La fiscal a cargo de la Fiscalía Federal de Villa María, María Marta Schianni, impulsó la acción penal contra 13 personas acusadas de integrar una banda dedicada a la distribución y comerciacilización de marihuana y cocaína –que habrían trasladado desde Córdoba Capital- en las ciudades de General Deheza, Dalmacio Vélez, Río Tercero y Villa Nueva
Los imputados, en orden al delito de organización para el tráfico de estupefacientes, son los hermanos Carlos Miguel y Diego Ezequiel Gilli, su padre Miguel Ramón, Pedro Daniel Ricardo y Guido Facundo Pittavino, padre e hijo respectivamente; Juan Antonio López, Melisa Sacchetto, Eloy Dario Ruíz, Lorena del Valle Otín, Jorge Alberto Centioni, Miguel Ángel Quiñonez, Franco Sebastián Borghi y Santiago Oreste Olivero. Asimismo, la representante del MPF requirió la captura y detención de Borghi y Olivero –quienes se encuentran prófugos- y la liberación de Edgardo Ángel Munch –dado que, si bien se registró una conversación entre él y uno de los líderes de la banda para prestar eventualmente su domicilio para guardar el estupefaciente, esto no se concretó y no pudo corroborarse otra circunstancia de relevancia que permita vincularlo como integrante de la organización-.
A pedido de la Fiscalía, y en el marco de una pesquisa efectuada por la delegación local de la Policía Federal Argentina, el juez federal de Villa María, Roque Ramón Rebak, ordenó una serie de allanamientos que culminaron con el secuestro de más de 30 kilos de marihuana, más de 600 mil pesos en efectivo, y las detenciones de nueve de los imputados, ya que Carlos Miguel Gilli y Eloy Ruíz estaban alojados en el Establecimiento Penitenciario N°5 de Villa María, desde donde dirigían la organización.
En su requerimiento de instrucción, la fiscal Schianni consideró que Carlos Miguel y Diego Ezequiel Gilli, Olivero y Ruíz lideraban una organización dedicada al transporte, tenencia con fines de comercialización y venta de cocaína y marihuana en las ciudades cordobesas de Villa María, Villa Nueva, General Deheza, Dalmacio Vélez y Río Tercero. Para tal fin, los acusados se comunicaban a través de teléfonos celulares y radio y coordinaban la compra, distribución, traslado y venta de los estupefacientes. Asimismo, usaban códigos y sobrenombres para no ser descubiertos.
Según señaló la representante del Ministerio Público, los familiares Pedro y Guido Pittavino eran los encargados de recibir los narcóticos –que llegaban desde Córdoba capital- y de guardar el dinero recaudado por la venta minorista en los distintos kioscos. Por su parte, López era quien transportaba los narcóticos, mientras que Miguel Gilli guardaba el dinero de la venta de la droga y luego lo destinaba conforme se lo indicaban sus hijos Carlos –desde la cárcel- y Diego.
Asimismo, Schiani tuvo por acreditado que Sachetto y Otín vendían droga para sus parejas –Carlos Gilli y Eloy Ruíz- y que Jorge Centioni fue quien registró a su nombre los equipos de telefonía que utilizaba la banda. Por último, se sindicó a Quiñonez y Borghi como los encargados de repartir la droga a los diferentes kioscos locales.
En su presentación, la fiscal Schianni también imputó a Juan Antonio López como autor del delito de transporte de estupefacientes y, a los hermanos Gilli, Olivero, los Pittavino y Ruíz, los consideró coautores de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravada. También, consideró a Diego Gilli como autor tenencia de estupefacientes con fines de comercio en virtud de la droga secuestrada en su domicilio.