Durante tres viernes consecutivos del mes de junio y julio, se realizó en el turno tarde del Colegio “Domingo F. Sarmiento”, el cierre de los siete encuentros de formación y promoción de derechos realizados en el primer semestre del año en esa institución educativa.

El 60 % de los estudiantes de esa escuela, ubicada en el Libertad al 1200, corazón de Recoleta, vive en la villa 31, del contiguo barrio de Retiro, donde el Programa de Acceso Comunitario a la Justicia tiene dos sedes ATAJO.

En los dos primeros encuentros de cierre se realizó un resumen de los conceptos trabajados en los talleres de formación sobre derechos humanos, acceso al sistema de administración de justicia, maltrato hacia la mujer, violencia institucional y trata y explotación sexual y laboral, que estuvieron a cargo de las diferentes áreas de la PGN especializadas en esas problemáticas: Procuvin, Protex, y Políticas de Género.

Asimismo, en todas las actividades, tanto los talleres de formación, como los encuentro de cierre, se alternaron los operadores del Programa ATAJO de la villa 31 (Carolina Maniowicz, María Victoria Compagnoni, Lourdes Paxi Roque, Pablo Di Paoli; Anahí Scioli), y las encargadas del área de Formación de ATAJO, Laura Duarte y Trinidad Baruf.

El objetivo de esos encuentros fue que los jóvenes de tercer año identificaran espacios de referencia en el barrio, asociados a esas conflictividades. Al mismo tiempo, los encuentros buscaron que los estudiantes las relacionaran con los ATAJOS que desarrollan su labor funcional dentro del barrio Carlos Mugica, en Retiro.

Así, los jóvenes realizaron en grupos un mapa del barrio. El dibujo dejaba ver una imagen fragmentada de la villa, constituida por distintos sectores marcadamente divididos.

En el segundo encuentro de cierre, fue leído un texto para disparar la reflexión colectiva, que forma parte del volumen “¿Quién lleva la gorra?”, del Colectivo Juguetes Perdidos. El objetivo fue que los jóvenes se interpelaran a sí mismos respecto de sus prácticas habituales, cómo se ven en relación con el afuera del barrio, qué proyectan para sus vidas y cuáles creen que son las distintas formas de “ser joven” en un barrio estigmatizado y vulnerable.

La lectura sugirió la producción de textos escritos e ilustraciones varias, que resultaron particularmente interesantes y generaron gran participación. Todos los estudiantes escribieron o dibujaron algo.

Debido a la riqueza de ese material, para el último encuentro fueron convocados dos docentes del Bachillerato Popular Casa Abierta, que funciona en la villa 31. La idea fue compartir los textos utilizados como disparadores con los jóvenes del Sarmiento, y sus producciones, para que la propuesta pedagógica sea replicada entre los estudiantes del bachillerato popular.

Así, el taller de cierre abrió la posibilidad de un nuevo intercambio, esta vez dentro del barrio y protagonizado por jóvenes que viven allí