El titular de la Fiscalía General Nº2 ante los Tribunales Orales en lo Criminal Federal de Córdoba, Carlos Gonella, y el auxiliar fiscal Gustavo Yofre solicitaron el viernes pasado la imposición de una pena de 25 años de prisión para el principal acusado por el homicidio de Yamila Cuello, una joven de 21 años que desapareció el 25 de octubre de 2009 y cuyo cuerpo nunca fue hallado, imposibilidad que los representantes del Ministerio Público Fiscal reconocieron como una “deuda” del sistema judicial con la familia.
En su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) N°2 de Córdoba -compuesto por el juez Fabián Asís y las juezas Noel Costa y Carolina Prado-, Gonella y Yofre requirieron el máximo de la pena para el delito de homicidio simple para Néstor Simone, al considerarlo responsable de haber asesinado a la joven con la que mantuvo una relación durante cuatro años.
También solicitaron la absolución por el beneficio de la duda del segundo imputado en la causa, Ramón Palacios -hermanastro de Simone-, quien había llegado a juicio como presunto coautor del homicidio y acusado también de explotar sexualmente a Cuello para saldar deudas generadas en apuestas y de hacerla partícipe de diversos robos y estafas.
El caso
De acuerdo al requerimiento de elevación a juicio, en julio de 2005, cuando Cuello tenía 17 años, conoció a Simone, quien era 19 años mayor que ella, en una confitería bailable de la ciudad de Córdoba. Allí iniciaron una relación y comenzaron a convivir pocos meses después en la vivienda del acusado, en el marco de una relación signada por la violencia de género, que se desplegó en un contexto más amplio que, según la imputación original, abarcaba también el accionar de Palacios, quien es el hermano de crianza del primer imputado.
La joven estuvo alejada e incomunicada de su familia, hasta que a finales de 2008 fue rescatada por su hermana. Pero durante el año siguiente, Simone volvió a buscar el contacto con la víctima y se comenzaron a ver de manera esporádica, aumentando la frecuencia de estos encuentros los meses previos a su desaparición, ocurrida el 25 octubre de 2009, cuando fue vista por última vez, luego de que el principal imputado la pasara a buscar por la casa.
El fiscal Gonella hizo un pedido expreso para que, quienes tengan información sobre el destino del cuerpo de Cuello, aporten el dato a la fiscalía o al tribunal “porque es una obligación del Estado y porque es una deuda que tiene el sistema judicial para con la familia, que tiene la necesidad de hacer su duelo”, resaltó.
El alegato
Gonella comenzó su alegato recordando que, ante la desaparición de Cuello, su hermana fue a increpar a Simone diciéndole: “Decime dónde está el cuerpo de Yamila porque yo sé que vos lo mataste”, a lo que el acusado respondió: “Probalo”. Desde entonces, según detalló el fiscal, la mujer se encargó de recopilar evidencias, declaró en el juicio y logró aportar “importantes elementos de prueba”.
El representante del Ministerio Público Fiscal remarcó que, al comienzo de la investigación, cuando Simone declaró como testigo, había asegurado que hacía dos meses que no tenía contacto con Cuello, lo cual fue desmentido tras comprobarse que hubo intercambio de comunicaciones entre el acusado y la víctima entre el 19 y el 23 de octubre de 2009.
Al sostener la autoría de Simone en el crimen, Gonella ubicó el homicidio “en el interior de una espiral de violencia” signado por una relación asimétrica entre el acusado y la víctima.
Para el fiscal, luego de ser rescatada por su hermana, Yamila “empezó a ser consciente de la relación con Simone”, y pasó a tener un noviazgo con otro hombre, a quien pudo expresarle la violencia que había padecido en ese vínculo previo, e incluso pudo contar que el acuso le habría dicho una vez la frase: “Si no sos mía, no sos de nadie”.
Según la hipótesis fiscal, Simone intentó y logró tener contactos esporádicos con ella y comenzó a utilizarla para llevar a cabo diversas estafas, hasta que el 25 de octubre de 2009 la contactó y comenzó a tratarla mal. Fue el día en que Cuello fue vista con vida por última vez.
