Silvana Russi, a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 41, solicitó la semana pasada que se eleve a juicio oral una causa por el abuso sexual a una menor de edad, desde 2004 o 2005, cuando la víctima tenía sólo cuatro años, y se habrían extendido hasta 2012. Ahora, es el juez de instrucción Guillermo Rongo quién deberá remitir el escrito a la defensa del acusado y luego definir la situación procesal.
Los delitos imputados al acusado son los de “abuso sexual cometido contra un menor de 13 años de edad configurado mediante sometimiento sexual gravemente ultrajante agravado por haber sido cometido por una persona conviviente con la víctima, en concurso ideal con promoción de la corrupción de menor de 13 años agravado por haber mediado amenazas y por ser el autor persona conviviente con la damnificada”. La pena estipulada por el Código Penal llega hasta los 20 años de cárcel.
La causa
En un escrito de 30 páginas, Russi hizo hincapié en el testimonio que dio la víctima, tanto en Cámara Gesell como ante psicólogos y psiquiatras. Explicó que en la mayoría de los delitos de índole sexual es poco usual la prueba directa pero que, en este caso, “se han logrado colectar numerosos elementos de cargo que guardan una coherencia y una contundencia tal que importan el avance del proceso”. La denuncia fue realizada por la madre de la niña en la comisaría 52 de Villa Lugano, en mayo de este año.
El acusado tiene 29 años y es el hijo de la ex pareja de la madre. Ambas familias convivieron desde principios de 2004 hasta 2012, con algunos intervalos. Cuando la mujer les comunicó a sus hijos que, por inconvenientes económicos, debían volver a la villa 20, la niña le confesó a su hermano lo que le había sucedido. Según el relato, el acusado primero le exhibió videos pornográficos, cuando tenía apenas cuatro años. La representante del Ministerio Público estableció que, luego de ello, los abusos fueron incrementándose “mediante el uso de violencia contra la niña, tanto física como psicológica, materializada incluso a través de amenazas concretas dirigidas contra ella y su familia”.
La fiscal destacó que la narración de la niña “no presentó contradicciones internas” y que su credibilidad fue avalada por los profesionales que la entrevistaron, “descartándose signos de influencia por parte de terceras personas”. En su indagatoria, el acusado, además de negar los hechos, acusó a la familia y a la nena de “estar inventando” y “querer conseguir plata”. Para Russi, las conductas desplegadas por el hombre constituyeron conductas “trascendentes, denigrantes y humillantes para la menor de edad”.