Durante dos martes consecutivos, 28 de abril y 5 de mayo, el equipo de ATAJO de la villa 21.24, de Barracas, realizó sendos encuentros con los jóvenes que asisten al Centro Barrial San Alberto Hurtado, dependiente de la Parroquia Caacupé, ubicado en las inmediaciones del Núcleo Habitacional Zavaleta.
Esos Centros Barriales son espacios para orientación, contención y atención de personas que se encuentran en situación de sufrimiento social por el consumo problemático de drogas.
La actividad surgió como propuesta de Pablo Vidal, uno de los referentes del Centro, quien manifestó que gran parte de los jóvenes que allí asisten se encuentran en situación de calle y son frecuentemente hostigados por las fuerzas de seguridad.
Ante ello, el referente solicitó al Programa ATAJO la realización de un taller formativo, que informe a los jóvenes cuáles son sus derechos y obligaciones toda vez que son detenidos por las fuerzas de seguridad.
A los dos encuentros, coordinados por la abogada Laura Santello, responsable de la agencia ATAJO de Barracas; Laura Duarte, psicóloga del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia del MPF; y Fernando Juárez, trabajador social del mismo Programa, asistieron alrededor de 50 jóvenes, de entre 20 y 30 años.
El disparador para reflexionar colectivamente sobre la estigmatización que sufren los jóvenes y las situaciones de maltrato y violencia por parte de las fuerzas de seguridad, fue la proyección del corto “Anti”, de 6 minutos de duración, realizado por Germán Retola, Fabián Viegas, Rómulo Carpinetti, Eugenia Correa y Eugenia Carrerasque
En el filme, un joven que sale de su barrio se dirige al centro en bicicleta. Pero al traspasar los límites de su más inmediato entorno, sufre la mirada prejuiciosa y la prepotencia policial, y es injusta y violentamente detenido por la policía. “Me resigno, tengo banda de antecedentes”, señaló un joven acerca del corto. Para otro, el procedimiento policía implica que “te comés el garrón de que te peguen; si pasa acá te agarran y te llevan a la 32”.
“Una vez a mí me dijeron: presumimos que vas a cometer un delito”, señaló otro participante del taller, relacionando el corto con su propia experiencia, y agregó: “el policía tira un tiro al piso y me dice: mirá que estoy loquito”.
El relato de las vivencias compartidas por los jóvenes creó un clima propicio, que permitió la reflexión colectiva sobre la problemática, y lo que fue más importante: la transmisión concreta y efectiva de información, con la cual hacerle frente. Ante los jóvenes quedó claro que la agencia ATAJO, ubicada sobre la avenida Iriarte, es uno de los lugares más cercanos y propicios para denunciar los atropellos y así tratar de impedirlos.