En sintonía con lo dictaminado por el fiscal federal Leonel Gómez Barbella, el Juzgado Federal Criminal y Correccional N° 2 de Lomas de Zamora -a cargo del juez subrogante Federico Villena- denegó la excarcelación a un hombre acusado de abusar sexualmente en forma reiterada de tres niñas en situación de vulnerabilidad. Además, junto a una mujer que se encuentra imputada en el marco de la misma causa, habrían obligado a las víctimas a mantener relaciones sexuales con hombres mientras participaban de rituales atribuidos a la religión Umbanda. Los hechos bajo análisis se habrían extendido desde el mes de julio de 2013 a julio de 2014.
Al oponerse al beneficio de la excarcelación, Gómez Barbella consideró la posibilidad de que el imputado “pueda truncar el curso de la investigación” en caso de recuperar la libertad.
Competencia federal
En un principio, la causa tramitó en el fuero ordinario, donde la mujer y el hombre fueron imputados por distintos delitos y detenidos con prisión preventiva. El acusado quedó entonces imputado por el delito de abuso sexual reiterado, pero se le dictó una falta de mérito por el de trata de personas agravada y lesiones graves; en tanto que la mujer, en agosto de 2014, fue procesada por lesiones graves, reducción a la servidumbre, privación ilegal de la libertad agravada y trata de personas agravada.
Con esa última calificación legal, el juzgado de garantías se declaró incompetente y, en consecuencia, en marzo de 2015 remitió las actuaciones a la justicia federal.
Trata de personas
Al tomar intervención en la causa, el representante del Ministerio Público Fiscal acusó al imputado por el delito de trata de personas pero la justicia de primera instancia resolvió en junio del año pasado su sobreseimiento. Al apelar esa decisión ante la Cámara Federal de La Plata, Gómez Barbella sostuvo que “la cuestión investigada resulta ser un episodio complejo que se extendió durante un prolongado período de tiempo en el cual los autores realizaron una constelación de actos de distinta significación jurídica que, en definitiva, llevan a la configuración del delito de trata de personas”. Sin embargo, el tribunal de alzada resolvió la falta de mérito del imputado por este delito.
En cuanto a la mujer, la justicia encontró probada su presunta participación en el delito de trata de personas, reducción a la servidumbre y lesiones graves por lo que le dictó su procesamiento con prisión preventiva el 22 de agosto de 2014.
La causa se encuentra en pleno trámite, con un conjunto de medidas de prueba requeridas por el MPF para avanzar en la investigación de los hechos y la responsabilidad de los imputados.
Según el dictamen del fiscal, las víctimas habrían sido captadas por parte de la mujer imputada en una en una vivienda ubicada en la localidad bonaerense de Lanús. Una vez allí, habrían permanecido encerradas y obligadas a realizar tareas domésticas, siempre bajo control de los dos acusados, quienes las mantenían amenazadas a través de creencias del culto Umbanda, violencia física y psicológica. Bajo esas circunstancias, el hombre habría abusado sexualmente de las víctimas en reiteradas oportunidades.
El fiscal federal de Lomas de Zamora cuenta con la colaboración de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) y de la Dirección de Orientación Acompañamiento y Protección a Víctimas (DOVIC).
El caso
La causa se inició el 20 de julio de 2014, luego de que en el barrio Monte Chingolo del partido de Lanús, una vecina se encontrara con tres niñas visiblemente golpeadas. Con el correr de los minutos, sabría que dos de ellas eran hermanas y que las tres habían logrado escapar de aquella situación. Las mayores tenían por entonces trece años, mientras que la restante apenas cuatro. A la policía le reiterarían que habían escapado de la casa de la mujer imputada, donde las mayores eran sometidas a distintas prácticas sexuales, a la vez que todas, incluso las niñas que habían quedado atrapadas, eran continuamente golpeadas, maltratadas verbalmente, quemadas con cigarrillos y velas en rituales, mal alimentadas y sometidas a un encierro constante en una habitación sucia y fría que compartían con animales.
A lo largo de la investigación se pudo establecer que la madre de dos de las niñas había conocido a la imputada por intermedio de un familiar. En esa oportunidad, como la mujer tenía problemas con su esposo, la imputada le ofreció su ayuda, por lo que comenzaron a intercambiar mensajes de texto, hasta que, aproximadamente un mes después, tuvo una pelea con su esposo y al no tener dónde hospedarse, le ofreció su vivienda.
De esa manera, la mujer y las niñas se mudaron a la casa de la imputada. Durante el primer mes de convivencia, todo era normal. Sin embargo, cuando la mujer advirtió que su anfitriona profesaba la religión Umbanda, ya era tarde. Enseguida la imputada la obligó a participar de los rituales, para lo cual la amenazaba diciéndole que si no lo hacía mataría a sus hijas. También le retuvo la documentación para evitar que se escapara. Luego, la obligaron a mantener relaciones sexuales con cinco hombres desconocidos frente a sus hijas y en el marco de los rituales religiosos.