05 de mayo de 2024
05 de mayo de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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La visita fue promovida por la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad
Fiscales, funcionarios y empleados recorrieron el Sitio de Memoria ESMA
Unos 80 miembros del MPF que se desempeñan en fiscalías de la Capital Federal que intervienen en causas de lesa humanidad recorrieron las cuatro plantas del ex Casino de Oficiales donde funcionó uno de los centros clandestinos de detención y exterminio más grandes de la última dictadura.

El incesante sonido de los dedos sobre las teclas de una máquina de escribir y la campana que anticipa el fin de la línea de escritura ponen en contexto a los visitantes en el tercer piso del ex Casino de Oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), sede de uno de los centros clandestinos de detención más grandes que funcionaron durante la última dictadura cívico-militar, hoy Sitio de Memoria. Allí, en la zona denominada por los represores como "Pecera", los secuestrados eran forzados a trabajar en las operaciones de acción psicológica que luego terminaban en los medios de comunicación reforzando la imagen pública del entonces jefe de la Armada, Emilio Eduardo Massera.

El sonido tiene su origen en pequeños parlantes que forman parte de la puesta en escena para evocar las características que tuvo el centro clandestino. El efecto sonoro acompañó en aquella zona del edificio a unas ochenta personas que trabajan en el Ministerio Público Fiscal, entre fiscales, funcionarios y empleados que intervienen en causas por crímenes de lesa humanidad en la Capital Federal, quienes realizaron ayer una visita guiada al Sitio, inaugurado en marzo pasado.

El recorrido fue promovido por la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, encabezada por el fiscal general Jorge Auat y la coordinadora Carolina Varsky. Los funcionarios, entre ellos los fiscales federales Eduardo Taiano, Ramiro González y Martín Niklison, las fiscales ad hoc Gabriela Sosti, Nuria Piñol Sala, Clarisa Miranda y María Saavedra, estuvieron acompañados por los equipos de trabajo de las distintas fiscalías y unidades. El lugar es un centro de interés para quienes investigan crímenes de lesa humanidad no sólo por constituir un emblema de la represión ilegal, sino porque el grupo de tareas de la ESMA trabajó en coordinación con otros grupos similares de otras fuerzas, con las que concretó intercambios de prisioneros.

Los miembros del MPF pudieron recorrer el edificio acompañados por guías del Sitio. La directora, Alejanda Naftal, les dio la bienvenida y les aclaró que las intervenciones con cartelería, sonido y video con las que se encontrarían a lo largo del recorrido por el edificio de 5300 metros cuadrados no habían producido modificaciones en la estructura recuperada en 2004. "Este lugar es prueba judicial", remarcó.

El relato de lo que sucedió en el subsuelo, la planta baja y los tres pisos del edificio es el que dieron los sobrevivientes en diferentes instancias judiciales. En el tercer piso, en el sector denominado por los represores como "Capucha", que sirvió como lugar de concentración de secuestrados, o en las habitaciones donde funcionó la maternidad clandestina, hay pantallas que muestran declaraciones de víctimas durante el juicio a las juntas, en los dos procesos que ya se realizaron por crímenes perpetrados allí y en el debate de la causa conocida como Plan Sistemático de Apropiación de Niños. La cartelería también remite a aquellos testimonios y recurre a citas textuales.

A "Capucha" se llega por una escalera, tras pasar por los dos primeros pisos destinados por entonces a las habitaciones de los oficiales de la Armada. La visita deja claro que nadie que hubiera estado allí podía ignorar lo que estaba sucediendo en el piso superior.

Esa situación quedó reflejada judicialmente con una testigo circunstancial, cuya declaración de cinco minutos de duración ante el tribunal del juicio a las juntas se proyecta en una pantalla ubicada en lo que fue la casa del director de la ESMA, situada en la planta baja. La testigo le contó a los jueces que estuvo allí, entre 1976 y 1977, invitada a almorzar y a pasar la tarde por su amiga Denisse, hija del ex almirante Rubén Chamorro, y que vio que un grupo de hombres ingresaba a "una mujer encapuchada y encadenada de pies y manos".

Hay otros dos lugares del edificio en los que los visitantes pudieron ver el antes y el después del funcionamiento del centro clandestino de detención de la ESMA. La contextualización es presentada con la técnica del mapping, que consiste en la proyección de imágenes desde diferentes dispositivos sobre pantallas gigantes. En este caso, las paredes de las habitaciones, desde el piso al techo, muestran la composición de imágenes y hacen las veces de pantalla. El primer mapping es proyectado en la habitación del casino y resume en fotografías, audios y videos de los golpes de estado y los avatares de la vida política nacional antes y después de 1976.

El segundo mapping está al final del recorrido, en un salón que los marinos llamaban "El Dorado". De día, el lugar está completamente iluminado por luz natural. Cuando comienza la proyección, el recinto queda completamente a oscuras. Los visitantes, parados en medio del gran salón rectangular, quedan cercados entre tres de las paredes que muestran los nombres, las fotos y los antecedentes de los imputados que actuaron en la ESMA. Sus rostros, enmarcados en cuadros, aparecen apoyados en el suelo. Es decir, cuadros bajados. Entretanto, comienzan a escucharse los audios de la sentencia dictada en el juicio que abordó los crímenes de la ESMA. Las fotos de los militares cambian: las de sus legajos, de jóvenes con atuendo militar, que aparecieron en un comienzo, dan lugar a imágenes contemporáneas, tomadas en los juicios. Los antecedentes en la represión ilegal, en tanto, son reemplazados por sus antecedentes penales: las condenas y los juicios en curso que aún les restan transitar.

En el final del recorrido hubo un tiempo para que los visitantes compartieran reflexiones. Fue encabezado por Auat, Varsky, Naftal, Valeria Barbuto de Memoria Abierta y la madre de Plaza de Mayo, Vera Jarach. "No hemos trabajado sólo como operadores judiciales, sino con compromiso", dijo Auat a los trabajadores del MPF. El fiscal remarcó que el ejercicio de la memoria colectiva es más importante que una sentencia para prevenir que vuelvan a suceder crímenes como los cometidos en la ESMA. "La memoria abre expedientes que el derecho considera olvidados", citó al filósofo Walter Benjamin. Jarach, de 87 años, completó luego: "La memoria no es garantía pero sí es la esperanza".