La Corte Suprema de Justicia rechazó otorgar la prisión domiciliaria al ex comandante del Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez (86 años), y al ex vice comodoro Luis Fernando Estrella (82). El máximo tribunal dejó sin efecto una sentencia de la Cámara Federal de Casación Penal que beneficiaba a los represores al admitir los recursos de las defensas contra la condena del Tribunal Oral de La Rioja, que anteriormente había ordenado la detención en cárcel común de ambos militares.
El caso llegó a la Suprema Corte luego de la presentación de un recurso extraordinario por parte del fiscal General Javier De Luca contra la detención domiciliaria. El representante del Ministerio Público recordó un dictamen de la procuradora Alejandra Gils Carbó.
El texto sostenía que superar los 70 años no es el único requisito para acceder a la prisión domiciliaria; y explicaba que el beneficio de la detención domiciliaria “en comparación con la prisión preventiva, implica una disminución significativa del control estatal sobre el cautelado y, desde esta perspectiva, un incremento del riesgo de que eluda la acción de la justicia y de que el Estado, en consecuencia, no logre cumplir su compromiso internacional de sancionar a quienes fueran declarados culpables de delitos de lesa humanidad”.
Con las firmas de Ricardo Lorenzzetti, Elena Higthon de Nolasco, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda y Eugenio Zaffaroni, la Corte compartió los fundamentos del fiscal y dejó sin efecto la sentencia de la Cámara Federal de Casación Penal ordenando se dicte una nueva sentencia “conforme a derecho”.
En disidencia sólo voto Enrique Petracchi, quien consideró "inadmisible” al recurso.
Actualmente, de los 927 represores detenidos, más de 330 gozan del beneficio de la prisión domiciliaria. En esta causa, Menendez y Estrella fueron condenados en diciembre de 2012 por los homicidios de los curas Carlos Murias y Gabriel Longueville.
Murias, franciscano conventual, y Longueville, presbítero de nacionalidad francesa, realizaban tareas sociales junto al obispo de La Rioja, Enrique Angelelli fueron secuestrados en julio de 1976 en la parroquia del departamento riojano de Chamical y aparecieron asesinados poco después.