Ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 15, la fiscal Dafne Palópoli consideró que Piñero es responsable de los delitos de “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o mas personas” en concurso real con “homicidio agravado por concurso premeditado de dos o más personas en grado de tentativa”. Esta última imputación se refiere a Gastón Matera, quien acompañaba a Acro la noche del crimen y que recibió un disparo en la espalda.
Tanto Piñero como Kraft habían quedado afuera del primer juicio por el asesinato. El primero por un “pico de stress” y el segundo porque estaba prófugo. El 8 de septiembre de 2011, los hermanos Alan y William Schlenker; Rubén Eduardo Pintos; Pablo Alfredo Girón y Ariel Alberto Luna habían sido condenados a prisión perpetua por el crimen, mientras que Martín Maximiliano Lococo recibió la pena de diez años de cárcel. Actualmente, esa sentencia está en la Sala I de la Cámara de Casación que debe confirmarla o modificarla.
El juicio, que tuvo lugar durante la feria judicial de julio, llegará a su etapa final luego del alegato de la defensa de Piñeiro, prevista para este jueves 20 de agosto. El abogado de Kraft no deberá defender a su cliente ya que la querella no realizó, en su momento, el requerimiento de elevación a juicio por lo que no pudo sostener una acusación contra él y la Fiscalía consideró que no hay pruebas suficientes como para acusarlo.
“Ha quedado acreditado el plan delictual”
La fiscal Palópoli describió, al comienzo de su alegato, el contexto de violencia que se vivía en la hinchada de River Plate previo al crimen de Acro. Puntualizó que el enfrentamiento entre dos facciones, una de ellas comandada por los hermanos Schlenker y la otra representada por Adrián Rousseau, comenzó luego del Mundial de Fútbol realizado en Alemania en el 2006. Según lo que se “rumoreaba” en el club, Rousseau se habría quedado con un dinero que debía repartir y eso habría generado la primera fractura.
En ese marco, tuvieron lugar dos hechos violentos dentro del club: “la Batalla de los Quinchos" y “la Batalla del Playón”. El primero ocurrió el 11 de febrero de 2007, poco antes del partido donde River enfrentó a Lanús por el Torneo Clausura. En ese incidente (que la Corte declaró prescripto en 2013), Acro habría “vencido” a William Schlenker en una pelea, situación que agravó la interna de “Los Borrachos del Tablón”. El 6 de mayo de 2007, tuvo lugar la segunda pelea, que dio lugar a otra causa judicial que actualmente está radicada en el mismo Tribunal Oral Nº15.
“Todos estos incidentes fueron mostrando la escalada de violencia que se vivía y que tiene su pico con la muerte de Acro”, dijo la fiscal. El 7 de agosto, alrededor de las 23:00, Acro salió de un gimnasio ubicado en Pedro Rivera 5158, en Villa Urquiza. Junto con Matera, se dirigieron hacia donde estaba estacionado su auto Peugeot 206 cuando fueron interceptados por “el Colorado Luna”, quién disparó cuatro veces. Tres de las balas fueron dirigidas hacia la víctima: dos en la cabeza y uno en la pierna. El cuarto lo recibió Matera, por la espalda, cuando intentaba huir del lugar.
Para Palópoli, Piñeiro fue uno de los encargados, junto con “Cuca” Girón, de avisarle a “Oveja” Pintos y a Luna que Acro ya había salido del gimnasio, lo que permitió que lo “emboscaran” en la esquina de Bauness y Cullen. Luego de los disparos del arma de fuego calibre 6,35 mm, Luna y Pintos escaparon. Girón y Piñeiro también huyeron (en el auto de Piñeiro), pero previamente pararon frente a la escena del crimen para comprobar como había salido todo.
La fiscal consideró que hay varios puntos que conectan al imputado con el hecho. Uno de los principales es la presencia del auto en la escena, que pudo acreditarse mediante varios testigos del hecho. Piñeiro estaba en su vehículo con Girón, quién tuvo dialogo radial permanente mediante “Nextel” con Pintos entre las 22:40 y las 23:09,
En esa misma línea, el celular de Piñeiro se activó a las 21:29 en la antena “Triunvirato”, a pocos metros del hecho. Recién, volvió a modular a las 23:30, en las cercanías de Scalabrini Ortiz y Corrientes, a pocas cuadras de la estación “Chacarita” del Tren San Martín. Ese tren es el que tomó Girón aquella noche para dirigirse a Bella Vista, dónde vivía su novia de aquél momento, Rocio Oliva.
Palópoli expuso el “código de silencio” que hay entre los “barras bravas”: “Demuestran un gran desprecio por la justicia, todos se desdicen o no se acuerdan de nada”. Indicó, además, que uno de ellos, quien fue llamado como testigo, tildó a la abogada querellante de “pelotuda”: “Es clara la molestia que les genera la actuación de las instituciones y la justicia”. Y concluyó: “Hay intereses comunes aún entre enemigos”.
Con respecto al imputado Kraft, la representante del Ministerio Público fundamentó su pedido de absolución hacia el final del alegato. Consideró que “no hay dudas” de que Kraft sabía lo que iba a ocurrir, pero difícilmente tuvo un papel de “instigador”. “No se puede establecer como captó a Girón”, argumentó y explicó que “Cuca”, dos días antes del asesinato, había hablado de “hacerle algo a un gil” y que ninguno de los testigos lo identificó como “influenciable”.
El alegato de la querella
Cerca de las 10:00, Nuria Krendak comenzó con su alegato. La querellante también hizo un recorrido histórico por prontuario violento de “Los Borrachos del Tablón” y detalló cómo el enfrentamiento entre dos de sus facciones culminó con el asesinato de Acro. Durante la acusación contra Piñeiro, destacó que éste se encontró con los hermanos Schlenker y con Lococo en una pizzería ubicada en Vuelta de Obligado y Monroe la noche del asesinato. Hizo hincapié, al igual que la Fiscalía, en que Piñeiro estuvo en la escena del crimen junto con Girón.
Recalcó además que hubo una “complicidad” entre la dirigencia de River Plate, el personal de seguridad pública y privada y la policía. Indicó que la “reticencia” que los testigos tuvieron a la hora de declarar obedece a los supuestos “código” que hay entre ellos: “En la barra hay secretos, violencia, negociados, funciona como una asociación ilícita”. Krendak solicitó prisión perpetua tanto para Piñeiro como para Kraft, pero su alegato fue anulado parcialmente por el Tribunal. Según manifestaron los jueces Adrián Martín, Darío Medina y Beatriz Bistue de Soler, no estaba habilitada para acusar Kraft ya que no realizó en tiempo y forma el requerimiento de elevación a juicio contra él.