En primer lugar, será el turno de los abogados que representan a la familia de las dos víctimas del hecho, Jacobo Ramos y Viviana Beatriz Álvarez. Luego, el fiscal Oscar Ciruzzi hará lo propio. El viernes, luego de la exposición de la defensa, el acusado tendrá derecho a decir sus últimas palabras y se conocerá el veredicto.
Lucas Trasancos está imputado por la muerte de Ramos y Álvarez, ocurridas el 15 de septiembre de 2013, cuando circulaba a gran velocidad a bordo de un auto Audi TT por la avenida Rivadavia. Luego de pasar un semáforo en rojo, impactó de lleno contra la moto donde viajaban los dos jóvenes. Ambos murieron minutos después del choque.
El imputado continuó su recorrido dos cuadras más, abandonó el vehículo y seis horas después, se presentó en la Comisaría 40 de la Policía Federal.
En la jornada de ayer, declaró el último de los testigos: el perito en Accidentología Vial de la División Ingeniería Vial Forense de la Policía Federal Juan Carlos Godoy. Ante los jueces Gustavo Valle, Gabriel Vega y Gustavo Rofrano, ratificó el informe que realizó durante la instrucción y expresó: “El Audi notoriamente superaba la velocidad máxima de 60 kilómetros por hora”.
Después, el imputado solicitó ampliar su declaración indagatoria. Relató que aquel día un amigo que tenía una concesionaria le prestó el auto luego de su insistencia. Dijo que “quería hacerse el lindo, el canchero” y que, después de dar “unas vueltas” la noche del sábado, llevó hasta Flores a una chica. Según lo que explicó, estuvo detenido dentro de la estación de servicio ubicada a una cuadra y media del lugar de los hechos. Luego de que esa acompañante se bajara del auto, Transacos dijo que tomó Rivadavia. “No me fijé como estaban los semáforos cuando crucé, sólo vi que no pasaran autos”, recordó y agregó que, por lo tanto, “no podía ir a la velocidad que se dice que iba”.
“Iría a unos 75, 85 kilómetros por hora”, esbozó Trasancos y reiteró: “No advierto el semáforo en rojo, ese fue mi error”. Dijo que sólo sintió el impacto pero que no identificó “contra qué cosa había chocado” y que no vio las luces que hizo la moto antes de cruzar la avenida: “Cuenca es una calle muy cerrada, es imposible verlas”. También, sostuvo que atinó a seguir y no frenar porque no sabía que había personas heridas: “Estaba pensando en el auto, en como lo iba a reponer. Si hubiera sabido de dos personas muertas, no hubiera pensado en el Audi”.