El fiscal federal Franco Picardi solicitó la elevación a juicio de una causa en la que cinco personas están acusadas de integrar una banda dedicada a la comercialización de estupefacientes, alquiler de armas de fuego y otros delitos como robo de autos, usurpaciones y seguimiento de personas. El titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°5 consideró completa la investigación que se originó en febrero de 2013 como continuación de otra anterior en la que habían sido detenidas otros cinco imputados, luego de que la Policía de Seguridad Aeroportuaria interceptara una caja con cocaína en el Aeroparque Jorge Newbery de la Ciudad de Buenos Aires. Uno de sus supuestos proveedores había sido identificado como Marcelo Ramón Pesoa, a quien se decidió continuar investigando.
Así, en la nueva causa se incorporaron pruebas con base en “tres pilares fundamentales: las tareas de inteligencia, los legajos con los resultados de las escuchas telefónicas y el resultado de los allanamientos”, explicó Picardi en el escrito presentado ante el Juzgado Federal N°11.
A partir de esas diligencias, se le imputó a Pesoa, junto a Vicente Alejandro Aguilar -apodado “Chino”-, al oficial principal de la Seccional 4° de José León Suarez Daniel Alberto Gil, a Esteban Spada -alias “Instantáneo”- y a Vanesa Naumow, haber formado parte de “una banda criminal dedicada al comercio de estupefacientes, de forma organizada y habitual, al menos desde el mes de junio de 2014 y hasta el momento de su detención”, que se produjo en el marco de allanamientos realizados en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires. Durante los procedimientos, se secuestró cocaína, armas de fuego -pistolas y una escopeta-, gran cantidad de celulares y una balanza digital, entre otros elementos.
Pizza, helado y drogas
Spada habría desplegado su actividad desde las pizzerías “Hook” y “Rojo”, Naumow desde “Helados Pirulo El Inmortal” y Aguilar y Pesoa al menudeo, pero también proveyéndole la cocaína a los dos primeros o eventualmente comprándose entre sí. La imputación en ese aspecto se agrava por la intervención de más de tres personas. En tanto, el rol del policía Daniel Gil era “asesoramiento” y “protección”.
La transcripción de parte de las comunicaciones telefónicas entre Pesoa y Aguilar es elocuente sobre la participación del uniformado: “Habla con Dany que el que maneja todo es Dany, va los dos son garcas igual, pero el Ruso ya se pasa”.
Por otra parte, paralelamente al comercio de estupefacientes, la Fiscalía acusa a Pesoa, Aguilar y Gil de constituir una asociación ilícita destinada a cometer otros delitos, como la usurpación de viviendas y el robo de vehículos, tanto en la Capital Federal como en la provincia de Buenos Aires. También, les endilga la adquisición ilegal -ya que ninguno se encontraba autorizado por el RENAR para portación o tenencia- y posterior alquiler de armas de fuego. Bajo ese cargo, también fue imputada Naumow.
Finalmente, el representante del Ministerio Público Fiscal solicitó la extracción de testimonios para continuar la pesquisa respecto de otras personas que todavía no fueron detenidas y que habrían integrado la organización narcocriminal.