10 de octubre de 2024
10 de octubre de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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El auto fue interceptado en un puesto de control vehicular
Paraná: declararon diez testigos en la causa contra el hombre acusado de transportar 230 kilos de marihuana
En esta segunda audiencia, se presentaron los testigos y oficiales que habían participado del procedimiento en el que se incautó la droga. Además, declaró un gendarme que trabaja en Corrientes y señaló que el imputado, antes de ser detenido, actuaba como informante suyo. Su declaración estuvo marcada por diversas contradicciones que fueron alertadas por el fiscal.

Esta mañana, en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Paraná, se llevó a cabo una nueva jornada del juicio que se sigue contra un hombre que transportaba cerca de 230 kilos de marihuana en el baúl de un automóvil. El primero en declarar fue un “changarín” que en ese momento se encontraba trabajando cerca del control de Paso Telégrafo, en el que estaba ubicado la policía de Entre Ríos. El testigo civil había participado de la requisa del Volkswagen Voyage que conducía el imputado.

Ante las preguntas del fiscal General José Ignacio Candioti, el hombre relató lo que recordaba del procedimiento. Entre otras cosas, señaló que la droga estaba en el baúl del auto, dentro de bolsas de consorcio negras. Una vez abiertas, los policías pasaron a acomodar los panes en el suelo para numerarlos y luego comprobar de qué sustancia se trataba. El testigo recordó que en el momento de hacer el reactivo, el oficial de toxicología le indicó que si el análisis daba color rojizo, quería decir que estaban en presencia de marihuana. Y que eso fue lo que sucedió. Luego, comentó que se había secuestrado un pendrive, dinero y un celular. Por su parte, el abogado del imputado le preguntó si su defendido había estado presente en el procedimiento, a lo que el hombre respondió que sí.

Terminada esta declaración, fue el turno de los policías que participaron del procedimiento. En primer lugar, declaró el oficial Luis Lencina Godoy, quien la noche del 8 de agosto de 2012 se encontraba a cargo del puesto de control de Paso Telégrafo, en la ruta nacional N°12. Relató que cerca de la una de la madrugada del 9 vieron ingresar a dos automóviles que provenían de Corrientes. Se trataba del Chevrolet Corsa blanco, conducido por un tal Coria, y del Voyage del acusado. Remarcó que Coria, al principio colaboró con el pedido del oficial: brindó la documentación, dijo hacia dónde iba y se mostró prudente en el trato. Sin embargo, eso se modificó cuando le exigieron que presentara los elementos de seguridad del vehículo. Primero, indicó que estaban en el baúl, y ante el pedido de los oficiales para que lo abriera, informó que “estaba deteriorado y no se podía abrir”. Entonces, le pidieron que descendiera del Corsa y tratara de abrir el baúl. Coria bajó, fue hasta la parte trasera, pero insistió con la imposibilidad de abrirlo. Mientras los oficiales aguardaban cerca del baúl, Coria dijo que iba a buscar las llaves para ver si lo podía abrir. Fue entonces cuando encendió el motor y huyó del lugar. Tras esto, Lencina comentó que le pidió a uno de los policías que se quedara custodiando al imputado y luego fue con otro oficial en un móvil en busca del Chevrolet.

Recién lo encontrarían a diez kilómetros de Paso Telégrafo, sobre la banquina, con las puertas abiertas y bolsas de residuo desparramadas por el piso y en el asiento trasero. Fue entonces cuando dieron aviso a la justicia.

Tanto Lencina como los siguientes testigos indicaron que el primer auto que se requisó fue el Corsa Blanco. Relataron cómo se realizó el procedimiento, la manera en que el perro detectó la presencia de estupefacientes, su posterior enumeración y el análisis reactivo que dio positivo a marihuana. Luego, indicaron que al regresar hacia donde se encontraba el imputado, procedieron de la misma manera con el Voyage. Todos coincidieron en que el acusado había presenciado todo el procedimiento y también se le había leído el acta de lo sucedido. Algunos, además, remarcaron que estaba nervioso, pero sin decir ni hacer nada que entorpeciera el trabajo de los oficiales.

