El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°3 de San Martín resultó sorteado para juzgar dos nuevas causas acumuladas que involucran al abogado Carlos Alberto Salvatore como organizador del tráfico de casi una tonelada y media de cocaína a Europa oculta en cargamentos de pulpa de fruta, gran parte de los cuales zarpó desde el puerto de Zárate y llegó a Portugal.

La investigación llegó a esta instancia luego de que el juez federal de esa ciudad, Adrián González Charvay, remitiera las actuaciones tras el requerimiento de elevación a juicio formulado por el fiscal federal subrogante Mariano Rebollo, quien actuó en la causa junto a su colega Fabián Matilla y con la asistencia de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar).

En efecto, la investigación a Salvatore por estos hechos se inició con dos denuncias formuladas por la Procunar en abril y junio de 2015, la segunda junto a la Fiscalía Federal de Campana. Ambas denuncias estuvieron basadas en investigaciones previas que, en los dos casos, culminaron con la condena de dos grupos de personas que fueron en juicios realizados en 2010 y en 2016. La Fiscalía y la Procunar abonaron la hipótesis -validada por el juez federal durante la investigación que desarrolló- de que Salvatore fue el hombre que coordinó y organizó aquellos emprendimientos criminales.

Salvatore fue condenado en 2015 como jefe de una asociación ilícita que contrabandeó una tonelada de cocaína a Europa oculta en contenedores cargados de carbón vegetal.

En el primero de los juicios -un procedimiento abreviado-, fue acreditado que la organización -al menos cuatro hombres y una mujer- alquiló un galpón en la localidad de Lima, partido de Zárate, para almacenar tambores de pulpa de fruta de durazno y membrillo que sirvieran para disimular 235,624 kilogramos de clorhidrato de cocaína, hallados en un procedimiento el 15 de mayo de 2008. Para la empresa ilegal, los involucrados habían constituido la firma “Udawyn S.A.” en nuestro país y se sospecha que una socidad de nombre “Zahori Agricola S.L." recibía los productos en territorio español.

Durante un juicio oral celebrado el año pasado, también en los tribunales federales de San Martín, se probó que otro grupo integrado por al menos cinco hombres contrabandeó a Portugal 1235 kilos de clorhidrato de cocaína de alta pureza desde una fecha no determinada y hasta el 14 de diciembre de 2012. Ese día fue descubierto en el puerto de Alcántara, Lisboa, el cargamento del estupefaciente oculto en pulpa de pera, consolidado en un contenedor que había zarpado del puerto de Zárate el 9 de noviembre de aquel año. El despacho desde la Argentina había sido realizado a través de la firma exportadora "LT.D.I. S.A." y había sido adquirido en Portugal por "Belfer Tex S.L.", cuyo responsable era Carlos Alberto Mulé, quien fue condenado en Argentina a nueve años de prisión por la maniobra.

Organizador y financiador

En el requerimiento de elevación a juicio, en consonancia con las pruebas reunidas durante la pesquisa, la Fiscalía acusó a Salvatore por los hechos de 2008 en calidad de autor del delito de organización y financiación del tráfico de estupefacientes, en su modalidad de tenencia con fines de comercialización agravado por la intervención de tres o más personas, y en los de 2012 por la misma calificación pero en la modalidad de contrabando de exportación de estupefacientes.

Para acreditar la vinculación de Salvatore con los hechos, la Fiscalía y la Procunar analizaron los antecedentes del abogado, que cuenta con una condena a 21 años de prisión dictada en septiembre de 2015 por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Resistencia. Ese tribunal consideró acreditado que el imputado fue el jefe de una asociación ilícita que contrabandeó una tonelada de cocaína enviada a Portugal oculta en tres cargamentos de carbón vegetal.

Salvatore además fue procesado en octubre pasado por la justicia federal de Lomas de Zamora por el envío de una tonelada de cocaína a España, también oculta entre carbón vegetal. En todos esos procesos la Procunar asistió a los fiscales federales y articuló el trabajo de las fiscalías.

Los casos que se le imputan a Salvatore tienen un denominador común con "Carbón Blanco": el uso de pantallas comerciales lícitas, como la exportación de pulpa de fruta, para el contrabando de cocaína.

La vinculación de Salvatore con las dos organizaciones cuyos miembros fueron condenados surgen principalmente de las conversaciones telefónicas y correos electrónicos mantenidos con sus integrantes y del cotejo de lo conversado con otros elementos, como informes migratorios o la acreditación judicial de que el abogado imputado se hacía llamar "Bianchi". En el estudio jurídico de Salvatore también se hallaron constancias de que este sostuvo económicamente a la familia de Héctor Daniel Schain De La Lastra Barroso, uno de los condenados por los hechos de 2008, al igual que lo hizo con las familias de otras personas detenidas por hechos similares en Europa y en la Argentina. Algunas de ellas al momento de ser detenidas portaban entre sus pertenencias la tarjeta del abogado, quien a la postre resultó su asesor jurídico en esas causas. "Ello en realidad nos hace considerar que esta manutención no presentaba otro fin más que el de tener contenidos a las personas que eran reclutadas por Salvatore para su empresa criminal, y así asegurar que no lo vincularan al abogado con las pesquisas", concluyó al respecto el fiscal Rebollo en el requerimiento de elevación a juicio.

"A partir de las distintas intervenciones judiciales en las que ha participado el Ministerio Público Fiscal ha quedado demostrado un patrón común y reiterado de conductas delictivas con las mismas características y 'modus operandi' que indican que Salvatore dirigía a actores circunstanciales a los que involucraba en su empresa criminal; ese accionar se pudo comprobar al menos desde el año 2005 hasta el año 2012, en razón de las pruebas contundentes que al respecto se han obtenido en la actualidad", añadió.

En ese sentido, el fiscal señaló que "Salvatore emerge como la persona que dirigió y financió la organización criminal de clara estructura piramidal, la que debe ser investigada desde la óptica del crimen organizado, colocando los esfuerzos investigativos en establecer la figura que se encuentra en los más alto de dicha estructura, donde radica el motor ideológico y operativo".