El miércoles 26 de noviembre los integrantes del Programa ATAJO de Mar del Plata recorrieron los barrios más deprimidos de la ciudad balnearia, buscando determinar el lugar dónde se asentará la oficina del Programa ATAJO.
Con ese objetivo, el equipo del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia, conformado por Lucía Muraca y Pablo Carignano, y coordinado por el abogado Juan Pablo Gelemur, realizó un primer acercamiento al barrio Las Heras debido a su particular situación: alta densidad habitacional, alto nivel de vulneración de derechos y de violencia y ausencia de los organismos del Estado.
La jornada fue compartida con la Hermana Marta, importante referente comunitario y actor fundamental de la vida social del barrio. El espacio donde la Hermana de la congregación católica desarrolla su labor, el Comedor Las Heras, cuenta con varios sectores diferenciados funcionalmente, lo que genera una gran riqueza en la dinámica de trabajo.
Bajo la sombra de los grandes árboles del parque se encontraban jugando los niños y niñas junto a dos de sus maestras. Cercano al parque, el grupo completaba su jornada en un pequeño Sum. La recorrida incluyó el gimnasio del Comedor y un terreno en donde se construirá la huerta.
En ese proyecto alimentario trabajaba Adrián, un entusiasta vecino de Las Heras, junto a un grupo de niños que preparaban la tierra para poder plantar variados alimentos.
También fue visitada la Panadería, que produce pan, facturas y pan dulce, y constituye una importante fuente de ingresos. Uno de esos panes navideños fue obsequiado al Papa Francisco por el intendente de Mar del Plata, durante la reciente visita del jefe comunal al Vaticano.
Hacia el mediodía, los niños compartieron el almuerzo de supremas con puré, mientras dos integrantes de la Orquesta Infanto Juvenil de la Municipalidad ejecutaban algunas piezas musicales en violín y violoncelo, instrumentos cuya ejecución es enseñada por ambos adolescentes en clases que se dictan los días miércoles.
Según pudieron comprobar los miembros del equipo ATAJO, el Comedor de Las Heras es un espacio de gran contención para niños, niñas y adolescentes. Si bien el espacio constituye un clima propicio y alegre para los jóvenes, la realidad con la que conviven día tras día tiene sus tonalidades grises. Conflictos entre vecinos, adicciones, prostitución, muertes, violencia de género, desprotección de menores, falta de infraestructura, ausencia de espacios públicos, problemáticas de vivienda, aumentados exponencialmente por la ausencia de las instituciones estatales encargadas de aliviar tales situaciones.
En Chapadmalal
Al día siguiente, el equipo ATAJO realizó un encuentro de intercambio y reflexión junto niños, niñas y adolescentes de un grupo de Líderes Deportivos de la villa 31 de Buenos Aires, en el complejo turístico de Chapadmalal. El encuentro había sido convenido con Juan Manuel Scalece, coordinador del grupo.
Los jóvenes habían obtenido el campeonato de Torneo de Fútbol recreativo "Mugica 2014", que organiza desde hace tres años el Programa Líderes Deportivos Comunitarios, dependiente de la Secretaría de Deportes de la Nación. La visita al complejo era un premio por el logro deportivo, y consistía en una semana de alojamiento en el hotel estatal ubicado frente a la playa.
La actividad formativa y recreativa arrancó cerca de las 17 y consistió en dos charlas. La primera, sobre derechos de los niños y niñas, junto a los más chicos; y la segunda, sobre el concepto de violencia, dirigida a los adolescentes del grupo.
Las consignas fueron variadas: caminar, correr, trotar y cada tanto frenar cuando el profesor Juan Manuel lo indicaba. Los niños y adolescentes debían reunirse en grupos de distinta cantidad de integrantes según la consigna. Este procedimiento se repitió varias veces hasta lograr un clima amistoso. Luego, la consigna varió. Al disponerse en pequeños grupos, se armaba una ronda y uno de los integrantes pasaba al centro. Cerraba los ojos y manteniendo sus pies fijos se dejaba caer hacia los costados confiando en que cada uno de sus compañeros lo sostendría. De a poco se fue logrando una conciencia colectiva respecto de la necesidad de cuidarse mutuamente.
Terminado el juego, el total de los chicos fue separado en dos grupos. Mientras los más chicos salieron al gran parque a jugar una búsqueda del tesoro, los más grandes trabajaron el concepto de "violencia" y compartieron las experiencias individuales relativas a esa situación.
La idea no fue arribar a una definición cerrada del concepto, sino dejarlo abierto. Mientras algunos adolescentes escribían historias, otro escribió un poema citando al poeta Camilo Blajaquis, al tiempo que algunos dibujaban. La concentración fue asombrosa.
Tras la producción, sus resultados fueron expuestos al conjunto del grupo. Así, los jóvenes pasaban al frente a compartir con sus compañeros el resultado de su reflexión.
Antes de finalizar la actividad, los funcionarios del Programa ATAJO explicaron ante los jóvenes los alcances del Programa, que algunos conocían debido a que existe en el Centro Integrador Comunitario de la villa 31 una Agencia Territorial de Acceso a la Justicia, dependiente del MPF. Los adolescentes terminaron la actividad con una nueva información, que podrá resultarles importante: ante cualquier necesidad que pudieran tener en sus casas, con sus familiares o amigos, en su vida personal o comunitaria, los jóvenes ahora saben que tienen cerca de sus casas una repartición estatal, a cargo de funcionarios de la Justicia nacional, donde canalizar inquietudes, encontrar soluciones y realizar denuncias.