El Tribunal Oral en lo Criminal Nº13 condenó a tres años de prisión efectiva a un hombre que amenazó a una enfermera dentro de un centro de salud, en agosto de 2014. Juan Manuel Fuertes Mamani se había negado a declarar durante la etapa de instrucción pero aceptó su responsabilidad en los hechos en un acuerdo firmado con el fiscal Julio Castro. Fuentes Mamani, detenido en el Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue condenado por el delito de “amenazas coactivas agravadas por el uso de arma de fuego” y también declarado reincidente.
El 8 de agosto de 2014, el ahora condenado fue atendido cerca de las 14 en el Centro de Salud Nº32 “General San Martín”, ubicado en Nueva Pompeya, por una herida en su cabeza. Se le realizaron las primeras curaciones, ya que sangraba mucho, y la enfermera le informó que debía trasladarse al Hospital Penna para una correcta atención porque debían suturarlo. Fuentes Mamani le respondió agresivamente que sólo quería “que le pusieran algo en la herida”, por lo que la damnificada pidió ayuda a una médica del establecimiento, quién volvió a reiterar que debía dirigirse al hospital.
El hombre se retiró. Media hora más tarde, regresó y exigió ser atendido nuevamente. La enfermera se le acercó y, al ver que no sangraba, le dijo que esperara su turno pues su condición no ameritaba “una intervención urgente”. En ese momento, Fuentes Mamani comenzó a agredirla y le exhibió un arma de fuego mientras le gritaba: “¿Me vas a atender, la concha de tu madre? Atendeme. Ah, ¿no salís? Voy a esperar que salgas y te mato”.
Para los jueces Adolfo Calvete, Enrique Gamboa y Diego Leif Guardia, el testimonio de la mujer fue claro y coincidió con las declaraciones que realizaron la jefa médica del centro, el personal de seguridad y la empleada de limpieza. Está última aseguró que “Juan Manuel” concurría asiduamente al lugar, que lo escuchó ofuscado aquel día y que luego comenzó con las amenazas e insultos mientras sostenía su arma.
El Tribunal consideró que las amenazas realizadas amedrentaron a la enfermera, “anunciándole un mal grave y futuro, y determinando de tal modo su conducta”. Establecieron que las amenazas de Fuertes Mamani, “no buscaron ya sólo el amedrentamiento o atemorización de la nombrada, sino que persiguieron obligarla a una conducta determinada, como ser, en este caso, ser atendido en los términos por él escogidos”.
Sostuvieron, además, que las frases intimidantes “tomaron mayor entidad” por ser acompañadas por la exhibición de un arma de fuego. “Esto demostró una seriedad mayor en sus demandas y en la decisión de hacer efectivo lo que anunciaba”, recalcaron y concluyeron que el empleo de un arma demuestra un “mayor peligro” para la persona amenazada.