La procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, participó esta mañana del inicio de la actividad de Formación de Promotores y Promotoras Territoriales de Género, junto a los titulares de las direcciones generales de Políticas de Género y Acceso a la Justicia, Romina Pzellinsky y Julián Axat, respectivamente, y a la secretaria de coordinación institucional y titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) Mariela Labozzeta. Durante la apertura de la jornada, la titular del Ministerio Público Fiscal subrayó la necesidad de profundizar el alcance territorial de esta iniciativa, al tiempo que enfatizó la importancia de “desbaratar el patriarcado”: “nadie puede ser agredido por su condición de mujer”. El acto tuvo lugar esta mañana en la sede de la Procuración General de la Nación ubicada en la calle Perón, y contó con la presencia de más de sesenta personas de diferentes lugares del país.

Durante su exposición, Mariela Labozzeta explicó que “el fenómeno de género es un asunto público y el Estado tiene una enorme responsabilidad”. En este sentido, destacó el compromiso del Ministerio Público en materia de violencia de género y manifestó la importancia de contar con una estructura fiscal que  analice la criminalidad de género. La titular de la UFEM enfatizó además la necesidad de continuar articulando políticas de prevención junto a los actores sociales vinculados a la cuestión.

Por su parte, Romina Pzellinsky coincidió en la necesidad de federalizar el alcance del proyecto, cuyo objetivo principal es, según explicó, “incidir en la prevención de la violencia de género en zonas de alta vulnerabilidad social, brindando herramientas teórico – prácticas a referentes sociales y barriales para que puedan acompañar a las mujeres que se encuentran atravesando situaciones de violencia”, contribuyendo a su detección temprana y a la prevención mediante la conformación de una red comunitaria que facilite la articulación entre actores barriales e instituciones estatales.

Finalmente, Julián Axat manifestó la importancia de la promoción de derechos. “Hay que volver a tejer la madeja necesaria para la presencia del Estado en los barrios”, indicó.

La Red Territorial en Género implica consolidar y extender a nivel federal el proyecto de formación de promotores y promotoras territoriales en género, que tuvo su primera experiencia en la villa 31 durante 2015 y 2016, y que actualmente se desarrolla en la villa 21-24 de Barracas. Con la idea de difundirlo a nivel nacional, se organizó durante la jornada de hoy una actividad de “formación de formadores” con representantes de distintas jurisdicciones, quienes serán los encargados de replicar el proyecto en cada una de sus provincias.

La iniciativa tiene como objetivo para este año  llegar a las provincias de Córdoba, Mendoza y Entre Ríos -concepción del uruguay-, como así también a las localidades de Tandil, Mar del Plata, Rosario, San Martin, y a las villas 15 y 1-11-14, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La proyección para 2018 es llegar a capacitar a diez mil personas.

Espacios de formación y prevención

El proyecto de formación de promotoras y promotores territoriales en género surge como iniciativa del Ministerio Público Fiscal ante el incremento de consultas recibidas en las oficinas de ATAJO por situaciones de violencia de género, en particular en el ámbito doméstico, el aumento del número de femicidios y temas asociados. Asimismo, la complejidad de esta problemática atraviesa otros ámbitos de la vida cotidiana como el acceso a una vivienda, al trabajo, la educación y la salud; por ello, la importancia de que el abordaje sea intersectorial, incluyendo a organismos públicos y a las organizaciones sociales.

La actividad de formación consiste en ocho módulos con metodología de educación popular. Las actividades propuestas tienen como eje principal reflexionar acerca de la construcción de género en el marco de sociedades patriarcales y el modo en que se reproducen las relaciones desiguales de poder.  El desafío está en generar espacios de formación e intercambio para incorporar una perspectiva de equidad de género y diversidad en nuestras prácticas cotidianas con el fin de desnaturalizar  la desigualdad, camino para la prevención de vínculos violentos.

Lo que se busca es tener presente que dichas construcciones son dinámicas y por lo tanto, las situaciones de violencia y los posicionamientos subjetivos pueden ser transformados.