El Tribunal en lo Penal Económico Nº3; a cargo de los jueces Luis Imas, Karina Rosario Perilli y Claudio Gutiérrez de la Cárcova; condenó a ocho años de prisión a un ciudadano de Willemstad (un territorio autónomo del Reino de los Países Bajos) por considerarlo autor del delito de "contrabando agravado por tratarse de de estupefacientes destinados a su comercialización en grado de tentativa".
El fallo se basó en lo solicitado por el fiscal Eduardo Funes, quién había pedido esa pena para el acusado y destacó "la potencialidad y riesgos que implica para la población el ingreso de mercadería prohibida".
También, destacó la importante cantidad de material que se intentaba contrabandear: 29.802 pastillas de éxtasis lo que equivale a 8,840 kilos de metilendioximetanfetamina. "29.802 posibles víctimas cuyas consecuencias son incalculables pero sí hay certeza de que son 29.802 potenciales cerebros dañados, lo que redunda en una cuantiosa extensión del daño y del peligro causado", explicó el fiscal.
El representante del Ministerio Público consideró que el imputado "sabía perfectamente lo que hacía y las consecuencias que ello acarreaba".
La causa
El 19 de agosto de 2012, en un vuelo de Iberia procedente de Madrid, el acusado ingresó al país pero su equipaje que había sido extraviado por la línea aérea. Dos días después, las valija fue recuperada por la compañía y arribó al Aeropuerto de Ezeiza.
Dentro del bolso, se encontraron las 29.802 pastillas de éxtasis, repartidas en 3 paquetes acondicionados en papeles de nylon ubicados debajo del forro que cubría el interior. Para el fiscal, "esta forma tan precisa y artesanal de acondicionamiento solo tenía como objetivo hacer pasar desapercibida la droga al momento de los controles aduaneros correspondientes".
El equipaje fue detectado por personal de la Dirección General de Aduanas, quién detuvo al imputado cuando fue a retirarlo. La Dirección fue querellante durante el juicio y solicitó 7 años y 6 meses de prisión.