El fiscal Nicolás Amelotti, a cargo de la Fiscalía ante los Tribunales en lo Criminal y Correccional Nº11, solicitó ayer la pena de prisión perpetua para el hombre acusado de matar de una puñalada al ingeniero civil Mariano Barbieri en la plaza Sicilia, en el barrio porteño de Palermo, en agosto de 2023.
Ante el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº11, integrado por los jueces Julio Pablo Quiñones, Julio López Casariego y Matías Buenaventura, el representante del MPF consideró a Isaías José Suárez (31) responsable del delito de homicidio agravado por haber sido perpetrado para consumar otro delito y para procurar la impunidad (criminis causa).
Marcó que conocía el riesgo que le estaba generando a la víctima al acuchillarlo en una zona vital. “Frente a la resistencia, le asestó una puñalada certera en el tórax y lesionó el corazón de la víctima”, explicó. Además, solicitó que sea declarado reincidente. El juicio continuará el próximo jueves 14 de agosto con el alegato de la defensa.
El homicidio
El fiscal Amelotti explicó que el 30 de agosto de 2023, Barbieri (42) se encontraba en el interior de la plaza Sicilia -ubicada en el cruce de las avenidas Del Libertador y Sarmiento, en la zona de los Bosques de Palermo-, cuando apareció el acusado, para robarle su celular. La víctima se resistió, lo que generó que Suárez lo atacara con un cuchillo tipo tramontina.
Luego de la agresión, el imputado se dirigió hacia la avenida Berro y Casares, desde donde emprendió una caminata hacia el interior del Barrio 31 de Retiro. Barbieri, por su parte, cruzó herido la avenida Del Libertador y llegó hasta una heladería. Allí pidió ayuda antes de desplomarse en el suelo. Finalmente, falleció pocas horas después, en el Hospital Fernández.
El cuchillo con el que atacaron a la víctima fue encontrado al día siguiente dentro del parque. Suárez fue detenido cinco días después dentro del Barrio 31 por la División Antidrogas Norte de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.
La cronología del caso y el análisis de las cámaras
El fiscal contó con la colaboración de la prosecretaria Melanie Ayelén Solimano y el oficial mayor Francisco Soaje Pinto y el trabajo del Área de Asistencia en Juicio y Producción Audiovisual del Laboratorio de Multimedia Forense de la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), a cargo de Romina Del Buono.
Para comenzar, recordó que Barbieri estaba aquella noche mensajeándose con una amiga y que, según ese registro, a las 22:38 ya se encontraba en el interior de la plaza. Cinco minutos después, un hombre que paseaba a su perro llamó al 911 y contó que había presenciado un robo. Dio detalles del forcejeo y de cómo el ladrón había huido hacia la zona de Casares mientras la víctima se dirigía hacia avenida Del Libertador.
El 31 de agosto de 2023, ese testigo declaró ante la División Homicidios de la Policía de la Ciudad y dio una descripción del atacante, al cual vio desde una distancia aproximada de 20 metros y en el momento en que estaba huyendo del lugar. Con esos datos, la División Apoyo Tecnológico de la policía porteña comenzó con el análisis de cámaras y domos de la zona para ubicar a un hombre que tuviera características similares.
“Se trató de un trabajo de hormiga, donde se visualizaron diez mil cámaras y lo que permitió individualizar al sospechoso y detenerlo”, reiteró el fiscal y remarcó: “No quedan dudas de la autoría de Suárez”.
De acuerdo a lo que marcó el fiscal en su exposición, se analizaron más de 10 mil cámaras y se obtuvieron 34 imágenes que coincidían con lo dicho por el testigo. Aseguró que las secuencias fueron descubriéndose a lo largo de los días y que para el 1º de septiembre ya existía una imagen donde se veía al atacante en las inmediaciones de la Plaza Sicilia.
En los sucesivos informes de Apoyo Tecnológico se fueron recolectando los distintos videos que dieron cuenta de la presencia de un hombre muy similar al que había descripto el testigo. El fiscal Amelotti señaló que el sábado 2 de septiembre de 2023 la fuerza de seguridad ya contaba con una imagen “bastante clara” y con la sospecha de que el implicado en el caso se había dirigido hacia el Barrio 31. Esa información fue la que enviaron a la División Antidrogas Norte y la que permitió concretar la detención dos días después.
