años de prisión para un ex policía acusado de homicidio durante un robo
El fiscal Fernando Fiszer consideró que Horacio Garello actuó bajo “emoción violenta”. Solicitó que se lo inhabilite por diez años de para portar o tener armas y que realice tareas comunitarias por cuatro años.

Ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nº16, el fiscal Fernando Fiszer pidió tres años de prisión en suspenso para un ex policía acusado de matar a un ladrón que le robó un auto en Parque Chacabuco. La Fiscalía consideró que Horacio Garello, de 65 años, actuó bajo “emoción violenta” y pidió que se lo inhabilite para portar o tener armas de fuego por diez años. La defensa, en tanto, pidió su absolución. Los jueces Cristina Bértola, Inés Cantisani y Hugo Decaria anunciaron que el veredicto se conocerá el próximo martes 14 de noviembre.

El 7 de mayo de 2016, cerca de las 8 de la mañana, Garello se encontraba con su auto sobre la calle Pumacahua al 1400 cuando. Según su relato, vio a dos hombres que se le acercaban desde la calle Avelino Díaz. Dijo que ambos estaban armados (lo cual no se constató) y que le exigieron que bajara del auto. Cuando lo hizo, se habría producido un forcejeo primero con uno y luego con el segundo, aunque ya detrás del vehículo.

En ese momento, uno de los hombres se subió al auto y le dijo a su compañero que hiciera lo mismo, probablemente con una amenaza hacia Garello. Arrancaron y hasta ese momento el imputado no había sacado el arma. Desde la vereda, desenfundó su pistola y dio la voz de alto, identificándose como policía.

El fiscal tuvo en cuenta el nivel de “exaltación y angustia” que le produjo el robo al imputado, lo cual consideró que lo hizo ceder parcialmente en ciertos frenos inhibitorios y provocó una disminución en la capacidad de control de su accionar.

Garello disparó entonces desde la vereda y acercándose hacia el centro de la calle ocho veces mientras el auto ya se iba. Siete impactaron en el vehículo: cuatro en el baúl, uno en el techo y dos en la luneta. Uno de esos dos disparos impactó en la espalda de Jonathan Rojas, que estaba en el lugar de acompañante.

El tiro le produjo una hemorragia interna y externa que derivó en su muerte. El Renault modelo Symbol fue encontrado a unas cinco cuadras, dentro del barrio Rivadavia I, con Rojas ya fallecido dentro. Dentro del auto, estaban todas las pertenencias de Garello pero no casquillos que permitieran sostener que se hubiera disparado desde el auto. Esa versión esgrimió el imputado en su indagatoria cuando aseguró que se había defendido de una agresión.

El fiscal hizo hincapié en las declaraciones e informes sobre el auto y el arma y en la reconstrucción del hecho que se hizo la semana pasada en el lugar. Explicó que, por la ubicación de los orificios de entrada en el auto y la forma en que ingresó la bala en el cuerpo, los disparos tuvieron que realizarse desde un lugar más elevado, probablemente desde la vereda. Indicó que uno de los casquillos fue encontrado a pocos metros de esa ubicación.

Según Fiszer, Rojas no estaba ni asomado por la ventanilla como dijo Garello ni sentado mirando hacia adelante sino que se encontraba un poco inclinado con su hombro derecho hacia adelante y con el brazo extendido. Para la Fiscalía, si hubo una situación de peligro a la integridad de Garello fue al momento del robo, que cesó cuando los dos hombres se subieron al auto.

“El que generó la situación de peligro fue el imputado y decidió disparar ocho veces en defensa de su vehículo”, dijo el fiscal.

El representante del MPF consideró que la voz de alto no fue para defender su integridad o su vida sino su auto. “El que generó la situación de peligro fue el imputado y decidió disparar ocho veces en defensa de su vehículo”, puntualizó. “No había motivo para que atacara, no hay disparos a la rueda o para obstaculizar la marcha del auto. Tampoco hubo agresión por parte de los integrantes del vehículo por lo que su vida no corría peligro”, continuó.

A la hora de considerar el delito por el cual iba a acusarlo, sostuvo que se trató de un “homicidio atenuado por haber actuado en emoción violenta y agravado por el uso de arma de fuego”. Tuvo en cuenta el nivel de “exaltación y angustia” que le produjo el robo, lo que lo hizo ceder parcialmente en ciertos frenos inhibitorios y provocó una disminución en la capacidad de control de su accionar. En la instrucción, el fiscal Eduardo Rosende había sostenido que Garello actuó en exceso de la legítima defensa.

Marcó como agravante la cantidad de disparos; el lugar en el que cometió el hecho (con vecinos que estaban dentro de sus casas); y su condición de policía retirado. Por ello, además de los tres años de prisión, pidió que se le fije una inhabilitación por diez años para portar o tener armas. Solicitó que Garello realice tareas comunitarias durante cuatro años en un comedor escolar ubicado en alguno de los barrios de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires y que haga alguno de los cursos que da el Gobierno de la Ciudad en control de la ira y la violencia.