El jueves 26 de marzo se realizó en el Comedor Padre Carlos Mugica, más conocido como “comedor de Tapia”, una función del movimiento artístico “Teatro por la Identidad”. El lugar elegido para la función no es casual, y tampoco la fecha, apenas dos días después del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Teófilo Tapia, titular del comedor, es un histórico vecino de la villa, que compartió vivencias y luchas comunitarias con el Padre Mugica y fue un referente de sus vecinos durante la última dictadura cívico-militar.
La función transcurrió en horas del mediodía, horario habitual de los almuerzos, cuando el salón se colma de vecinos. La función fue presenciada por medio centenar de personas, en su gran mayoría jóvenes menores de 25 años, algunos de ellos acompañados por operadores de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR). También estuvo presente el titular del Programa ATAJO, Julián Axat.
Las obras interpretadas fueron dos. En el monólogo “Cuando pasa el tren”, la actriz Amancay Espíndola hace las veces de una tía que relata la vida de su sobrina en busca de su identidad, a través de la observación de los pasajeros que viajan junto a ella en el tren que toma diariamente, entre los cuales busca quién de ellos se parece a ella.
En “Vic y Vic”, la segunda obra, interpretada por Andrea Marina Villamayor y Paula Andrea López, se cuenta la historia de Victoria Donda y Victoria Grigera, quienes se conocieron militando en la Facultad de Derecho y, a pesar de las diferencias, se hicieron amigas. Las dos actrices combinan humor y drama, en un diálogo por momentos disparatado, de dos amigas que se conocen mucho y comparten historias y miradas del mundo similares. El padre de Victoria Grigera desapareció antes del nacimiento de su hija, en tanto Victoria Donda no sabía aún que ella también ella era hija de desaparecidos. Ni una ni la otra imaginaban que cuando Donda nacía durante el cutiverio de su madre en la ESMA, el padre de Grigera se encontraba en ese mismo lugar, secuestrado por el terrorismo de Estado.
El objetivo de ATAJO
El propósito del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia que tiene en la villa 31 una de sus agencias ATAJO, fue recordar el aniversario del último golpe de Estado a través de una representación artística, a fin de hacer más efectivo el ejercicio de memoria colectiva. En ese sentido, dos de las responsables del Programa, la psicóloga Laura Duarte y la trabajadora social Anahí Scioli, coincidieron en que “el arte es una expresión dinámica y contempla la palabra de quienes miran la obra, que dejan de ser espectadores para ser partícipes de lo que allí sucede”.
En los días previos a la función, los trabajadores de ATAJO recorrieron el barrio, invitando a sus vecinos a sumarse a la actividad, como también a diversas instituciones y organizaciones sociales, que animan la vida comunitaria en la villa. Esa tarea de difusión, al tiempo que nutrió de concurrentes las funciones, dinamizó el objetivo de relacionar el Programa ATAJO con las instituciones intermedias del barrio.
“Recuperar la memoria nos fortalece en tiempo presente”, expresó Duarte. Al finalizar las obras, los jóvenes que las presenciaron expresaron con mucha emoción cuánto se sintieron identificados con las historias, a las que relacionaron con sus propias vivencias, desde sus “desapariciones” sociales hasta sus historias singulares de abandono. “Mi papá me abandonó, nunca lo pude volver a encontrar, pero con el tiempo puede volver a pegar mi corazón que estaba roto”, compartió uno de los jóvenes.
“La identidad se construye con el otro, colectivamente. Este es el motivo por el cual desde ATAJO impulsamos esta actividad en una fecha tan significativa para nuestro pueblo”, resumió Anahí Scioli a Fiscales.