A lo largo del alegato, el representante del MPF desechó cualquier tipo de irregularidad en la investigación del caso y precisó cómo había sido el trabajo de identificación y cómo se descartaron a otras personas cuando se analizaban los videos en búsqueda del sospechoso.
De todas formas, marcó que había poca gente en la calle al momento de los hechos y recordó que Apoyo Tecnológico trabajó en la recolección de imágenes hasta el 13 de septiembre, con el objetivo de conseguir mejores tomas y para que se pueda establecer el camino realizado por el homicida luego del ataque a Barbieri.
“Es él”
En su exposición, el fiscal explicó cómo se logró probar que la persona sospechosa era Suárez. Para eso, explicó que la División Homicidios le entregó la información y la imagen a la División Antidrogas Norte, que a su vez la derivó a los integrantes que realizaban tareas en el Barrio 31. A través de la recolección de testimonios, pudieron ubicar que un hombre había “boqueado” sobre lo sucedido y que había estado alardeando sobre el robo y sobre el “puntazo” que le había propinado a la víctima. Al mostrarle la foto a las personas, coincidieron y dijeron que se trataba de Isaías.
También se mencionó en el alegato el trabajo realizado por la División Reconocimiento Antroposcopométrico de la policía porteña, donde se marcaron nueve coincidencias entre la foto obtenida de una de las cámaras de seguridad y el imputado. Además, se mencionó que Suárez, al igual que la persona observada en los videos, tenía un caminar particular, como si estuviera rengueando.
Al momento de despejar cualquier tipo de duda, el fiscal Amelotti presentó un mapa interactivo realizado por la DATIP donde se compilaron todos los videos de la causa, que dieron cuenta de los movimientos de Suárez, tanto los previos como los posteriores al ataque a Barbieri. Esto permitió reconstruir y evidenciar que el acusado se encontraba en la zona por lo menos desde las 19 y que tras el hecho huyó hacia el Barrio 31, un lugar que le era familiar, frecuentaba y, como se observó en los videos, en el que se movía con total tranquilidad.
“Se trató de un trabajo de hormiga, donde se visualizaron diez mil cámaras y lo que permitió individualizar al sospechoso y detenerlo”, reiteró el fiscal y remarcó: “No quedan dudas de la autoría de Suárez”.

Isaías José Suárez es el imputado por el homicidio agravado del ingeniero Mariano Barbieri, ocurrido en agosto de 2023 en Palermo. Foto: M. Pellón
Si bien en su indagatoria, Suárez aseguró que él solía irse de la zona de Palermo, Recoleta o Retiro a las 17 hacia la zona norte del Gran Buenos Aires, el fiscal evidenció que al momento de la detención, el hombre tenía en su poder una tarjeta SUBE. Al evaluar los viajes, se pudo observar que tanto el 2 de septiembre como el 3 de septiembre se registraron movimientos pasadas las 17 en dirección a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Incluso, en el registro del 3 de septiembre se encontró que salió de la estación Saldías del Tren Belgrano Norte a las 18:38.
El fiscal Amelotti mencionó que Suárez fue condenado por hechos similares cometidos en la misma zona en la que atacó a Barbieri, algunos de ellos de más de diez años de antigüedad. Marcó que fue condenado por un intento de robo de celular con un cuchillo en 2014 en la zona de avenida Del Libertador y Austria; por un robo simple en la plaza Sicilia en ese mismo año y por el atraco a una peluquería en la calle Gelly al 3400 en 2013.
A eso le agregó que en 2022 fue condenado por el robo de una bicicleta, situación en donde fue detenido cuando intentó fugarse por una de las calles que desemboca en el Barrio 31. Ese mismo año, registró una condena por violencia de género hacia su pareja, que residía en ese mismo barrio. “Conoce perfectamente la zona, la frecuenta por lo menos hace diez años. Hay condenas firmes por hechos con un mismo modus operandi”, señaló Amelotti.
Por último, para explicar por qué no se ubicó el celular, señaló que en ninguna de las imágenes se lo vio manipulando el teléfono. “Sabía que ese celular quemaba”, recalcó el fiscal y consideró que lo descartó de la misma forma en que se deshizo del cuchillo.