El Tribunal Oral Federal N°1 de Salta condenó a 6 años de prisión a una mujer que decía ser comerciante de ropa, pero en marzo pasado fue detenida en un control vehicular junto a un hombre cuando transportaban 27 kilos de cocaína ocultos en el tanque de combustible del automóvil en el que viajaban. En el juicio intervino la fiscal subrogante Paula Gallo, de la Unidad Fiscal Salta.
En línea con lo solicitado por el Ministerio Público Fiscal, los jueces Gabriela Catalano, Marta Snopek y Marcelo Juárez Almaraz consideraron a Candela Ayelén Aguirre, de 20 años, como coautora del delito de transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes.
En la sentencia -dada a conocer el 28 de noviembre pasado- el tribunal dispuso también el decomiso en favor del Estado nacional del automóvil, marca Chevrolet modelo Cruze, utilizado para el transporte de la cocaína.
La condena de Aguirre se suma a la de su cómplice Gastón Gabriel Garino, quien recibió una pena de 3 años de prisión en suspenso por el mismo delito en el marco de un acuerdo de juicio abreviado, homologado el 18 de julio pasado por la jueza de la Sala II de Revisión, Mariana Inés Catalano.
La investigación penal, por el mismo delito, aún se encuentra en trámite debido a la detención de un tercer implicado, identificado por sus iniciales como R. C., que se llevó a cabo el pasado 11 de agosto, en la localidad de Caucete, en la provincia de San Juan, en un control vehicular llevado a cabo por Gendarmería Nacional.
Su captura se debió a un pedido de captura nacional e internacional requerido por la fiscalía al imputarle su participación en el transporte de la droga, como así también de otro hecho investigado por otra área de la unidad fiscal.
El caso
El hecho juzgado fue investigado por la fiscal subrogante Gallo, con intervención de la auxiliar fiscal Vanina Pedrana, a partir de un procedimiento llevado adelante por personal de Gendarmería Nacional, el 9 de marzo pasado en la ruta 68, a la altura de la ciudad de Cafayate.
En el marco de un control de rutina, los gendarmes detuvieron al automóvil Chevrolet Cruze que era conducido por Garino, mientras Aguirre iba como acompañante. Dijeron que provenían de Orán y que tenían como destino la provincia de La Rioja.
De la documentación del rodado, llamó la atención que ninguno de los dos ocupantes era dueño del vehículo, mientras que del examen del rodado surgieron sospechas en el sector del tanque de combustible.

El tanque de combustible donde estaba oculta la droga. Foto: Gendarmería Nacional
Según lo relatado por los testigos en el debate, se observaron tornillos removidos y raspaduras en la barra de sujeción. También al golpear el tanque se advirtió un sonido macizo, lo que obligó a una requisa más profunda en las instalaciones de la fuerza federal en Cafayate, donde se descubrieron un total 30 paquetes de cocaína ocultos en el interior del mismo.
La fiscalía explicó que se trataba de 25 kilos, con una pureza de más del 70%, equivalente a 176.507,66 dosis, lo que representaba un grave riesgo a la salud pública.
En el transcurso del debate, los testigos confirmaron los pormenores del hecho y, con ello, comprometieron la situación de Aguirre.
Sin embargo, un testigo alegó que la acusada no tenía nada que ver con la droga. La joven, en tanto, también declaró y negó relación con el hecho e insistió en que sus viajes a Orán fueron para adquirir ropa, ya que se dedicaba a la venta ambulante y a través de las redes sociales.
Pruebas y análisis criminal
Al momento de los alegatos, la fiscalía analizó las evidencias presentadas y concluyó en que se tenía por acreditada la responsabilidad de la imputada en el transporte de la droga. Remarcó los viajes a la frontera, con una frecuencia promedio de semana de por medio, en los meses de febrero y marzo pasados.
Explicó que la acusada llegó a tener activas siete líneas telefónicas, una de ellas con característica de la localidad de Aguas Blancas, cuando su supuesta actividad comercial y de vida era en La Rioja. Además, poseía un aparato para cada uno de esos números y, al ser detenida, manipulaba un iPhone, cuyo patrón de desbloqueo no quiso aportar.
Destacó lo referido por un analista en comunicaciones, quien dejó en evidencia que el cambio de línea que hacía la imputada estaba siempre vinculado directamente con algún viaje realizado hacia el norte del país. También se pudo establecer que el auto usado para ocultar la droga fue adquirido días antes, a partir de una operación en la cual la mujer entregó un vehículo Volkswagen Fox, de su propiedad.
Del celular de su cómplice, en tanto, se comprobó que días antes de ser detenida, le envió mensajes al conductor, lo que indica que en la frontera se movilizaron en vehículos distintos y remarcó que, del análisis de las líneas de la acusada, surge la activación del “roaming” del Estado Plurinacional de Bolivia, sin que haya registros de su cruce por un paso legal.
Del informe de impacto de antenas que marcan el trayecto de los acusados a partir de sus teléfonos celulares, la fiscal destacó el hecho de que el retorno a La Rioja, siempre se realizaban por rutas donde no había controles intensivos y con el apoyo de “coches punteros”.

La fiscal subrogante Paula Gallo en la audiencia. Foto: S. Rodríguez
Las redes sociales de la imputada
De los peritajes realizados en torno a las redes sociales de la acusada, bases de datos y análisis telefónico, surgió que Aguirre utilizaba como nombre en Facebook el de “Rosario” y un Instagram de su emprendimiento “Importado rosario.ok” y que ambos perfiles estaban vinculados por usar las mismas fotos y productos.
En este punto, un testigo aclaró que el cambio del primer nombre de la acusada se debió a “una referencia a Rosario Tijeras”, la protagonista principal de una serie criminal que se emite por canales de streaming. También se estableció de sus redes sociales, que tenía contacto con el tercer implicado, a quien siempre le ponía un “like” en sus publicaciones.
En función de estas evidencias, el MPF tuvo por probada el rol de la acusada en grado de coautora del transporte. Descartó el testimonio dado en su favor, al considerar que se trató de una estrategia conocida por parte de los acusados, quienes suelen asumir responsabilidades de otros coimputados.
En cuanto a que los viajes eran para comprar ropa, la fiscalía lo descartó y reveló que en el auto no se encontró prenda alguna. “Ella no registra ninguna actividad laboral, ninguna cuenta bancaria, esto también llama la atención respecto a cómo pudo adquirir el vehículo VW Fox”, resaltó la fiscal Gallo.
Juventud
“La acusada es mayor de edad, tiene plenamente todo su discernimiento, pero no deja de ser una persona joven, pero eso no la exime de responsabilidad y todos estos elementos que se han recolectado en la investigación y se han producido en este juicio dan cuenta de su participación”, afirmó la fiscalía al analizar el perfil de la imputada y su incursión delictiva.
En ese mismo tono, los jueces dijeron que, si bien la acusada no registra antecedentes penales, es “una mujer de 20 años de edad” que “conoce acabadamente la peligrosidad y lo malo de su conducta”. No obstante, consideraron que su juventud “juega como un elemento atenuante”.
“También tenemos que tener en cuenta que no se acreditó ningún justificativo para la comisión del delito, como sería un estado de miseria o de necesidad económica apremiante que justifique su accionar, de tal manera que no es una conducta que se encuentre bajo ningún aspecto justificada”, agregaron.
Respecto al resto del análisis criminal del caso, los jueces coincidieron con el razonamiento de la fiscalía, por lo que declararon a la joven penalmente responsable del delito imputado, dictaron su condena por 6 años de prisión y ordenaron el decomiso del auto, tal como lo requirió el MPF.