29 de marzo de 2024
29 de marzo de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Intervino la fiscal Federal María Cristina Beute
Detuvieron a cuatro integrantes de una red que explotaba sexualmente a travestis en Neuquén
Los explotadores asignaban a las víctimas el lugar de la ruta y el horario en que debían permanecer para ofrecer servicios sexuales. Además, las controlaban, les cobraban “multas” por incumplir las reglas impuestas, las amenazaban y las sometían a maltratos físicos.

Cuatro personas acusadas de regentear una red de trata que explotaba sexualmente a travestis fueron detenidas luego de una serie de allanamientos realizados el primer viernes de julio en cuatro viviendas, tres de ellas ubicadas en la ciudad de Cipolletti y una en la ciudad de Neuquén. Del operativo, participaron la Fiscalía Federal N°2 de Neuquén, a cargo de la fiscal subrogante María Cristina Beute y la Policía Federal Argentina, con la asistencia de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) y del organismo de rescate de la Provincia de Neuquén. Además, se secuestraron armas de fuego. En la causa están imputados la proxenta, su marido y dos travestis que colaboraban en la explotación sexual.

La Fiscalía se opuso a los pedidos de excarcelación de los imputados ya que consideró que la modalidad utilizada indica que intentarán obstruir la investigación amedrentando a las víctimas que prestarán testimonio. El Juzgado Federal N°2 aceptó los argumentos de los representantes del MPF y decidió denegar las excarcelaciones.

Las personas imputadas fueron indagadas el sábado 5 de julio por los delitos de explotación económica de la prostitución ajena, trata de personas con fines de explotación sexual, reducción a la servidumbre y lesiones graves.

Orígenes de la causa

La investigación se inició el 25 de mayo por un aviso a la Fiscalía, luego de que una de las víctimas ingresara al Hospital Bouquet Roldán de Neuquén con un cuadro de intoxicación por ingesta de alcohol u otras sustancias. Las circunstancias que relató hicieron suponer a los médicos que podía tratarse de una víctima del delito de trata de personas con fines de explotación sexual.

Luego de un mes de investigación, se pudo constatar que en Cipolletti existía un grupo de aproximadamente 12 travestis que eran obligadas a ofrecer servicios sexuales sobre las Rutas Nacionales 22 y 151, aledañas a la ciudad, y que una de ellas era la encargada del grupo.

Cómo funcionaba la red

La responsable de regentear la red sería una travesti de 46 años que actuaba como “Jefa de área”. Las jóvenes que ofrecían servicios sexuales en la zona la zona debían obtener previamente su autorizaciónLas víctimas, 12 personas trans y/o travestis de entre 20 y 30 años, habrían sido obligadas a brindar servicios sexuales en “paradas” ubicadas en las rutas nacionales 22 y 151, aledañas a la ciudad de Cipolletti y debían pagarle una “plaza” (monto de dinero diario o semanal) a la explotadora, quien ejercía control territorial sobre la zona.

El modo de captación incluyó el uso de las redes sociales para detectar y abordar a algunas de las jóvenes, quienes se encontraban en situación de vulnerabilidad. Cinco de ellas son oriundas de la provincia de San Juan y dos de ellas habrían sido contactadas a través de la red social Facebook. El horario era fijado por la principal acusada pero debían cubrir cuatro horas diarias como mínimo, desde las 19 hasta las 2:00 o 3:00, seis días de la semana.

A su vez, las víctimas habrían sido sometidas a un control y vigilancia permanente a través de multas, amenazas de muerte y agresiones físicas. “Mamucha”, como se hace llamar la proxeneta, les imponía a las jóvenes obligaciones extras como hacerle regalos “caros” una vez por mes, visitarla en su casa o comprar comida para sus mascotas. Además, las obligaba a atender algunos clientes enviados por ella, a los que no se podrían negar, ni cobrar el servicio. Por otro lado, les decía a las víctimas que poseía poderes especiales a través de la realización de “gualichos”.

La proxeneta habría inyectado siliconas en los cuerpos de las víctimas para incrementar sus mamas, glúteos, pantorrillas, cobrándoles dinero a cambio y provocándoles distintas afecciones en su salud (infecciones, hematomas, desplazamiento de las prótesis hacia otros lugares del cuerpo) y deformaciones. Incluso, en una ocasión el desplazamiento del líquido habría provocado la muerte de una de las jóvenes.

