Ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 16, siete personas son juzgadas por el delito de extorsión (algunos en grado de “tentativa”), que prevé penas de entre cinco y diez años de prisión. Los jueces escucharon más de 30 testimonios y mañana será el turno de los testigos solicitados por la defensa de uno de los acusados. Nueve víctimas declararon ante el Tribunal pero antes solicitaron que los imputados no estuvieran presentes durante su declaración. La mayoría de ellos manifestaron estar aún angustiados por lo vivido hace más de un año, cambiaron sus teléfonos de línea y sus rutinas.
La maniobra era en todos los casos muy similar: llamaban de madrugada, preferentemente los fines de semana, y extorsionaban a sus víctimas exigiéndoles joyas y dinero, en algunos casos hasta 50 mil dólares, a cambio de liberar a los allegados que estaban supuestamente secuestrados. La actuación era clave: mientras un miembro de la banda hacía de negociador, otro “actuaba” como si estuviera cautivo y lloraba pidiéndole a la víctima que le entregara a los captores lo que pedían.
“En ningún momento permitieron que la comunicación se cortara, nos amenazan e insultaban mientras pedían dinero”, dijo uno de los damnificados. Explicó que le dieron instrucciones de donde dejar el dinero que debía entregar y que luego, una vez entregado, le dijeron a su esposa que había sido “una estafa”.
Otra de las víctimas recordó que, durante toda la conversación escuchó llantos y lamentos, cómo si estuvieran “torturando” a su allegado. “Fue espantoso”, resumió. Según la instrucción realizada por la fiscal Susana Calleja, los roles en la banda estaban bien definidos. Generalmente, una mujer cumplía el rol de “llorona”y aparentaba ser la secuestrada. El “falso captor” (que negociaba con las víctimas) y el “recogedor”, quien retiraba el botín conseguido, completaban el panorama.
División Antisecuestros
En el marco de la investigación, originada por la denuncia de una de las víctimas, se le dio intervención a la llamada en aquel momento División Antisecuestros de la Policía Federal Argentina, que realizó las escuchas a los teléfonos de los acusados y que participó de los allanamientos en los que se detuvo a los siete acusados. Estos procedimientos se realizaron simultáneamente el 12 de mayo de 2014 en los barrios de Villa Devoto, Flores, Villa Lugano y Caballito.
Según el relato de los efectivos, la casa de Villa Devoto tenía un circuito de filmación externo. Los policías que participaron del allanamiento recordaron que en el living había un televisor desde donde se monitoreaba lo que sucedía fuera de la casa. Allí, se secuestraron alhajas, teléfonos y varias llaves de autos. En los procedimientos realizados en Villa Lugano y Flores se hallaron autos, joyas y dinero en efectivo.