En el mes de abril, Lobo arribó a Ezeiza desde Frankfurt, Alemania. Mientras se encontraba en la Dirección General de Aduanas para controlar el equipaje, los pasajeros que lo acompañaban comenzaron a protestar por las demoras en el trámite. A raíz de esto, el periodista comenzó a filmar lo sucedido con su teléfono celular. Cuando el personal del aeropuerto lo detectó, le solicitaron que dejase de hacerlo y que eliminara la filmación, dado que en la zona aduanera se encuentra totalmente prohibido el uso de teléfonos celulares y de cualquier otro medio de comunicación.

En ese momento, comenzó la discusión entre el periodista y la policía aeroportuaria, que llevó a que Lobo se negara a borrar la información y se declarara agredido por los agentes.

El fiscal federal a cargo de la Fiscalía Federal N° 2 de Lomas de Zamora Adrián García Lois analizó lo sucedido con el periodista y apuntó a lograr en su dictamen “un fino equilibrio entre la libertad de prensa en general y de expresión por un lado y las medidas de seguridad razonables”. Asimismo, al tener en cuenta de que se trataba de un aeropuerto internacional, indicó que ese análisis debía contemplar que el hecho había ocurrido en una zona de particular sensibilidad, que tiene que ser preservada por obvias cuestiones de seguridad.

En ese sentido, indicó que no podía sostenerse que se estaba ante un caso de abuso de autoridad manifiesto, ya que no hubo una orden irrazonable, arbitraria o discriminadora, que permitiera sospechar de una conducta ilícita por parte de los funcionarios de seguridad. De esta manera, para García Lois no se cometió ningún delito, y le solicitó al juez que el planteo fuera desestimado.

Finalmente, el 25 de junio pasado, el juzgado hizo lugar al dictamen del fiscal y resolvió desestimar la denuncia.