26 de abril de 2024
26 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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El veredicto se conocerá el 4 de julio
Pidieron penas de prisión efectiva para dos médicos acusados por la muerte de un niño
Para Oscar D´Onofrio, Coordinador Pediátrico de la clínica “15 de Diciembre”, el fiscal Fernando Fiszer solicitó seis años de cárcel mientras que para la pediatra Karina Melillo requirió cinco años. A ambos se le imputa el delito de “abandono de persona agravado por ser seguido de muerte”.

El fiscal Fernando Fiszer solicitó seis años de prisión para el entonces Coordinador Pediátrico de la Clínica “15 de Diciembre” Oscar D´Onofrio, acusado por la muerte un niño ocurrida en agosto de 2002. Para la pediatra Karina Melillo pidió una condena de cinco años de prisión. Además, el representante del Ministerio Público Fiscal requirió para los dos profesionales una inhabilitación de ocho años para el ejercicio de la medicina por considerarlos responsables del delito de “abandono de persona agravado por ser seguido de muerte”. El veredicto se conocerá el próximo 4 de julio.

Al comienzo del alegato, Fiszer consideró que D´Onofrio y Melillo “no ejercieron sus deberes en el arte de curar y abandonaron a su suerte y a la percepción de la evolución médica que hubieran podido tener los familiares de la víctima” a Valentín, un nene de dos años y ocho meses que había sufrido quemaduras en el 11% de su cuerpo. El niño estuvo en la Clínica “15 de diciembre”, ubicada en Fragueiro 411 en el barrio de Liniers, desde el 15 de agosto hasta el 18 de agosto, día en el que falleció.

Valentín había estado primero en el hospital Eva Perón, en Lanús, ya que su familia vivía en Avellaneda. Había llegado allí luego de que se le cayera una pava con agua caliente en el brazo derecho. En el hospital, le realizaron las primeras curaciones hasta que fue trasladado a la clínica que pertenecía a la Obra Social De Choferes De Camiones (OSCHOCA), por pedido de su madre, ya que consideraba que ahí podía tener una mejor atención.

Según repasó el fiscal, fue recibido cerca de las 23 por un médico que lo revisó. Durante la mañana del viernes 16 de agosto de 2002, otro médico les notificó que sería trasladado al Instituto del Quemado para realizar una interconsulta y que debía permanecer en ayunas. En el Instituto le realizaron una nueva curación, le pusieron vendas nuevas y le dijeron al padre que debía volver el martes 20 de agosto. Una vez de vuelta en la Clínica, en la habitación de Valentín había una nena que sufría neumonitis aguda. Esa niña no era parte de la obra social sino que era hija del dueño del kiosco de al lado de la Clínica. Ya en ese momento, la familia de la víctima se había quejado por la temperatura que había en la habitación. Durante esa madrugada, el nene comenzó a vomitar pero ningún médico apareció durante la noche.

En la mañana del sábado 17 de agosto, se presentó la imputada Melillo y le preguntó a los familiares cómo estaba el paciente. Ellos le relatan los vómitos y el calor que hacía en la habitación pero Melillo se retiró sin revisarlo. Cerca de las 18, y sin tomar contacto con el niño, ordenó que se los cambie de habitación. Esa noche, se quedaron la abuela y el padrino con Valentín.

Alrededor de las cuatro de la mañana, la madre recibió un llamado desde la clínica solicitándole que vaya de inmediato, ya que el nene había vomitado mucho y no había ido a atenderlo ningún médico. El fiscal resaltó que, según los testimonios de los familiares, no se le había suministrado nada para los vómitos ni la fiebre. Una vez llegada la madre al establecimiento, una de las enfermeras ingresó a la habitación y constató que Valentín no estaba bien.

Antes de las ocho de la mañana, se presentó la médica Jorgelina Ayala, que comenzaba su turno esa mañana. Inmediatamente, lo trasladó a otro piso, le puso un suero por la pierna para hidratarlo y puso un cartel de “zona restringida”. Fue ella quién les aseguró que el nene había contraído una infección intestinal en la Clínica.

El cuadro de Valentín fue agravándose, por lo que le colocaron una máscara para el oxígeno. Ayala volvió a dirigirse a los padres para comunicarles que había llamado a D´Onofrio y que trasladarían a su hijo a la terapia intensiva de otro establecimiento ya que la clínica no tenía salas de ese tipo para pediatría. Luego, se presentó el imputado en la habitación y, momentos después, les dijo que había tenido una convulsión, un paro cardiorespiratorio y que había fallecido.

El fiscal tuvo en cuenta los testimonios de la madre, el padre y la abuela de la víctima ya que fueron precisos y recordaban con mucho detalle lo sucedido durante aquellos días. También se refirió a las irregularidades que se constataron en las hojas de guardia y en la historia clínica, donde había datos intercalados. Incluso la clínica no estaba habilitada al momento de la muerte de Valentín: el Gobierno de la Ciudad le había otorgado una habilitación por 180 días en mayo de 1998 y nunca había sido renovada.

Explicó luego que, ante un cuadro como el que presentaba Valentín, con fiebre, vómitos y diarrea, correspondía realizarle estudios de laboratorio y comenzar con antibióticos. No obstante, la pediatra Melillo suspendió el plan de hidratación y se desentendió de su cuadro. Por su parte, D´Onofrio, coordinador de la clínica, no le proveyó ningún tipo de atención nocturna los días de internación y sólo se presentó el día de la muerte de Valentín.

Según indicó, nunca se le habría proporcionado al niño la atención debida ni se lo ubico en una sala de aislamiento, lo que hubiera disminuido la posibilidad de contacto con situaciones que pudieran provocar infección en sus heridas. “Para el Ministerio Público, la ausencia de control de la evolución infecciosa es lo que llevó al niño a la muerte”, sostuvo Fiszer.

“Las desatenciones médicas fueron y son evidentes: hubo una ausencia total de observación al paciente el día 17 de agosto” argumentó el fiscal. Consideró que “la falencia total en la atención médica durante las noches colocó al niño en una situación de desamparo" y se lo atribuyó a D´Onofrio. A Melillo le reprochó no haber atendido nunca los reclamos y consultas de la familia.

El representante del Ministerio Público indicó que si alguno de los imputados hubiera visto al paciente, habría advertido el estado en el que se encontraba, no sólo con fiebre y vómitos sino también con un descenso de peso notorio. “No hubo un error en el diagnóstico o una falta de precisión sino que este niño no fue visto por los médicos, esa fue la decisión: dejarlo a su suerte”, recalcó.

Consideró como agravante el comportamiento posterior de D´Onofrio, que intentó responsabilizar a la familia de lo sucedido, además de la experiencia que el imputado tenía en pediatría. Por último, el fiscal aclaró que no se le reprocha a los imputados la intención de matarlo pero si “la decisión directa e indirecta de intencional de dejar de hacer aquello que hubiera evitado su muerte”.

Por otra parte, el abogado de los imputados, Vadim Mischanchuk, solicitó la nulidad del alegato fiscal y la absolución de los dos médicos. Aseguró que no se pudo probar que haya habido en la causa un “abandono seguido de muerte” y que la muerte del niño estuvo relacionada con el cuadro que presentó y la lesión sufrida y no con una violación al deber de cuidado. Además, consideró que ni siquiera está probado un “accionar negligente” por parte de los médicos, por lo que tampoco correspondería una acusación por homicidio culposo.