En el marco de un juicio abreviado, y en línea con lo solicitado por el titular de la Fiscalía General ante el TOCF de Corrientes, Carlos Schaefer, y la auxiliar fiscal, Tamara Pourcel, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de esa jurisdicción impuso penas de entre cuatro y seis años de prisión a trece personas que integraban una organización dedicada al transporte y comercialización de cocaína y marihuana.
La organización operó, al menos, desde junio de 2017 hasta marzo de 2019 -cuando se realizaron los allanamientos y detenciones- y enviaba la droga desde la ciudad correntina de Itatí hacia Paso de los Libres, desde donde era distribuida a otros puntos del país. La investigación estuvo a cargo del fiscal federal de Paso de los Libres, Aníbal Fabián Martínez.
Las penas
Los jueces Víctor Antonio Alonso, Fermín Amado Ceroleni y Manuel Alberto Jesús Moreira condenaron a Alberto Germán Albarenga, Guillermo Antonio Cabral, Domingo Daniel Alegre, Sara Rocío Márquez Juárez, Carlos Ignacio Barrios, Ramón Antonio Verón, Víctor Tomás Emmanuel Espinosa, Mario Leonardo Obregón, Marciano Cristóbal Alegre, Jonathan Iván Ferreyra y Carlos Argentino Ocampo, a la pena de seis años de prisión como coautores del delito de comercialización de estupefacientes agravado por la intervención de tres o más personas organizadas para cometerlo. Además, cada uno deberá pagar una multa de 25 mil pesos.
Por su parte, a Andrés Damián Silvero Santana se le impuso una condena de cuatro años de prisión y multa de 15 mil pesos como partícipe secundario del mismo delito; mientras que Rubén Dario Gatti fue condenado a cuatro años y ocho meses de prisión y multa de 17.500 pesos, como autor del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
También, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal correntino ordenó el decomiso de los teléfonos celulares utilizados por los imputados, dinero, documentación, una camioneta utilitaria Renault Kangoo, un automóvil Mini Cooper, y tres motocicletas: una Yamaha XTZ, una Honda CB190R y una Honda Wave 110S.
Cómo operaba la banda
Albarenga era quien se encargaba de organizar el transporte de estupefacientes (cocaína y marihuana) desde la provincia de Corrientes a otros puntos del país, como la provincia de Entre Ríos y otros lugares no identificados. A su vez, se ocupaba de la comercialización de la droga, donde intervenían otras personas bajo su coordinación y supervisión.
Cabral distribuía y vendía la droga al menudeo en la ciudad correntina de Paso de los Libres y sus alrededores, como las localidades de Bonpland y Mercedes, bajo la modalidad “delivery”. Para ello, utilizó su motocicleta, el servicio de una agencia de remís, y un vehículo Fiat Duna.
Domingo Daniel Alegre también se ocupaba de la distribución de la droga y se vinculó con otros imputados para el transporte de las mismas. Junto a su hijo, Marciano Cristóbal Alegre -quien proveía la marihuana y cocaína a Cabral- coordinaba las cantidades, precios, lugar de almacenamiento y otros pormenores de la droga. Ambos hombres comercializaban droga al menudeo.
Por su parte, Ferreyra era quien realizaba el transporte de estupefacientes, así como el traslado de vehículos desde distintos lugares de la provincia y el país para actividades de narcotráfico. Estaba relacionado con Márquez Juárez, quien se encargaba de la etapa final de comercialización al menudeo de la droga, lo cual hacía telefónicamente, al tiempo que se encargaba de la logística para abastecer a la organización de rodados para transportar los estupefacientes. Incluso llegó a realizar transacciones de vehículos a cambio de la sustancia ilegal.
Los imputados Barrios y Espinosa proveían los estupefacientes a nivel regional; coordinaban los cargamentos de la sustancia ilegal y oficiaban de “punteros” durante las maniobras de transporte. Espinosa también intervino en la logística para adquirir algunos vehículos para el transporte de la cocaína y marihuana, al igual que Ocampo, quien consiguió vehículos de procedencia “dudosa”, para trasladar el estupefaciente.
Verón se encargaba del transporte de estupefacientes e intervino en la planificación del traslado de un vehículo, desde Buenos Aires hasta la ciudad de Corrientes -que fue usado para transportar la droga- mientras que Obregón se ocupaba de guardar, acondicionar y fraccionar, en su domicilio, los estupefacientes que luego eran vendidos por otros miembros de la organización.
Santana ofició como colaborador de Cabral en el narcomenudeo, incluso luego de los allanamientos -desarrollados el 15 y 16 de marzo de 2019- que culminaron con las detenciones de parte de los involucrados. Además de la venta de las sustancias, se ocupaba de su fraccionamiento y de acordar las entregas en nombre de Cabral.
Finalmente, Gatti resguardaba la droga, algunas veces en su domicilio particular, y otras veces en otros lugares.
Toda la operatoria ilícita de la organización contó con la participación de Daniel Alberto Cendoya, quien se encuentra detenido en el marco de otra investigación por narcotráfico.