La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, declaró hoy en el juicio que se lleva adelante en los tribunales federales de Retiro por la represión policial que el 20 de diciembre de 2001 provocó las muertes de cinco personas en el centro porteño. En la audiencia narró las agresiones que sufrió junto a otras Madres durante aquella jornada.
“Buenos días, para algunos”, saludó al ingresar a la sala de audiencias, minutos después de las 11 de la mañana. La testigo, que es querellante en la causa, fue propuesta por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Comenzó su exposición ante las preguntas formuladas por el presidente del Tribunal Oral Federal N°6, José Martínez Sobrino. En primer lugar describió lo ocurrido en la noche del 19 de diciembre, en la que le “avisaron que iba mucha gente a la Plaza de Mayo. Era muy emocionante la cantidad de gente que había”, señaló.
Una vez allí, la Policía Federal “empezó a tirar gases y fuimos hasta el Congreso. La represión era muy violenta. No queríamos estado de sitio otra vez, estando en democracia”. En sus escalinatas vieron tirado a un hombre ensangrentado, que “era evidente que estaba muy mal”.
Luego contó que al día siguiente llevaron un documento a la plaza aprovechando que era jueves, -el día habitual en el que realizan las marchas- para buscar adherentes contra el estado de sitio decretado por el presidente Fernando De la Rúa. La convocatoria era para las 12, pero decidieron ir antes al ver en los medios de comunicación imágenes de detenciones en las que “se llevaban a la gente de los pelos”.
Esa mañana, “la violencia estaba anunciada”, consideró la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que añadió: “teníamos miedo, sabíamos lo que es la desaparición”. “No imaginamos lo que la policía iba a hacer, fue peor que con los milicos. Recibimos fustazos, palos en la cabeza, balas de goma. No teníamos con qué protegernos y nos tomamos de las manos, ¿por qué nos iban a pegar?”, detalló. Para Bonafini, la represión “más fuerte empieza con las Madres”; al respecto, evaluó que la violencia ejercida contra las integrantes de la agrupación provocó que fuera más gente al lugar. “Estábamos heridas y lastimadas”, precisó, y mencionó que algunas de las mujeres que fueron heridas eran Evel de Petrini y Elisa de Landín -con balas de goma en el cuerpo-, Marta Vadillo -pisada por los cascos de un caballo que “le levantaron todas las uñas”- y ella misma, producto de los “fustazos”: “nunca nos pegaron con esa furia y ese odio”, aseveró.
Continuó su relato con énfasis: “Lo que pasó ese día no se puede creer. A la tarde ya era una tragedia, los dejaron morir como perros [en referencia a las víctimas]. Me trae el recuerdo de mis hijos, que estuvieron solos”, indicó conmovida. Sobre el accionar de la fuerza de seguridad -por la que están acusados el ex jefe, Rubén Santos, y el ex secretario de seguridad de la Nación, Enrique Mathov-, expresó en varias ocasiones que estuvo “organizado” y “programado”. “Nadie arma semejante horror en un rato” ni “se le ocurre pensar ‘vamos a cagar a palos a estas viejas’”, graficó. Finalmente, narró que lograron huir de los ataques cuando se acercó una camioneta de Radio La Tribu y las subió.
El juicio continuará mañana con la ampliación de las declaraciones indagatorias de tres de los uniformados imputados: Gonzalo Firpo Castro, Carlos José López y Eugenio Figueroa.