03 de diciembre de 2023
03 de diciembre de 2023 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Un policía federal fue atacado y baleado este domingo
La Plata: investigan el ataque al custodio de un testigo protegido en una causa de lesa humanidad
El fiscal de instrucción Matías Di Lello pidió medidas de prueba. Analizarán cámaras de seguridad y tomarán declaraciones testimoniales. El fiscal coordinador de distrito Marcelo Molina y la Unidad Fiscal de crímenes de lesa humanidad están pendientes del caso, aunque por ahora no hay elementos para vincular el ataque con las razones por las cuales se dio protección al testigo.

El juez federal subrogante de La Plata Jorge Di Lorenzo requirió filmaciones de cámaras de seguridad municipales ubicadas en proximidades de la casa de un testigo protegido, luego del ataque que sufrió su custodio de la Policía Federal, herido de bala en el brazo izquierdo durante la madrugada del domingo pasado en la localidad de José Hernández, en el noroeste del Gran La Plata. La orden viene a complementar la recolección de rastros sobre el lugar y el relevamiento de testimonios de vecinos, ya realizados.

El pedido de los registros fílmicos es parte de las medidas de prueba requeridas por el fiscal subrogante a cargo de la Fiscalía Federal N°3 de la capital bonaerense, Matías Di Lello, quien individualizó las cámaras que podrían tener información útil para la pesquisa y además pidió que se convoque a declarar al jefe de la Delegación Local de la Policía Federal y a los policías bonaerenses que llegaron al lugar tras la denuncia de los hechos. La citación del jefe local de la PFA es para que explique si existían antecedentes que permitieran contemplar que sucediera lo que ocurrió y solicitarle su visión de los hechos como jefe de la fuerza que tenía a cargo la custodia.

El fiscal Di Lello trabaja en la causa desde que el lunes temprano se conocieron los hechos públicamente. En efecto, a pedido del fiscal coordinador del distrito Conurbano Sur, Marcelo Molina, Di Lello participó personalmente de las declaraciones testimoniales del testigo protegido y del custodio de la Policía Federal.

Molina, además, es coordinardor de la Unidad Fiscal Federal que interviene en crímenes de lesa humanidad en la jurisdicción de La Plata. Los fiscales de esa Unidad -integrada también por el fiscal general Hernán Schapiro y por el ad hoc Juan Martín Nogueira- y el fiscal del caso, Di Lello, concentran los esfuezos por desentrañar si lo que ocurrió con el custodio de la Policía Federal tiene relación con crímenes de lesa humanidad, dado que el testigo que estaba cuidando tenía protección de esa fuerza en el marco de una causa por ese tipo de delitos. Hasta ahora, los fiscales no tienen elementos para confirmar esa hipótesis y pidieron transmitir tranquilidad.

"Quedate quieto, perdiste"

El custodio de la Policía Federal baleado es cabo y tiene 30 años. Hace 11, se desempeña en la fuerza y antes ya había custodiado a otros testigos en causas por crímenes de lesa humanidad. Declaró que en la madrugada del domingo, pasada las cuatro de la mañana, se encontraba solo dentro del Renault 21 con vidrios polarizados asignado a la custodia del testigo, quien se encontraba dentro de su domicilio.

En un momento, dijo, aparecieron dos automóviles, un Fiat Sienna modelo viejo y un Chevrolet Corsa, línea nueva, de los cuales bajaron entre seis y siete hombres, uno de ellos portando una Itaka o escopeta, que enfilaron hacia la casa del testigo protegido pero pasaron de largo y no se detuvieron.

El custodio de la Policía Federal declaró ante el juez Di Lorenzo y el fiscal Di Lello que, entonces, sacó su arma reglamentaria y bajó del vehículo para poder ver mejor lo que estaba ocurriendo. Dijo que creyó que no lo habían visto dentro del auto, pero cuando piso la calle una voz le advirtió: "Quedate quieto, perdiste". Y desde atrás lo apuntaron y le quitaron su arma.

Inmediatamente, los seis o siete hombres fueron por él. El que llevaba la Itaka o escopeta, dijo el policía, daba las órdenes. Dispuso que cruzaran hacia un descampado, que estaba oscuro, y encabezó la paliza que le dieron entre todos en ese lugar.

El policía dijo en su declaración que pudo ver que los otros hombres del grupo estaban armados con revólveres. "A este cocinalo", escuchó que decían. Lo hicieron arrodillar y lo dejaron a solas con un hombre al que describió corpulento, a quien le temblaba la mano mientras le apuntaba su propia arma contra la cabeza. Pese a que no lo podía ver, el policía manifestó que se dio cuenta del nerviosismo de quien lo sometía porque sentía el temblor del caño apoyado sobre el pelo.

Siempre según su declaración judicial, en esa situación, "jugado", tal su propia definición, el policía se dio vuelta, tomó el caño para intentar desviar el disparo y se trabó en lucha con su atacante más corpulento que él. En ese contexto el arma se disparó y la bala le atravesó el brazo izquierdo, entre el codo y el hombro, sin tocar el hueso.

El cabo de la PFA dijo que cayó al suelo con su atacante y que ambos perdieron de vista el arma. El hombre corpulento intentó buscarla, pero al no hallarla se retiró del lugar. Los otros hombres se volvieron y empezaron a dispararle. El policía, en tanto, encontró el arma y empezó a defenderse a tiros, tras lo cual todos los hombres se fugaron sin dejar rastros.

El cabo de la Policía Federal dijo que entonces fue a la casa del testigo, quien ya se encontraba levantado por el ruido de los disparos. Desde allí, el policía llamó a su padre, agente de la Policía bonaerense, y luego a sus superiores de la Policía Federal.