Otro de los hechos que se la imputan a la principal acusada es el presunto envío de mensajes de textos intimidatorios a las víctimas. Las amenazas consistirían en advertirles que si escapaban, las iba a hacer volver; que si decidían trabajar en privados, por su cuenta o en otro lugar les iba "a hacer la vida negra” o que las iba a “moler a palos”.

Las jóvenes denunciaron que no podían dejar la actividad o negarse a trabajar ya que, si lo hacían, debían abandonar la zona y mudarse a vivir a otra provincia o región y dejarle a la jefa todas sus pertenencias.

Las travestis nunca denunciaron los hechos en Cipolletti ya que la proxeneta permanentemente se había jactado de tener protección policial y judicial –algunos de ellos serían, según ella, prostituyentes.

En tanto el marido de la imputada está acusado de amenazar a las jóvenes diciéndoles que si a su mujer la pasaba algo, él mismo se iba a encargar de meterles un tiro “una por una”.

Finalmente, algunas de víctimas declararon que recibieron agresiones físicas por parte de la principal acusada u otras personas mandadas por ella y que a una de ellas les provocó una fractura en la pierna. Otras chicas también denunciaron que miembros de la red habrían intentado  quemarles la casa.

Reducción a la servidumbre

Según el testimonio de las víctimas de explotación sexual provenientes de otras provincias, fueron inicialmente acogidas por la imputada en su domicilio, donde se alojaron en condiciones "mortificantes".

Además de las condiciones propias de la explotación sexual, la principal acusada había impuesto a sus huéspedes un régimen severo con obligaciones tales como limpiar la casa -incluyendo la suciedad provocada por sus más de 50 mascotas entre perros y gatos; dormir en el suelo sobre una frazada, sin ropa de cama; solventar los gastos de alimentación de la imputada y su marido –mandaba a las víctimas a hacer las compras y entregarles dinero suficiente para una mínima parte de la mercadería que obligatoriamente tenían que traer; cumplir un horario estricto; levantarse temprano aunque hubieran estado trabajando durante la noche; permanecer fuera del domicilio toda la noche de los días sábado porque pareja deseaba estar a solas; pagar los impuestos, y comprar comida para las mascotas. Además, las insultaba, denigraba y las agredía verbalmente.

El Juzgado Federal N° 2 de Neuquén se declaró territorialmente incompetente para continuar con la investigación, criterio acompañado por la Fiscalía, y giró el expediente al Juzgado Federal de General Roca, provincia de Río Negro.

La opinión de la fiscal

Según Beute, la totalidad de las estrategias descriptas tuvieron por resultado la intimidación y sujeción de las víctimas, quienes manifestaron no haber denunciado nunca antes a la principal acusada por temor a las represalias en su contra.

“El proceso de investigación no sólo permitió avanzar en el conocimiento del hecho que estábamos averiguando, sino que también permitió lograr que un grupo de víctimas, particularmente marginadas y discriminadas, que se sentían desahuciadas, se haya hecho visible pidiendo ayuda y haya obtenido una respuesta”, destacó la fiscal en diálogo con Fiscales.

La representante del Ministerio Público aseguró que se trata del primer caso con estas características que reciben en la Fiscalía: “El primer aspecto particular es el lugar donde las víctimas de explotación ofrecían y prestaban los servicios sexuales, esto es, exclusivamente en las rutas nacionales 22 y 151. No existía un prostíbulo o espacio cerrado destinado a la explotación y donde la situación de regenteo puede resultar más evidente. Esta característica dificultó, en un principio, identificar la situación de explotación. Al principio parecía que las travestis ejercían su actividad en forma independiente y pública, parándose por las noches sobre las banquinas de la ruta. Más adelante los testimonios revelaron que los mecanismos de explotación y sometimiento existían, y que se desarrollaban en forma solapada, durante el día y eran particularmente violentos y efectivos”.

Otra particularidad que destacó la fiscal es que la condición de travestis de la totalidad de las víctimas permitió conocer las situaciones de vulnerabilidad específicas que sufren las integrantes de estos colectivos. “Los tratos discriminatorios y denigrantes, los obstáculos para acceder a empleos y otras formas de maltrato en razón de su género”, señaló.

El tercer aspecto distintivo de este caso es la dureza de la explotación que sufrían las víctimas, permanentemente amenazadas y agredidas verbal y físicamente. “En apariencia eran personas que se movían libremente, en la realidad sufrían una severa restricción de su libertad, sujetas en todo momento a las órdenes de la proxeneta, que ejercía además un dominio emocional muy importante sobre ellas”, concluyó.