23 de abril de 2024
23 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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También, fueron responsabilizados por el secuestro de los padres del niño
La Perla: acusaron a once militares y civiles por la apropiación del nieto de Sonia Torres
El fiscal Trotta expuso ayer sobre la responsabilidad de Menéndez y otros diez militares y civiles de inteligencia en el juicio por los crímenes en "La Perla - Campo La Ribera". Desmenuzó las pruebas del caso del nieto de la presidenta local de Abuelas de Plaza de Mayo.

El fiscal general Carlos Facundo Trotta anticipó ayer que requerirá la condena del jefe del Comando del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, y de otros diez militares y civiles de inteligencia en el emblemático caso del nieto desaparecido de la presidenta de la filial Córdoba de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Sonia Torres, y el secuestro, las torturas y el homicidio de la hija de la dirigente, Silvina Parodi, y del yerno, Daniel Orozco, ambos padres del niño.

En una audiencia que contó con la presencia del gobernador cordobés, Juan Schiaretti, el representante del Ministerio Público continuó con el alegato al que dio comienzo en noviembre pasado en la megacausa que unificó 21 expedientes y que aborda los casos de más de 700 víctimas de la represión ilegal en Córdoba antes y después del golpe de Estado de 1976 y la responsabilidad en ellos de 45 acusados.

Por estos hechos, llegaron a juicio oral como autores mediatos, además de Menéndez, los ex jefes del Grupo de Operaciones Especiales del Destacamento de Inteligencia 141 del Ejército Luis Gustavo Diedrichs y Héctor Pedro Vergés; y como autores directos el jefe de los operativos de secuestro, Jorge Exequiel Acosta; el jefe de la Primera Sección Ejecución y jefe de interrogadores del Grupo de Operaciones Especiales, Guillermo Enrique Barreiro; el integrante de la Sección Actividades Especiales Inteligencia, José Hugo Herrera; el integrante de uno de los grupos operativos, Carlos Alberto Díaz, y los agentes secretos Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone y Emilio Morard.

Todos, salvo Díaz, fueron acusados de la privación ilegal de la libertad, los tormentos y el homicidio de Daniel Orozco y Silvina Parodi, y de la sustracción del hijo de la pareja. A Díaz, se lo acusó del secuestro y de las torturas sufridas por la pareja y del homicidio de Orozco.

Dos días después del golpe

Daniel Orozco, alias Sebastián, y su esposa Silvina Mónica Parodi, alias Cristina, quien estaba embarazada de seis meses, militaban en el PRT. El 26 de marzo de 1976 aproximadamente a las 18:00, fueron secuestrados de su domicilio, una casa en construcción situada en el Barrio Alta Córdoba, por miembros del Grupo de Operaciones Especiales, entre quienes se hallaban -indicó Trotta- los acusados Vergés, Acosta, Lardone y el fallecido Luis Alberto Manzanelli.

El fiscal describió que, una vez secuestrada, la pareja fue conducida a La Perla, donde actuaba el Grupo liderado por Vergéz e integrado también por Díaz, Morard, Barreiro, López, Herrera y Romero, "quienes sometieron a las víctimas a constantes torturas físicas y psíquicas".

Los detalles del secuestro de la pareja, que incluyeron la narración de los golpes recibidos en su casa por las víctimas, fueron brindados por otra mujer secuestrada, sobreviviente, llevada por los represores al operativo.

Al día siguiente a las 6:00, un camión del Ejército "terminó con el saqueo de lo que quedaba". "Se robaron todo lo que encontraron de valor y también una fuerte suma de dinero que las dos familias les habían regalado a Silvina y Daniel para que se compraran o hicieran una casita", señaló el fiscal encargado de la acusación. "Dejaron el mueble de cocina porque estaba empotrado", agregó. En el suelo quedaron una blusa de Parodi y papeles.

Citando a los testigos que declararon en el debate, la Fiscalía señaló que hacia abril de 1976, Orozco fue retirado del centro clandestino, fue asesinado en el predio del III Cuerpo del Ejército y el cuerpo fue desaparecido. En tanto, Parodi dio a luz a su hijo en la Maternidad Provincial y luego fue llevada al Establecimiento Penitenciario de Mujeres "Buen Pastor". También, pasó por la Unidad Penal N°1 de la capital provincial, hecho que se conoce por los testimonios, dado que su ingreso y egreso a la cárcel no fueron registrados.

"Tras nacer la criatura sin dejarse registro alguno al respecto, y producidos por unos días los primeros y únicos contactos maternales entre Silvina Parodi y su hijo, el personal militar le sustrajo el menor no sabiéndose, a la fecha, su destino ni el estado civil ficticio que, en virtud del desapoderamiento con su familia biológica, se le pudo haber atribuido", indicó el fiscal.

