El primer testigo en ingresar a la sala de audiencia fue Fernando Ariel Camargo, quién trabajó como suplente del acusado desde el martes 11 de junio. Camargo relató que vio a Mangeri el miércoles 12 y que éste le pidió que le entregara a la administradora su certificado médico. Recordó que estuvo presente el día que se allanó la portería y el sótano. Con respecto a esto último, dijo que le había llamado la atención que hubiera una bolsa en el medio del camino, cerca de los medidores de gas.
Luego fue el turno del matrimonio que vive en el 2° B de Ravignani 2360. Tanto Elsa Nieves González de Montanari como Ángel Montanari sostuvieron que su empleada doméstica se fue del edificio porqué Mangeri le realizó una insinuación sexual y “la invitó al sótano”. Por otra parte, Camila Daiana Caneva y su hermana Paola Pamela (del 5°B), coincidieron en que el trato con el encargado “era cordial”. Ninguna de las dos lo vio el 10 de junio, día de la desaparición de Ángeles.
La sexta testigo fue Mónica Patricia Lospinnatto, miembro del Consejo de Administración del edificio. Primero contó un episodio que le llamó la atención con “la niñera del 7°B”. Según su relato, Mangeri era amable con todos pero recordó que en una oportunidad había visto a la mujer (de unos treinta años) entrar al edificio muy enojada y que ni saludó al encargado. Fue por esto que le preguntó al propietario de aquel departamento si sabía algo y éste le dijo que Mangeri se le había “lanzado”.
Lospinnatto también aportó información que no había dado durante su declaración en la instrucción de la causa. Después de presentarse en el juzgado, le comentó a la chica que trabajaba en su casa que probablemente iban a llamarla a declarar también. En ese momento, Zunilda (la testigo no recordó el apellido) le confesó que Mangeri le regalaba chocolates desde que empezó a trabajar allí. Según lo expresado por la propietaria del 5°A, Zunilda le relató que en un momento “se puso más pesado y le dio miedo” debido a que, en una oportunidad, Mangeri la habría seguido por la calle, preguntándole adonde iba a bailar.
Gustavo Adolfo Mortola, esposo de Lospinnatto, confirmó el relato de su mujer. Además, indicó que el lunes 10 de junio vio a Mangeri alrededor de las 18, en la puerta de su casa y que charlaron sobre fútbol. Después ingresó a la sala de audiencias una de las habitantes del 4° A, Norma Susana Sosa. Fue ella quién sostuvo que el día de la desaparición de Ángeles, el encargado le pidió sacar la basura a las 18 y no entre las 19 y las 20, como solían hacerlo. Su hermana, María Elena Sosa, también declaró pero no recordó haber visto algo extraño.
Otros testigos
Luego de un cuarto intermedio, Pablo Borghi se presentó al Tribunal. El testigo vive en Ravignani 2337, donde Jorge Mangeri también trabajaba, y recordó que en junio de 2013 se hizo una reparación en su edificio. Los albañiles Eduardo Aveiro y Eulogio Batalla declararon justamente sobre ese punto. Ambos recordaron que aquella semana, Mangeri les daba la llave para ingresar al edificio pero que, luego del lunes, no volvieron a verlo.
Julio Cesar Chappa es uno de los testigos que fue solicitado tanto por la fiscalía como por la querella y la defensa. Encargado del inmueble ubicado en Ravignani 2336, tenía un trato cordial con Mangeri. Reconoció haberlo llamado para saber sobre la desaparición de Ángeles. Chappa intentó comunicarse luego con el acusado, ya que había quedado a cargo de la llave del lugar donde se hacían los arreglos. Según su testimonio, nunca le devolvió las llamadas ni los mensajes.
Romina Rey Moreno presentó una denuncia aquella semana de junio porque consideró que el encargado podría ser el asesino de la joven. Se basó en el relato de su empleada doméstica, quién le refirió que el hombre “era mañoso y le decía cosas feas a las mujeres”. Por último, declaró Dora Sandoval Ayllon, empleada de Rey. Explicó que su comentario fue en base a lo que le comentaron las vecinas de la pensión donde vivía en aquel momento, ubicada justo al lado de Ravignani 2360.
El juicio continuará este viernes, con la declaración de 8 testigos. Mangeri está acusado, según el requerimiento de elevación a juicio realizado por los fiscales Paula Asaro y Fernando Fiszer, de "abuso sexual del que resultare la muerte de la persona ofendida". La pena prevista para este delito es la reclusión o prisión perpetua.