18 de abril de 2024
18 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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El hecho sucedió en diciembre de 2015, en Belgrano
Pidieron prisión perpetua para un abogado por el femicidio de su ex esposa
Para el fiscal Carlos Gamallo, el acusado planeó el ataque contra la víctima. A pesar de que tenía una orden de restricción, Claudio López Rossi ingresó al edificio y apuñaló a Elke Yvars Beck entre 40 y 50 veces cuando ella salió del departamento y estaba por tomar el ascensor. El hijo de ambos, de 11 años, presenció la situación. Interviene el Tribunal Oral en lo Criminal nro. 20.

El fiscal Carlos Gamallo pidió que se condene a Claudio López Rossi, de 54 años, a prisión perpetua por el femicidio de su ex esposa, Elke Yvars Beck. El hecho ocurrió en diciembre de 2015, en el sexto piso de un departamento ubicado en la calle Amenábar, en el barrio del Belgrano. El hijo de ambos, de 11 años, fue testigo del ataque. La víctima tenía 50 años.

Según reconstruyó el fiscal, el 15 de diciembre de 2015, el abogado López Rossi ingresó por la cochera al edificio donde vivía su ex esposa y su hijo, a pesar de que tenía una prohibición de acercamiento ordenada por un juzgado civil. Subió hasta el sexto piso y esperó que Elke saliera del departamento junto al pequeño para ir al colegio. Cuando fue hasta el ascensor, el acusado salió por detrás de una puerta y comenzó a apuñalarla.

Al ver la situación, el niño corrió por las escaleras para pedir ayuda. Cuando encontró a uno de los encargados, le dijo: “mi papá está matando a mi mamá”. López Rossi le infligió a la víctima entre 40 y 50 lesiones en todo su cuerpo: las más letales fueron las que le alcanzaron el corazón y el pulmón. Para escaparse, fue hasta la cochera e intentó salir con su auto, pero fue detenido por la Policía. En el vehículo se secuestraron el cuchillo, un par de guantes con sangre y el control remoto de la cochera.

“La situación se dio después de años de maltrato y muestra el odio que tenía hacia la víctima sólo por el hecho de ser mujer”, destacó Gamallo. Hizo hincapié en que a comienzos de 2015, ella había planteado que quería divorciarse “en buenos términos”. El divorcio se hizo efectivo en octubre de 2015 pero previo a ello hubo una denuncia por violencia y una orden de un juzgado civil que excluyó a López Rossi del hogar por 60 días. La medida judicial no sólo fue prorrogada luego por 90 días más sino que se extendió hacia el hijo.

López Rossi le infligió a su ex esposa entre 40 y 50 lesiones en todo su cuerpo. “La situación se dio después de años de maltrato y muestra el odio que tenía hacia la víctima sólo por el hecho de ser mujer”, destacó el fiscal Gamallo.

El fiscal hizo un repaso de los testimonios que lo llevaron a reconstruir no sólo lo sucedido aquel día sino también los meses anteriores al femicidio. Marcó la “particularidad” del hecho: que el testigo principal haya sido el hijo de ambos, a quién consideró otra víctima del accionar de López Rossi.

Repasó la Cámara Gesell realizada al nene seis días después del femicidio, donde relató la secuencia y hasta hizo un gesto de cómo empuñó el cuchillo su padre. “El chico vio y vivió el maltrato que sufría su madre”, manifestó, y agregó que el nene dijo que su mamá “no aguantaba más”, que el padre le gritaba mucho y que tuvo que ir la policía para sacarlo de la casa.

Luego, continuó con el relato de los dos encargados del edificio. El ayudante fue quién vio primero al niño, al que contuvo mientras se encargaban de llamar a la policía. El que hizo el llamado fue un vecino que pasaba por ahí, que también vio al chico y lo escuchó repetir lo mismo: “mi papá mató a mi mamá, tenía un cuchillo”. Tanto el ayudante del encargado como este hombre observaron el momento de la detención.

Varios efectivos de la comisaría 33º participaron del operativo, por la magnitud del hecho. Algunos fueron hasta el sexto piso y otros se encargaron de detener a López Rossi. También tuvo en cuenta el testimonio de un médico del SAME, que si bien fue llamado al lugar para constatar el estado de Elke, luego habló con el nene: “él se preguntaba qué iba a ser del él, con quién se iba a quedar”.