Entre fines de junio y principios de julio, Parodi fue retirada de la cárcel e ingresada a La Perla, donde fue asesinada y desaparecida. El único de los acusados a quien no se pudo probar la participación en los hechos es Díaz, quien estuvo de licencia dos meses a partir del 5 de mayo.

Trotta señaló que Menéndez y Dietrichs estuvieron a cargo de "la planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios" para la concreción de la operación y "para asegurar su impunidad".

"Déjenmelo adentro, es mío"

El fiscal Trotta destinó parte del alegato a homenajear a las Abuelas de Plaza de Mayo y, en particular, a la presidenta de la filial Córdoba de esa entidad, Sonia Torres, madre de Parodi y abuela del niño nacido en cautiverio que hoy permanece desaparecido, a quien calificó como "una referente de lucha y búsqueda incansable".

El mismo día del secuestro, Parodi había ido al médico a controlar su embarazo. Un certificado médico fechado el 26 de marzo de 1976 certifica que la mujer, de 20 años de edad, era asistida desde el 10 de diciembre de 1975 "por un embarazo de evolución normal", que la gestación llevaba entonces seis meses y que la fecha probable de parto era "alrededor del 25 de junio de 1976".

El fiscal reconstruyó el paso de la pareja por La Perla en base a los testimonios de sobrevivientes "Silvina estaba angustiada porque le habían hecho presenciar la tortura de su esposo, pero a ella no le habían hecho nada”, citó Trotta a una mujer que compartió el cautiverio con Parodi, y luego aclaró: "Cabe señalar que ese 'a ella no le habían hecho nada' se refiere claramente a la tortura física que deja marcas, ya que no hace falta aclarar la magnitud de la tortura psicológica que implica tener que presenciar los tormentos físicos que se le aplican a otro ser humano y aún más cuando se trata de la persona amada".

El parto ocurrió en la Maternidad Provincial. Una testigo, embarazada a término entonces, reconoció sus ojos en una foto durante el juicio: "Son los ojos de ella, no estaba así sonriente, pero es ella". El fiscal previamente había descrito la fisonomía de Parodi y se detuvo sobre su cuerpo: "Pudo ver que tenía marcas, puntos en los muslos, en el pecho, el estómago, la panza, en todo el cuerpo". En ese contexto, agregó, una de las enfermeras le dijo a la testigo que a la víctima la habían llevado hasta allí desde la cárcel el "Buen Pastor".

La testigo, siguió el fiscal, escuchó luego el parto. "Le decían que pujara y ella decía 'no, no lo quiero tener, es mío, déjenmelo adentro, es mío, no lo voy a ver más' y una mujer que la trataba bien le decía 'te lo vamos a dar, no te lo vamos a sacar'”, siguió el fiscal Trotta en base al testimonio. Del cotejo de las pruebas documentales y testimoniales, el fiscal concluyó que el parto ocurrió el 14 de junio.

La hermana de Parodi, Gisel, quien trabajaba en la Casa Cuna, pudo averiguar con las religiosas del "Buen Pastor" que Silvina había estado detenida allí junto a su hijo varón. Una directiva le dijo a fines de junio o principios de julio que "hacía unos días había sido trasladada al sur junto con otras compañeras detenidas y que su hijito varón, actualmente, no se encontraba en el Buen Pastor". Una de las religiosas luego confirmó ese mismo relato en 1985 ante el Poder Judicial.

Con aquella información, Sonia Torres acudió a una amiga que trabajaba en la Casa Cuna y que a su vez tenía amistad con un médico del "Buen Pastor", a quien le pidió que visitara a su hija. El médico la pudo ver dos veces, le llevó leche maternizada y en ambas oportunidades vio al niño. El propio médico confirmó todo ante el tribunal durante el juicio: "el estado de salud tanto del niño como de Silvina eran buenos", dijo y enfatizó que "el chico estaba en perfecto estado", citó Trotta.

El mismo médico también declaró que días despues pudo ver al bebé en la Casa Cuna, pero no a la madre.

Antes de calificar legalmente los hechos por los que -adelantó- pedirá la condena de los acusados al final del alegato, el fiscal reprodujo el mensaje que Sonia Torres le dejó a su nieto durante su declaración ante el Tribunal: "Cuando conozcas tu identidad, recién vas a vivir en libertad. Anímate a buscarme, anímate a buscarnos, vos sabrás qué hacer con tu futuro, y qué hacer con tu presente. Tienes muchos más años de los que tuvieron tus padres cuando los secuestraron, así que, seguramente, porque llevas en sus genes los valores morales que dignificaron su corta vida, serás un hermoso joven. Yo te espero con los brazos abiertos".