También hubo coincidencias en señalar que la droga incautada en los dos vehículos pertenecía a la misma operación de narcotráfico, ya que estaba guardada y asegurada de la misma manera tanto en el Corsa como en el Voyage. De todas maneras, el imputado está siendo juzgado sólo por la marihuana que se encontraba en el vehículo que conducía.

El informante del gendarme

La última persona en declarar fue el agente de Gendarmería Nacional Roberto Ortiz. Inició su testimonio indicando que el imputado se desempeñaba como su “informante” cuando él trabajaba en el área de investigaciones de la fuerza de seguridad en la ciudad de Corrientes. Relató además que gracias a la información que le había proporcionado, en tres ocasiones pudieron realizar procedimientos exitosos en los que se secuestraron importantes cantidades de estupefacientes. Incluso en uno de ellos, dijo, se había logrado arrestar a una persona.

Sin embargo, a partir de ese momento, comenzaron las contradicciones en el relato, y el fiscal general Candioti fue el primer en advertirlas. Dijo que el imputado actuaba en la organización como “infiltrado”, aunque después señaló que no era parte, sino que conocía de sus movimientos por su trabajo: chofer de remís. Fue ese oficio, dijo el gendarme, el que le permitió tener llegada a la banda de la que formaba parte Coria, el conductor que huyó el día de la detención del acusado.

Respecto a Coria, Ortiz comentó que no lo conocía, pero que escuchaba hablar de él y por eso lo perseguía. Pertenecía a la misma banda a la que le habían incautado en tres oportunidades gran cantidad de marihuana, dijo. Sin embargo, ante la pregunta del representante del Ministerio Público Fiscal, no pudo precisar con claridad cómo era que el imputado tenía tanto conocimiento de las operaciones de la organización sin pertenecer a ella y siendo tan sólo un remisero.

Luego contó que era parte del accionar de la banda trasladar la droga en autos robados. Sobre este punto, Candioti le preguntó si sabía de la operación por la que terminó detenido su informante, a lo que contestó que no estaba al tanto, pero que sí le había dicho que iba a haber un cambio de autos, porque el Voyage verde, en el que fue atrapado el imputado, estaba “marcado” por las fuerzas de seguridad.

Más adelante, la defensa le preguntó por qué creía que el acusado ofrecía información. El gendarme respondió que lo hacía porque “quería ayudar a que el narcotráfico terminara”. Sin embargo, luego aclaró que por cada dato que transmitía, el imputado recibía tres mil pesos.

El punto más contradictorio se dio sobre el final de su declaración. Después de vacilar durante unos instantes ante una pregunta del fiscal general, comenzó a relatar que el imputado era compañero del “cordobés”, como le decían a Coria por ser oriundo de esa provincia. Ante el alerta de Candioti para que explicara esa relación entre el imputado y Coria, Ortiz rectificó sus dichos y dijo que el compañero de Coria no era su informante, sino que se trataba de un tal Sergio Ponce, que mientras él estuvo en el área de investigación se encontraba detenido. Por esto agregó que su impresión era que el imputado no tenía vínculos con la banda de Coria. Sin embargo, a continuación, el juez Roberto López Arango le remarcó que en su declaración en la etapa de instrucción había dicho que “no conocía ni había oído hablar jamás de Coria”. Ortiz, entonces, lo único que atinó a decir fue que podía haberse “equivocado” en instrucción respecto de lo que había dicho sobre el hombre que en la actualidad se encuentra a disposición del juzgado federal de Paraná en una investigación llevada adelante por el fiscal federal Mario Silva.

Al terminar la declaración del gendarme, la jueza que preside el proceso, Lilia Carnero, acordó continuar con el juicio mañana. Esta jornada, la última, comenzará con la declaración indagatoria del acusado, que confirmó que la realizará en los mismo términos que la prestó en instrucción, es decir, bajo la figura del “arrepentido”, contemplada en la ley de drogas. Luego de esto, tanto la defensa como el fiscal general Candioti darán su alegato, para que, finalmente, los jueces estén en condiciones de dictar sentencia.