28 de marzo de 2024
28 de marzo de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Intervienen los fiscales Juan Manuel Portela y María Eugenia Montero
Mar del Plata: los dos ex militares acusados se negaron a declarar en el inicio del juicio por el homicidio de Ana Lía Magliaro
Con la lectura del requerimiento de elevación a juicio del MPF, quedó abierto el debate. Arrillaga y Marquiegui eran parte de la plana mayor del  Subzona 15, que funcionaba en el AADA 601, donde fue llevada detenida la víctima. Un mes después fue asesinada en un enfrentamiento fraguado. Se escucharon los primeros testimonios.

Con la intervención de los fiscales Juan Manuel Portela y María Eugenia Montero comenzó este lunes en Mar del Plata el juicio oral y público en el que son juzgados los ex militares Alfredo Manuel Arrillaga y Leandro Edgar Marquiegui por el homicidio agravado por alevosía y ensañamiento de Ana Lía Delfina Magliaro. Las audiencias testimoniales continuarán este martes y miércoles, y la semana próxima se espera el inicio de la etapa de alegatos.

La joven fue secuestrada en La Plata el 19 de mayo de 1976 en la vivienda de una amiga donde estaba durmiendo. Un grupo numeroso de personas de civil ingresó de madrugada, la sometió junto a otra compañera a un interrogatorio de casi tres horas y luego se las llevaron. Se supo que pasó por los centros clandestinos de detención El Vesubio (en La Tablada) y la comisaría 34 de Capital Federal. El 4 de agosto cerca de las 8, el entonces Capitán de la Compañía de Policía Militar 101 del Ejército Argentino, Roberto Eduardo Berazay la retiró de la sede policial y la trasladó en avión hasta Mar del Plata: fue entregada y puesta a disposición de la Agrupación de Artillería de Defensa Aérea 601 (AADA 601).

El 2 de septiembre siguiente su cuerpo fue encontrado acribillado en la vía pública, en el barrio Constitución. El cadáver de Magliaro tenía varios orificios de bala en distintas parte del cuerpo. En la boca llevaba marcas posiblemente producidas por tela adhesiva, lo que hace suponer que podría haber estado amordazada. Cuando sus hermanos debieron reconocer el cuerpo, convocados telefónicamente a la comisaría cuarta –que funcionó como centro clandestino de detención durante la dictadura cívico militar-, vieron los impactos de las balas, los hematomas en las muñecas, el pecho y la vagina, las marcas de quemadura como si le hubiesen aplicado picana eléctrica.

Sin embargo, la versión dada a conocer por las fuentes oficiales a la opinión pública intentó simular que Magliaro había perdido la vida en el marco de un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y un grupo de militantes enrolados en la lucha armada. Pero la víctima se encontraba en cautiverio bajo custodia de la Agrupación AADA 601 y los imputados Arrillaga y Marquiegui, de acuerdo a la acusación del MPF, fueron responsables de este homicidio dado que ambos formaban parte de la plana mayor de la Agrupación a cargo de la Subzona 15 en esa fecha.

Al hablar de las responsabilidades de los acusados, quienes se negaron a declarar en esta etapa del juicio, el MPF reparó en que Arrillaga era entonces Jefe de la División III Operaciones de la Agrupación ADA 601; mientras que Marquiegui se desempeñó a cargo de la Sección Inteligencia (S2) de la Jefatura de la misma Agrupación, base fundamental en que se apoyaba la denominada “lucha contra la subversión”. Para los fiscales, el traslado de Magliaro hasta Mar del Plata obedecía a un requerimiento de la Subzona 15. Y se reparó en que el oficial Valentín Rezett, quien firmó un recibo al llegar la víctima -y fue condenado a prisión perpetua- estaba bajo la órbita directa de Marquiegui.
La lectura del requerimiento de elevación a juicio incluyó también detalles del marco histórico, del plan sistemático de persecución, secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos; se citaron también las pruebas reunidas en la investigación y se dio cuenta de cómo funcionaba y estaba constituida la estructura represiva en aquel momento.

Al dar la palabra a la defensa oficial se planteó una excepción de falta de acción como cuestión preliminar, a la que los fiscales Portela y Montero se opusieron, y el Tribunal, integrado por los jueces Néstor Parra, Bernardo Bibel y María Morgese Martín, terminó rechazando.
En esta primera audiencia se escucharon también los dos primeros testimonios, a través de videos grabados en el juicio contra Rezett, para evitar la revictimización de los testigos: uno de los hermanos de Ana Lía y el dueño de la casa de donde se la llevaron. Primero se oyó a Juan Alberto Magliaro, quien relató cómo se enteró de lo sucedido. “Fuimos a la comisaría cuarta y encontramos lo que no queríamos encontrar, el cuerpo sin vida de mi hermana”, dijo y dio detalles del cadáver que le tocó reconocer. Le dijeron que había muerto en un enfrentamiento, pero él supo entonces que la habían matado.

Luego, se proyectó la declaración de Sebastián Chirra. Él vivía con su mujer en la vivienda donde la fueron a buscar a Ana Lía: ellas habían sido compañeras de secundaria y también cursaban algunas materias en común en la Facultad. Dijo que apenas entraron le pusieron una capucha, que era de madrugada, que el interrogatorio a la joven fue violento y en la cocina, y que esa noche se la llevaron. Tiempo después supo por los hermanos de Magliaro que había sido asesinada.