A esto se le sumó el relato del padre de la víctima, que no residía en el país. Dijo primero que no sabía demasiado de la situación, ya que su hija protegía al acusado pero que, en abril, supo que Elke se quería divorciar. Fue él quién aportó cartas y un diario donde la mujer anotó peleas, agresiones y las veces que su hijo observaba lo que sucedía

Las otras testigos que resaltó la Fiscalía fueron las terapeutas de Elke y de su hijo. La mujer iba a ver a la profesional regularmente para resolver los conflictos en torno a su separación. Le contó sobre sus intentos de separarse pacíficamente, de la denuncia que hizo en la Oficina de Violencia Doméstica y cómo López Rossi le revisaba la cartera y le controlaba todos sus movimientos. La terapeuta que atendía al niño también pudo percibir el temor que le tenía a su padre. Según su relato,se sentía presionado a hacer lo que el acusado quería.

Gamallo destacó un episodio en particular: la adopción de unos gatitos. Elke los consiguió a través de una mujer, ya que su hijo quería una mascota. Meses después, la víctima la volvió a contactar para que se los lleve, debido a que López Rossi estaba violento y no sabía que podía hacerle a los animales. Para el fiscal, esta mujer fue testigo del pánico que tenía hacia el acusado y describió una situación donde la víctima lloraba por lo que estaba sucediendo.

Dominación y misoginia

El fiscal acusó al abogado por los delitos de “homicidio doblemente agravado por haber sido cometido contra su ex cónyuge y por haber mediado violencia de género” y por “desobediencia” por haber violado la orden de prohibición de acercamiento. Si bien manifestó que el fiscal de instrucción no había requerido la elevación a juicio por el agravante de la alevosía, consideró que se trató de un homicidio también alevoso.

Gamallo hizo hincapié en las lesiones que recibió Elke: entre 40 y 50 puñaladas, de frente, de espalda y de costado. Una de las heridas, incluso, tiene 19 retomas: es decir, que el cuchillo entró y salió en todas esas oportunidades. Otras tres heridas se produjeron cuando la víctima ya había fallecido. “Fue un plan premeditado: hubo guantes y un cuchillo; sabía el horario; conocía que ella no tenía posibilidad de defensa”, remarcó.

Con respecto a la violencia de género, citó tanto normativa nacional como internacional. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) establece que la discriminación contra la mujer “denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”.

Destacó la “Convención de Belém do Pará” y la ley 26.485 de “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres”, que en sus artículos establecen qué se entiende por violencia de género y las conductas, acciones y omisiones que la conforman. Marcó, además, dos antecedentes judiciales: un fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Nº9 anterior a la inclusión del femicidio en el Código Penal y el caso “Mangeri”.

“Elke era manipulada por el miedo que le generaba López Rossi. Le revisaba la agenda, la seguía, le marcaba los horarios que tenía que hacer”, detalló Gamallo. Puso como ejemplo la denuncia que hizo la mujer en la OVD, donde cuenta los episodios de violencia física y psicológica que sufrió: la trataba de loca; le revisaba los cajones y el celular; le gritaba enfrente del nene; y hasta le pegó con un hierro en la cabeza.

“Elke era manipulada por el miedo que le generaba López Rossi. Le revisaba la agenda, la seguía, le marcaba los horarios que tenía que hacer”, detalló Gamallo.

El relato de la víctima hizo que las profesionales de la Oficina calificaran a la situación como de “riesgo psicofísico alto”. “Hay una manifestación clara de misoginia y del odio a la mujer que tenía López Rossi”, recalcó. Cuestionó la indagatoria del acusado e indicó: “según lo que nos dijo, parecería que la culpable de la muerte de Elke es la misma Elke, al decir que ella lo sacó de sus casillas”.

Para Gamallo, López Rossi sabía y conocía lo que estaba haciendo y su odio “quedó reflejado al momento del homicidio”. Incluso, destacó otra frase que dijo al momento del ataque: que su hijo era suyo. “Esa idea de apropiarse de algo como si fuera una cosa, lleva a que si esa cosa no hace lo que quiero, la puedo matar”, consideró.

Reiteró que no se trató de arranque de furia sino que fue totalmente planificado. Si bien aclaró que los delitos por los que lo acusó sólo preven prisión perpetua, consideró que debía dejar en claro algunos puntos que agravaban la situación del caso: la circunstancia de control y violencia de género; que el testigo principal del hecho fuera su hijo, al cual dejó sin madre y el trauma que va a tener que atravesar.