En línea con lo solicitado por la fiscal de la Procuración General de la Nación interinamente a cargo de la Fiscalía General N°6 ante los TOC, María Luz Castany, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°8 condenó, este martes, al ex juez de instrucción Remigio González Moreno, a la pena de cuatro años y medio de prisión, tras encontrarlo responsable del delito de lesiones graves agravadas por el vínculo y por violencia de género, por haberle propiciado un golpe de puño en el mentón a su entonces pareja, que le ocasionó heridas cortantes en labio inferior y cuero cabelludo –que demandaron suturas y alteraron la armonía de su rostro- al golpear su cabeza contra la pared.
El juicio se inició el 28 de mayo y a lo largo de las audiencias declararon, además de la víctima, su hija, un médico legal, un médico perito de parte, tres testigos de concepto del imputado, una amiga de la víctima y el administrador del edificio en el que convivía la pareja. A su vez, también declaró otro médico que intervino en el informe de la junta médica y el encargado del edificio.
En sus alegatos, la fiscal Castany valoró los dichos de los testigos a lo largo de las audiencias y describió cómo era el vínculo entre el hombre y la mujer de acuerdo a las características de la descripción del ciclo de la violencia con anterioridad al día de los golpes. En esa línea, describió la existencia de maltrato psicológico a lo largo de la relación. Finalmente la representante del Ministerio Público Fiscal tuvo en cuenta el tipo de lesiones que recibió la víctima, que le demandaron una recuperación de más de seis meses.
Asimismo, consideró que las lesiones graves debían ser en este caso agravadas precisamente por el vínculo de ex pareja, y que la razón de ello respondía al abuso de confianza del que se aprovecha el imputado por el conocimiento que tiene de las esferas más íntimas de la vida de la víctima (sitios frecuentados, lugar de trabajo, hábitos, relaciones familiares), como así también de su personalidad. "También se entendió configurada la agravante por violencia de género”, describió la representante del Ministerio Público Fiscal.
“Para mensurar la pena, entre otras cuestiones, se valoró la alta dosis de violencia empleada y la extensión del daño, dado que las consecuencias del hecho no solo fueron las lesiones físicas sino también el daño psíquico posterior al hecho”, añadió la fiscal.
El caso
El juez Javier Anzoátegui tuvo por probado que el hecho ocurrió el 28 de septiembre de 2015, cuando el ex magistrado ingresó al departamento que compartían, ubicado en el barrio porteño de Recoleta. El ataque, además de las lesiones mencionadas, le produjo a la víctima traumatismo y estado de confusión, la pérdida de una pieza dental y el desplazamiento de otras dos que terminó perdiendo días más tarde. Inmediatamente después, el imputado le dijo “te sacaría todos los dientes que te quedan” y se retiró de la vivienda. Al recobrar el conocimiento, llamó gritando a su hija, que dormía en su cuarto, y quien la ayudó a ir al Hospital.
En su declaración, la víctima relató que el hombre solía referirse a ella como “basurita” y “porquería” y discutían todo el tiempo. Añadió que a veces la golpeaba con la mano abierta y le hacía doler, pero cuando se quejaba, él le decía que era un “chiste” y que ella “no entendía”. Agregó que le exigía que tuviera una rutina en la que él marcaba, los horarios de dormir y de comer, le impedía hablar en público hasta el punto de prohibirle que le recomendara comprar algún producto en el supermercado frente a otras personas. La aisló de sus amigos y de todos sus conocidos y le prohibía salir sin él. La mujer manifestó que González Moreno le infundía temor y que su vida se alteró. Trabajaba en tensión, nerviosa y siempre intentando calmarlo.
Finalmente, refirió que el hombre le bajaba la autoestima constantemente con comentarios denigrantes y le hacía sentir vergüenza. Señaló que en la calle y con otras personas, él es un persona normal y agradable -“el que lo ve, no se da cuenta”-, pero con ella y con su hija era agresivo. Al realizar la denuncia, la mujer admitió que temía que el acusado tratara de vengarse.