Al referirse al segundo imputado, Gonella explicó que, “más allá de toda duda razonable”, no fue posible durante el debate demostrar la participación de Palacios en los hechos por los que había sido llevado a juicio acusado de los delitos de homicidio y trata de personas.
“Estoy íntimamente convencido de que sabe bien qué pasó y dónde está el cuerpo de Yamila, pero no se pudo probar que haya participado en el homicidio”, resaltó el fiscal general.
De igual manera, agregó que, salvo por una mujer que aseguró que se lo contó la propia víctima, ningún otro testigo dijo haber visto que Palacios entregara a Yamila a hombres para explotarla sexualmente y saldar así las deudas de Simone, por lo que indicó que debía ser absuelto también por esos hechos.
A pesar de que había manifestado no tener más relación con ella, solo en octubre de 2009 Simone se comunicó con Cuello en 318 oportunidades entre llamadas y mensajes de texto, y fue la última persona que la contactó antes de su desaparición el 25 de ese mes, destacó la fiscalía con base en los informes periciales sobre las comunicaciones del acusado.
Sobre el cierre de su intervención, Gonella afirmó que los femicidios no son números, sino “historias cuyo proyecto de vida fue truncado”. El fiscal general repasó que, en lo que va del año, en Argentina se registra un femicidio cada 27 horas, de los cuales el 73% son perpetrados por agresores que conocían a sus víctimas.
Por último, Gonella hizo un pedido expreso para que, quienes tengan información sobre el destino del cuerpo de Cuello, aporten el dato a la fiscalía o al tribunal “porque es una obligación del Estado y porque es una deuda que tiene el sistema judicial para con la familia, que tiene la necesidad de hacer su duelo”, resaltó.
El peritaje técnico sobre las comunicaciones
A su turno, el auxiliar fiscal Yofre expuso sobre una de las pruebas centrales en las que el MPF se basó para sostener la acusación: los informes periciales sobre las comunicaciones realizados por el miembro de la División Antisecuestros de la Policía de Córdoba que lideró la investigación, el oficial Sergio Oroda, y que contradijeron la coartada del principal acusado.
De acuerdo a esos reportes, a pesar de que había manifestado no tener más relación con ella, solo en octubre de 2009 Simone se comunicó con Cuello en 318 oportunidades entre llamadas y mensajes de texto, y fue la última persona que la contactó antes de su desaparición el 25 de ese mes.
Para el auxiliar fiscal, Simone tuvo conocimiento de la muerte de Yamila desde ese mismo día y, tras el homicidio, intentó borrar evidencias, incluidas las de su teléfono.
Así, detalló que, según los registros obtenidos, Yamila nunca llamó a Simone y todas las comunicaciones fueron iniciadas por él, llegando a registrarse 33 llamadas en el lapso de 15 días.
También remarcó que, a partir de los registros de antenas telefónicas e impactos de celdas, se estableció que ambos estuvieron juntos en una estafa a una empresa de neumáticos, con un cheque escrito por Yamila.
Al exponer sobre el día de la desaparición, Yofre indicó que aquel 25 de octubre de 2009 Simone contactó a Cuello ocho veces (cuatro a través de llamadas y otras cuatro por mensajes de texto). Realizó una llamada de 159 segundos a las 11.27 de la mañana, corroborada por la abuela de Yamila, que estaba presente cuando la recibió y escuchó cómo su nieta le decía a su interlocutor “a mí no me trates así”. La contactó por última vez a las 12.36 y, después de esa comunicación de 40 segundos, la joven salió de su casa y nunca más volvió.
Según la fiscalía, los registros de antenas muestran que ese día Simone fue desde su domicilio al de Yamila, y luego regresó a su casa con ella. Muestran también un cese de comunicaciones claro: desde el llamado de las 12.36, nunca más intentó contactar a Cuello.
Al día siguiente, Simone abandonó su línea y comenzó a usar una nueva, activada en el mismo aparato telefónico, marcó el auxiliar fiscal. Y describió que el acusado había enviado a una mujer a recuperar el celular de Yamila para borrar datos comprometedores, como mensajes y contactos vinculados a él y a ella, que fueron eliminados. De acuerdo a Yofre, esta mujer mintió en sus declaraciones y manipuló el celular de Yamila, borrando evidencias por orden de Simone, probablemente por miedo a él.