Los jueces Horacio Ernesto Barberis, Liliana Noemí Barrionuevo y Domingo Luis Altieri condenaron a un encargado de edificio a cinco años de prisión por abusar sexualmente de dos niñas, ambas menores de 13 años. Jorge Martínez Aguerre aceptó su responsabilidad en un acuerdo de juicio abreviado realizado con el fiscal Eduardo Marina, quién pidió que se lo condene a la pena que finalmente le otorgó el Tribunal.

Según la sentencia, la madre de las víctimas denunció que el 7 de julio de 2014, cuando volvía del médico con una de sus hijas, ésta le manifestó que tenía que contarle algo. La chica le dijo que el encargado del edificio les daba “piquitos” y les tocaba la cola y la vagina tanto a ella como a su hermana. Estos episodios sucedían cuando se quedaban a solas con él en la planta baja del edificio mientras la madre iba a buscar a sus otras hijas a un colegio ubicado a pocas cuadras de allí, en el barrio de Belgrano.

La instrucción estuvo a cargo de la fiscal Graciela Gils Carbó. En esa etapa, las víctimas contaron en Cámara Gesell lo sucedido con Martínez Aguerre. Los expertos coincidieron en que los testimonios eran creíbles y verosímiles.

Para el Tribunal Oral y Correccional Nº19, los hechos quedaron probados además por las declaraciones de la madre de las víctimas y de la niñera (quién observó un episodio donde las víctimas eran besadas por el encargado aunque pensó que se trataba de un error); y por los informes psicológicos y psiquiátricos de la causa.

Martínez Aguerre fue condenado por el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante cometido en forma reiterada”. Destacaron los jueces que el hombre “redujo como objetos” a las nenas y las sometió sexualmente mediante intimidación, violencia psicológica y la reiteración de los hechos en el tiempo. Consideraron que el ahora condenado se aprovechó de la edad de las víctimas y que “hizo uso de la confianza” que le tenía la familia.

Indicaron como agravantes el trato cercano que Martínez Aguerre tenía con las niñas y sus padres, lo que permitió que la madre de las víctimas aceptara que se quedaran a solas con él en el edificio mientras iba a buscar a sus otras hijas. Destacaron, además, la gravedad del delito; que el hombre cometió los abusos en forma reiterada y las posibles secuelas psicológicas.