Los jueces Inés Cantisani, Gustavo González Ferrari y Hugo Decaría condenaron a 22 años de prisión a un hombre que abusó sexualmente de su hija en reiteradas oportunidades. Además, José Oscar Feréz fue hallado culpable de abusar de dos amigas de su hija y de tomar fotos y realizar videos pornográficos relacionados con menores de edad. El fiscal Fernando Fiszer había solicitado durante su alegato 25 años de prisión.
El Tribunal Oral en lo Criminal Nº16 consideró que Feréz, en relación a su hija, es responsable por los delitos de “abuso sexual; abuso sexual agravado por haber sido cometido con acceso carnal, reiterado en cuatro oportunidades; abuso sexual agravado por resultar gravemente ultrajante para la víctima; todos ellos agravados por haber sido cometidos por el progenitor de la víctima”. También fue condenado por los delitos de “abuso sexual reiterado en dos oportunidades agravado por haber sido cometido por el encargado de la guarda de la víctima; abuso sexual agravado por haber sido cometido por el encargado de la guarda de la víctima; abuso sexual agravado por resultar gravemente ultrajante para la víctima y por haber sido cometido por el encargado de la guarda de la víctima; y producción de material pornográfico de un menor de dieciocho años reiterado en dos ocasiones”.
Según el relato de la víctima, los abusos se dieron entre 2006 y 2009. Comenzaron con “tocamientos en la zona genital” y luego fue “accedida carnalmente”, por lo menos en cuatro oportunidades por Feréz. Tanto los jueces como el fiscal consideraron que el relato de la joven es creíble y veraz, y que además se ve corroborado por los profesionales del Cuerpo Médico Forense. Para Fiszer, hubo una “evidente situación de vulnerabilidad por las circunstancias de la vida de la niña”, ya que los hechos se dieron durante la enfermedad y muerte de su madre.
También fue incorporado al debate el informe realizado por la Oficina de Violencia Doméstica que da cuenta de situaciones de maltrato infantil y un cuadro de “violencia doméstica de alto riesgo”. Para los jueces, “contar la verdad significaba perder a su padre; quebrar para siempre su vínculo afectivo y perder, además, el sustento económico que éste proveía”.
Feréz negó los delitos relacionados con su hija pero si reconoció los abusos perpetrados contra dos de sus amigas y reconoció como propias las fotos y los videos pornográficos que fueron hallados en su computadora. El juicio contó con los testimonios de las dos chicas, que relataron que usualmente se quedaban a dormir en la casa de su amiga y que durante esas visitas y, aprovechando que dormían, el ahora condenado las tocaba en sus genitales o en sus pectorales.
Tal como sostuvo el fiscal durante su alegato, Feréz fue condenado por haber grabado y fotografiado uno de los abusos cometido contra una de las chicas. Además, durante la investigación y allanamiento realizado en la casa donde vivían la víctima y su padre, fue secuestrada una computadora que contenía una carpeta con fotos pornográficas de menores de edad. El último de los hechos por el cual fue condenado el hombre se trata de un video, también hallado en la pc, donde se ve a una chica, otra amiga de sus hijas, ingresando al baño de la vivienda y desnudándose para ingresar a la ducha.