El jueves 30 de abril, continuó en el Salón Nelly Ortiz de la Procuración General de la Nación la capacitación de la reforma procesal penal. La clase estuvo a cargo del fiscal de la Unidad de Asistencia para causas de Derechos Humanos Alejandro Alagia, quien definió al proceso como "un hecho histórico", una reforma en la que nadie tiene experiencia académica ni práctica y que tiene muchas resistencias que son también históricas, "que no son de ahora". Alagia pidió conciencia para que el nuevo proceso se consolide, afirmó que es con el esfuerzo de todos que estos cambios pueden hacer partícipes a todos los operadores del servicio de justicia.

Destacó además que durante muchos años en la formación universitaria y en la práctica, los penalistas subestimaron la importancia del derecho procesal penal: "una disciplina menor, como el reglamento de un consorcio o de un deporte, importante era conocer los fundamentos del castigo, el significado de lo prohibido y de la culpa y pensar cómo se construye una imputación penal". El representante del Ministerio Público destacó que con el tiempo y con el ejercicio de la vida democrática "nos dimos cuenta de que esto es un profundo error", básicamente porque el derecho procesal no era relacionado con la vida democrática. Explicó que la reforma plantea un juicio adversarial, un juicio de partes, pero fundamentalmente un juicio por jurados, que es una deuda histórica.

El fiscal detalló cuáles fueron los obstáculos y las resistencias que existieron en la doctrina, en la política, en las corporaciones judiciales "para impedir ese programa democrático de hacer participar a la población en las decisiones judiciales". "El problema democrático, la importancia que tiene un código procesal de esta naturaleza apunta a realizar demandas de naturaleza política democrática", concluyó.

Planteó además que esas demandas no son cumplidas y en la Argentina "todavía hoy la población no participa en los juicios criminales de ninguna manera y por qué todavía contamos hoy con instituciones que provienen de la Edad Media", no solamente en el juicio penal, sino juicios escritos, declaraciones indagatorias, juez que instruye y dicta actos procesales, sentencias judiciales confundiendo la tarea de investigación  y justicia.

Alagia subrayó que los temas discutidos en las facultades y en los lugares de trabajo nunca se realizaron y que siempre quedaron en el camino "enfrentando una cultura elitista, aristocrática, corporativa del poder judicial que impidió desde 1853 la participación del pueblo en las decisiones judiciales".