19 de abril de 2024
19 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Intervino la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N°41, con colaboración de la UFEM
Pidieron enjuiciar a un hombre por el femicidio de su sobrina, con quien mantenía una relación sentimental
El imputado ésta acusado de asfixiar a la joven, de 18 años, tras una discusión. La víctima había desaparecido cuando se dirigía con su hermana a un ciber, en el barrio de Villa Lugano.

La titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N°41, Silvana Russi, con la intervención de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), a cargo de Mariela Labozzetta, solicitaron a la jueza Elizabeth Paisán, que el cabo 2° de la Prefectura Naval Argentina, Néstor Fabián Quintana, sea sometido a juicio oral y público por el femicidio de su sobrina de 18 años, con la que mantenía una relación amorosa, a espaldas de la familia.

Quintana llegó de Corrientes hace siete años y alquiló una pieza en el primer piso de la misma casa en cuya planta baja vivía la víctima junto a su familia. Unos cinco años atrás había iniciado una relación amorosa clandestina con la chica de, entonces, 13 años. Tiempo después, el oficial también comenzó a salir con la tía de la víctima, con la que finalmente se casó y tuvo un hijo. Sin embargo, en el año 2015, la pareja se separó y Quintana se fue a vivir a una habitación en el barrio porteño de Barracas.

Paralelamente, el hombre insistía en retomar la relación con su sobrina, a pesar de que ella había comenzado a salir con otro joven de su edad. En ese contexto, Quintana llamaba a la chica, la insultaba e interceptaba tres veces por semana, cerca de la casa, por lo que la joven comenzó a sentirse sobrepasada por la situación, y a pesar de que se lo comentó a sus amigas de la escuela, decidió guardar silencio para evitar el escandalo familiar.

Finalmente, la chica accedió a encontrarse con su tío el 29 de julio pasado, porque éste -según le comentó- tenía algo importante que decirle. Alrededor de las 17.30, la joven salió junto a su hermana camino a un cibercafé ubicado en la esquina de Murgiondo y Aquino, en el barrio porteño de Villa Lugano. En la intersección de Somellera y Larrazábal se separó de su hermana, de 14 años, con el pretexto de que se encontraría con su novio, y que luego irían juntos al ciber.

Sin embargo, la joven nunca llegó al local, y su hermana volvió a la casa familiar. Paralelamente, el novio de la chica, al ver que ésta no le contestaba los llamados ni los mensajes, se contactó con la madre, quien tampoco pudo dar con su hija, por lo que al día siguiente realizó la denuncia en la Comisaría N°48 de la Policía Federal Argentina.

Mientras se intentaba dar con la joven, las versiones sobre la relación que mantenía con Quintana, de 30 años y ex marido de su tía materna, no se hicieron esperar. Una amiga de la chica le contó a su padrastro que la chica se veía con el tío, pero no le creyeron. Luego, la madre de la chica recibió un mensaje al respecto y decidió hablar con su hermana, quien llamó a Quintana y le pidió reunirse. Cuando el hombre llegó, su ex mujer, la madre y el padrastro de la víctima, lo interpelaron respecto a los rumores de la relación que los unía, pero Quintana negó todo, por lo que su ex pareja le pidió que se quedase, para ir al día siguiente a la comisaría y efectuar el descargo.

La Policía llegó a la casa familiar y se entrevistó con Quintana quien admitió haber tenido una relación con la chica, pero dijo que la última vez que se contactó con ella fue el día antes de la desaparición, vía whatsapp, aunque no podía mostrarle los mensajes, dado que le habían robado el celular –circunstancia que denunció ante la Comisaría N°24 de La Boca-. Asimismo, Quintana le dijo a los oficiales que la chica quería dejar al novio, por lo que fueron a entrevistarlo.

Una vez en la casa del joven, la hermana de éste les comentó las sospechas que tenía sobre la intervención de Quintana en la desaparición de su amiga, las que le había informado sin éxito al padrastro de aquella. Así, los efectivos policiales se orientaron a establecer la vinculación del hombre con la desaparición de la chica.

Mientras ello ocurría, el 1° de agosto, Quintana admitía en la Comisaría N°48 que el viernes se había encontrado con su sobrina, y que fueron juntos a la pieza que alquilaba donde, luego de una discusión, la mató.

Al tomar conocimiento de tal circunstancia, la jueza ordenó el allanamiento de la vivienda, donde encontraron el cuerpo de la chica, envuelto en bolsas de residuos y una sábana, colocado en posición fetal. Personal de la Unidad Criminalística Móvil de la PFA estableció que su muerte se debió por asfixia mecánica, circunstancia que fue corroborada por los facultativos del Cuerpo Médico Forense, quienes fecharon la muerte entre 24 y 48 hs. antes del hallazgo, es decir entre las 18 hs. del viernes en que fue vista por última vez la adolescente, y el día en que se encontró su cuerpo.

En base a las pruebas colectadas en la investigación, los testimonios brindados por los allegados de la víctima, las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona -donde se ve la secuencia en la que joven y su tío se encuentran- y la confesión espontanea del imputado en la Comisaría, las fiscales Russi y Labozzetta consideraron que Quintana debía ser sometido a juicio oral y público en orden al delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género –homicidio íntimo-.

En su presentación, las fiscales consideraron que Quintana cometió sus conductas mediando violencia de género, lo que surge de los testimonios de allegados a la víctima que daban cuenta de que el imputado maltrataba a G., que tenía fuertes discusiones con ella, que la celaba y controlaba. Además, “de las constancias de autos se advierte que la relación de dominación y control se agudizó cuando G. le manifestó su deseo de no continuar la relación. Desde ese momento, el imputado la llamaba todos los días, la insultaba, la amenazaba y la interceptaba de manera reiterada cuando se dirigía al colegio. En igual sentido procedió cuando ella le comunicó que había iniciado una relación de noviazgo (…) Al contexto de dominación antes expuesto, se suma que, al iniciar la relación con Quintana, G. tenía tan solo 13 de años de edad y él 25. La diferencia de edad entre ambos, sumada a que G. era una niña al momento de comenzar un vínculo con él, la colocó desde un principio en una situación de especial vulnerabilidad.

Las representantes del Ministerio Público Fiscal sostuvieron también que “el modo de ejecución del homicidio también constituye un indicio que acredita el elemento típico de la violencia de género (…) Quintana llevó a G. a su departamento en donde la mató mediante asfixia mecánica, para luego envolverla en telas e introducirla en bolsas de nylon tipo residuo color negro.(…) La modalidad de descarte del cuerpo en bolsas de residuo también es propia de los crímenes cometidos por razones de género, cuerpos femeninos concebidos como ‘basura’ a descartar”.