El Tribunal Oral Federal N°1 de San Martín comenzó a tramitar el jueves pasado el juicio oral y público a cuatro personas acusadas de explotar al menos doce mujeres en situación de vulnerabilidad en una serie de prostíbulos ubicados en la localidad de La Matanza. Durante la primera audiencia declaró una de las víctimas, quien describió el calvario que sufrió durante el tiempo que estuvo cautiva.

La mujer comenzó su declaración describiendo que recibió la oferta laboral una vez que la echaron de un taller textil donde trabajaba doce horas por día y que le exigían la confección de mil prendas por jornada. En ese contexto, una amiga le comentó la búsqueda de camareras en un local llamado “Godzilla”.

“Al principio me hacían levantar copas pero después me sugirieron que haga pases, ya que así iba a ganar más dinero. Era la primera vez que lo hacía”, describió la víctima. Y continuó: “El lugar estaba abierto las 24 horas. Primero iba doce horas y después me iba a mi casa, pero después me pidieron que me quedara los fines de semana y también durante la semana. Me obligaban a atender a todos los clientes. No podía negarme”.

La joven, que en ese momento tenía 18 años, indicó que llegó a trabajar 24 horas y que sólo podía dormir si no había ningún  “cliente” en el lugar.  Además, señaló que el precio de los “pases” oscilaba entre los 250 y 300 pesos y que una de las encargadas se quedaba con el 50 por ciento de su valor. Además, le descontaban el equivalente al valor de los avisos publicitados en el diario, los gastos de las comidas y finalmente nunca le pagaban.  “Al principio tenía más libertad pero después ya no me dejaban salir. En uno de los locales me tenían directamente encerrada. Me sacaron mis cosas y tenían mi DNI”, añadió.

La víctima describió que la rotaban entre los diferentes locales nocturnos y que las trasladaban en remises porque los dueños de la empresa eran amigos de los proxenetas. Finalmente, declaró que en los lugares había otras mujeres,  que tenía miedo y que logró escaparse con la ayuda de un grupo de “clientes”. “Yo me quería ir porque no aguantaba más esa situación. Me sentía mal y no quería estar ahí”, concluyó la joven, que contó con el acompañamiento de una profesional de la Dirección de Orientación, Acompañamiento y Protección a Víctimas (Dovic), del MPF.

La audiencia comenzó con el testimonio de siete testigos, entre los que se encontraba personal de la Gendarmería Nacional, la Policía Federal y la Policía de la provincia de Buenos Aires. Dos de ellos describieron las tareas investigativas que tuvieron que realizar en esos locales nocturnos y apuntaron que uno de los boliches contaba con habitaciones donde las mujeres realizaban los denominados “pases”.

Los cuatro imputados llegaron a la instancia de juicio oral con prisión preventiva. Dos de ellos deberán responder en calidad de autores del delito de trata de personas, en tanto los restantes acusados como coautores del mismo delito.

La banda se encontraba conformada por seis imputados en total, pero cuatro llegaron a juicio oral: dos hombres dueños de los prostíbulos; una mujer que habría actuado como encargada de los locales; y su pareja, quien tendría a su cargo la apertura y cierre de un boliche y, a su vez, era el encargado de trasladar a las víctimas. Finalmente, hay una quinta imputada que es la hermana de uno de los dueños de los prostíbulos, quien se encuentra prófuga. La madre de los hermanos también fue investigada pero falleció durante la pesquisa.

La instrucción de la causa estuvo a cargo del fiscal federal de Morón, Sebastián Basso, y el debate cuenta con la intervención del fiscal general Marcelo García Berro. El juicio se reanudará pasado mañana.