El juez Gabriel Vega, del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº7, condenó hoy a ocho años de prisión a un hombre acusado de drogar y robar a sus víctimas, a las que conocía por redes sociales. La Fiscalía General Nº7, a cargo de Oscar Ciruzzi y representada por la auxiliar fiscal Bárbara Seghezzo, había solicitado la semana pasada la misma pena.
Fueron 34 los hechos por los cuales se condenó a Matías Quiroga: 32 por el delito de robo simple y dos casos por robo con armas, ocurridos entre febrero de 2015 y mayo de 2019. De acuerdo a lo que comunicó el juez Vega, los fundamentos se conocerán el próximo martes 16 de marzo.
El hombre de 28 años está detenido desde 2019. Fue identificado mediante el entrecruzamiento de información realizado por la Secretaría de Investigaciones Penales (SIPE) de la Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja (UFECRI), que tiene a su cargo el fiscal José María Campagnoli. Los requerimientos de elevación a juicio fueron firmados por los fiscales Lucio Herrera y Martín López Perrando.
Un patrón de conducta
En su alegato, la fiscalía repasó el patrón de conducta que unía a todos los casos. Explicó que Quiroga se valía de diversos perfiles creados en redes sociales (Facebook, Tinder, Hornet, Grindr y Scruff) para conectarse con hombres y pactar encuentros personales. Una vez que se encontraba con ellos y accedía a sus viviendas, aprovechaba las ausencias o distracciones que tenían para colocarles en sus bebidas una sustancia que las inducía al sueño. Otras veces directamente se ofrecía a preparar algún trago y era en ese momento que colocaba la droga. Una vez que el dueño de la casa estaba dormido, el ahora condenado aprovechaba para recorrer el lugar en búsqueda de dinero y objetos de valor. Televisores, celulares, joyas, computadoras son algunas de las cosas que fueron robadas, además de pesos, dólares y euros en algunos casos.
“Son absolutamente notorias las coincidencias y los detalles que dieron los damnificados en sus relatos: cada uno explicó las circunstancias en que conocieron al imputado y cómo se dieron los hechos”, había explicado la semana pasada la fiscalía. También se tuvo en cuenta la descripción que dieron las víctimas sobre su aspecto físico y las filmaciones que pudieron obtenerse de cámaras de seguridad.
Según quedó acreditado, una vez que el acusado se encontraba con las víctimas y accedía a sus viviendas, aprovechaba las ausencias o distracciones que tenían para colocarles en sus bebidas una sustancia que las inducía al sueño.
Otro de los elementos comunes en todos los hechos fue la utilización de esa sustancia narcótica que colocaba Quiroga en las bebidas para facilitar los robos. En algunos casos, incluso, se pudo comprobar físicamente la presencia de la sustancia en el organismo de las víctimas o en las bebidas.
En dos de los hechos investigados esa droga pareció no dar resultado, por lo que el hombre amenazó con un cuchillo a las víctimas. El amedrentamiento incluía también un comentario: si no les daban dinero o si gritaban, Quiroga iba a “llamar a los de abajo”, dando a entender que había otras personas con él y que lo estaban esperando afuera del domicilio en cuestión.
A la hora de solicitar los ocho años de prisión, la auxiliar fiscal había tenido en cuenta una serie de agravantes: la multiplicidad de los hechos; su gravedad; la utilización de la sustancia narcótica y el estado de indefensión que generó en las víctimas, además de la enorme cantidad de bienes sustraídos.