El titular de la Fiscalía Federal de Rawson, Fernando Gelvez, requirió la elevación a juicio oral de la causa seguida a dos exjefes de la Unidad N° 6 del Servicio Penitenciario Federal (SPF) de la ciudad de esa ciudad, acusados de del delito de falsedad ideológica por presentar, en el 2017, informes que aseguraban que los pabellones de la cárcel estaban en buen estado.

Los acusados son quienes se desempeñaban como director y jefe de la División Trabajo de la unidad penitenciaria, quienes habrían realizado declaraciones falsas en los informes pedidos por el juez, en el marco de un hábeas corpus colectivo presentando por la fiscalía ante las irregularidades detectadas luego de una inspección realizada en el lugar, junto a integrantes de la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN).

Los representantes del Ministerio Publico Fiscal habían constatado la implementación de un régimen de encierro prolongado en pequeñas celdas, sin agua ni acceso al baño, e inadecuadas condiciones materiales, de higiene y salubridad, tanto en pabellones como en el Área de Sanidad.

En respuesta al requerimiento judicial, las autoridades del SPF brindaron información que terminó siendo desmentida con los posteriores informes periciales realizados por personal especializado de la Gendarmería Nacional Argentina y que habían sido ordenados por el juez.

Agravamientos en las condiciones de detención

En esa inspección ocular llevada a cabo por personal de la Gendarmería se pudo verificar -por medio de croquis ilustrativos, fotografías y filmaciones- las deficiencias edilicias, técnico constructivas y sanitarias de los pabellones 11, 13, de Seguridad, y de la Sala de Observación del Servicio de Asistencia Médica (S.A.M.) de la Unidad N° 6.

Por otra parte, en la inspección y en el hábeas corpus elaborado por la fiscalía se señaló que en algunos sectores imperaban regímenes de vida que implicaban el encierro solitario durante más de 23 o 12 horas diarias, según el caso. Asimismo, indicaba que los recién ingresados permanecían encerrados durante varios días sin salir, y que en otros casos solamente salían durante 30 minutos.

En cuanto a las condiciones materiales de las celdas, el informe revelaba que las personas debían cumplir el encierro en celdas individuales de pequeñas dimensiones -1,5 x 2 metros, aproximadamente- que no contaban con baño ni acceso al agua, y que tenían escasa luz natural. En ese sentido, la faltante de vidrios en las ventanas implicaba el ingreso de viento y la permanencia de bajas temperaturas, motivo por el cual las personas quedaban expuestas a las duras condiciones climáticas imperantes en la zona.

A su vez, la inspección realizada por el MPF describía que las personas bajo regímenes de encierro prolongado debían hacer sus necesidades en botellas descartables, bidones de plástico y las bandejas de comida debiendo convivir con ello durante todo el día, ya que el personal no acudía a llevarlos al baño en forma inmediata.

En ese sentido, además de las pésimas condiciones de higiene de aquellas celdas y de la falta de mantenimiento adecuado, en algunos casos no contaban con luz eléctrica; las instalaciones eran precarias y riesgosas, en donde los cables y las conexiones se encontraban sin protección.