28 de marzo de 2024
28 de marzo de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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El pedido fue realizado por la fiscal Cinthia Oberlander
La Fiscalía pidió enjuiciar a dos mujeres acusadas de explotación sexual en un local que funcionaba bajo la fachada de una "casa de masajes"
Se trata de la propietaria y la encargada de un local ubicado en el barrio porteño de Flores, donde habrían sido explotadas al menos 19 mujeres en situación de vulnerabilidad, en su mayor parte oriundas de Paraguay. Se encuentran imputadas por el delito de facilitación de la prostitución.

La titular de la fiscalía criminal y correccional N°17,  Cinthia Oberlander, solicitó la elevación a juicio de dos mujeres imputadas como autora y partícipe necesaria, respectivamente, de los delitos de facilitación de la prostitución ajena respecto de al menos 19 víctimas en situación de vulnerabilidad en un domicilio privado ubicado en el barrio porteño de Flores.

Se trata de un domicilio denominado “privado”, ubicado en la calle José Bonifacio 3792, que bajo la fachada de “casa de masajes” se dedicaba a la explotación sexual de mujeres en situación de vulnerabilidad y, en su mayoría, oriundas de la República de Paraguay. El local habría funcionado desde mayo de 2012.

Las imputadas serían la propietaria y la encargada del local, el cual funcionaba durante las 24 horas. De acuerdo a la investigación, las acusadas se quedaban con el 50% de lo obtenido a través de los denominados “pases” que realizaban las mujeres. Con el restante 50%, las víctimas debían costear los gastos relacionados con la limpieza, vestimenta y seguridad del lugar.

El allanamiento se realizó el 12 de abril de 2013 por parte de la Dirección General de Fiscalización y Control de la Agencia Gubernamental de Control del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En esa oportunidad, siete mujeres fueron rescatadas y el lugar quedó clausurado.

Al momento de declarar, todas las víctimas aseguraron que en el local se ofrecían servicios personales “muy variados”: desde masajes descontracturantes, charlas personales con hombres mayores que confiaban sus intimidades y servicios sexuales. Muchas de ellas agregaron que el tipo de servicio a dar dependía de cada mujer pues cada una elegía “hasta dónde llegar”.

Por otro lado, muchas de ellas argumentaron que se trataba de un trabajo "autogestionado" y a "modo de cooperativa". Sin embargo, a partir de los informes elaborados por las psicólogas de la Oficina de Rescate, quedó demostrado que esta argumentación por parte de las víctimas era parte de un discurso pre fabricado y aleccionador de quienes impartían las directivas en el local.

“La repetida lectura de causas de esta naturaleza nos demuestra que la palabra ‘masajes’ suele comúnmente ser un eufemismo para referirse a los servicios que verdaderamente se otorgan, que son los sexuales”, sostuvo la fiscal en su escrito. Y agregó: “No resulta razonable sostener que una mujer puede cobrar igual tarifa por dar masajes a un desconocido o sentarse a conversar con él que por mantener relaciones sexuales. Estas circunstancias sumadas a las ponderadas al comienzo de este acápite referidas a los comentarios efectuados por internet por clientes que relataron sus experiencias en el lugar y en las averiguaciones hechas por personal de la División Trata de la Policía Federal Argentina, permiten demostrar que lo que allí se brindaba, en rigor de verdad, eran servicios sexuales”.

Finalmente, concluyó su presentación indicando que el mencionado local fue utilizado para el ejercicio de la prostitución desde, por lo menos, mayo de 2012, y que fue manejado siempre por las mismas personas. “Como consecuencia del allanamiento y clausura, en abril de 2013, decidieron poner ‘los servicios a nombre de otros’, armar un contrato de locación falso y aleccionar el discurso de las víctimas para que nunca revelasen la identidad de una de las imputadas ni su conocimiento de la ilícita actividad allí desarrollada”, afirmó.