20 de abril de 2024
20 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Los fundamentos se conocerán el próximo 30 de noviembre
Femicidio en Belgrano: condenaron a prisión perpetua al acusado
Los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº24, Marcelo Roberto Alvero, María Cecilia Maiza y Raúl Horacio Llanos, condenaron a prisión perpetua a un hombre que roció con alcohol etílico a su esposa y la prendió fuego en septiembre del año pasado. La misma pena había sido solicitada por el fiscal Santiago Vismara. Los fundamentos se conocerán el próximo miércoles 30 de noviembre.

El Tribunal Oral en lo Criminal Nº24 condenó a Mario Figueroa por el delito de “homicidio agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género” y rechazó el pedido de inconstitucionalidad de la prisión perpetua que planteó la defensa. Ordenó, además, que se extraigan testimonios de la sentencia para enviarlos a la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional para que se investigue si el hijo de la víctima y su novia junto a la hermana de la mujer y una de sus amigas cometieron el delito de “falso testimonio” al momento de declarar en el juicio.

El hombre de 43 años trabajaba como encargado de un edificio ubicado en Virrey del Pino al 2500, en el barrio de Belgrano. El 4 de septiembre del año pasado, cerca del mediodía, el acusado subió hasta el octavo piso, donde vivía con Marcela Poiman y sus hijos.

Luego de una discusión con la víctima, Figueroa la roció con alcohol etílico y la prendió fuego. Esto le provocó quemaduras en un 40% de su cuerpo. La mujer fue trasladada al Instituto del Quemado, donde falleció días después, el 24 de septiembre. De acuerdo al informe de autopsia realizado por el Cuerpo Medico Forense, la causa de muerte fue por “congestión, edema pulmonar y quemaduras graves”.

Al comienzo de su alegato, Vismara citó el libro “Por ellas...5 años de Informes de Femicidios del Observatorio de Femicidios en Argentina "Adriana Marisel Zambrano” realizado por la asociación civil “La Casa del Encuentro”. Allí, se explica que los femicidios se encuentran en la historia desde tiempos lejanos. Por lo general, las víctimas de estos ataques son llevadas al hospital, donde tiene que ser dormidas, “inducidas al sueño para soportar el dolor y tratamiento” y muchas veces “mueren en silencio sin poder contar lo ocurrido”.

“La cultura patriarcal coloca a las mujeres del lado del sometimiento, está arraigado el prejuicio de pensar que son menos que los varones y que necesitan alguien que las dirija”, puntualiza el informe. Allí, se sostiene que suele haber “versiones absurdas” cuando se trata de este tipo de femicidios: supuestos suicidios, accidentes domésticos y que el agresor siempre tiene las manos quemadas “como forma de demostrar que quiso detener el fuego”. Para Vismara, el informe podría servir de prólogo para la historia de la víctima de este caso.

Recordó el caso de Wanda Taddei, atacada por su pareja Eduardo Vázquez en febrero de 2010 y que murió días después, en el Instituto del Quemado. Al igual que Wanda, Marcela permaneció sedada toda su internación y nunca pudo declarar.

El alegato de la fiscalía

En su exposición, el fiscal consideró probado que Figueroa mató a su esposa el 4 de septiembre de 2015 cerca del mediodía y repasó los testimonios de los vecinos que vivían en el piso de abajo del matrimonio. Una madre y su hija le contaron a los jueces que eran habituales las peleas entre ellos, “un clásico” y que ese día se escuchó una discusión.

Los vecinos coincidieron en que Figueroa les pidió que llamen a los bomberos porque se le quemaba la casa. “No pidió ambulancia, no nombró a su esposa; ninguno de los testigos mencionó alguna muestra de preocupación del hombre por la situación que atravesaba su pareja”, destacó Vismara. Y agregó: “estaba preocupado por el perrito y se lo entregó a una vecina para que lo cuide como a un hijo mientras que por el estado de su esposa mostró una total falta de interés”.

Luego, analizó las declaraciones de los policías que se presentaron en el edificio y que subieron hasta el octavo piso. Uno de ellos recordó que encontró a Marcela sola, sin ropa, con todo el cuerpo quemado y que incluso la quiso alzar para llevarla hasta la planta baja pero ella se negó por las heridas. Uno de los efectivos aseguró que del cuerpo de la víctima salía humo cuando la encontraron. Los tres destacaron que Figueroa apareció después porque supuestamente había ido a buscar una manguera (aunque había un matafuegos en el lugar) y que estaba muy tranquilo.

Ya en la planta baja, el encargado contó que a su esposa se le había caído una botella de alcohol mientras fumaba y que él intentó ayudarla, versión que sostuvo ante los jueces en su indagatoria. Durante la instrucción, realizada por fiscal Carlos Velarde y el juez Luis Alberto Zelaya, no había declarado.

Con respecto al inicio del fuego, Vismara tuvo en cuenta el peritaje realizado por la División Siniestros de la Superintendencia Federal de Bomberos. Se señaló que el origen del incendio fue en el centro de la habitación principal, donde estaba la cama y que luego se propagó por el cuarto. Aunque las llamas no afectaron el resto de la casa, el humo y el calor excesivos causaron daños en los techos y paredes.

Según el informe, el incendio fue causado por una “sustancia líquida acelerante que participó de la combustión” cuyos vapores se mezclaron con “algún elemento de llama libre”, como puede ser un fósforo o un encendedor. Del análisis de los restos que se encontraron en el cuarto, se identificó un hidrocarburo (un solvente o diluyente) mientras que en las prendas secuestradas se halló alcohol etílico.

Explicó el fiscal que por las zonas en las que resultó quemada la víctima, el alcohol tuvo que serle arrojado mientras estaba de frente, lo que generó que la ropa de Figueroa se salpicara con la sustancia. A esta cuestión le sumó que las manos quemadas son frecuentes en este tipo de femicidios.

“Le gustaba ir de shopping”

Figueroa declaró ante el Tribunal durante la primera audiencia del juicio. Habló de una discusión con su pareja, que ella se encerró luego en la habitación y que él desde el living la escuchó gritar: “me quemo, me quemo”. Aseveró que su esposa se había encerrado en la habitación, que tuvo que entrar a la fuerza y que después se fue para pedir ayuda.

Al momento de describir a Marcela, dijo: “Le gustaba más ir de shopping que hacer las tareas de la casa, que las hacía yo”, y que se atendía con un psiquiatra hacía mucho tiempo. Para el fiscal, la versión que dio no se coincidió con ninguna prueba de la causa.

“Es evidente que trató de mostrarse como un marido bueno y preocupado” afirmó Vismara y se preguntó: “¿por qué no pidió una ambulancia? ¿por qué no uso el matafuegos para apagar el incendio? ¿por qué abandonó el cuarto y a su esposa si todavía la mujer estaba quemándose?”

Para el representante del Ministerio Público, Marcela era víctima frecuente de episodios de violencia física y psicológica: Figueroa la golpeaba desde que se casaron, intentaba ahogarla, le tiraba del pelo, incluso delante de sus hijo. “La denigraba, la trataba de puta, de inútil, de muerta de hambre”, enumeró.

Sostuvo que la familia de la víctima le creyó a Figueroa y que dos amigas fueron las únicas que contaron lo que realmente sucedía: los golpes, la violencia, el rol de “loca y causante de todos los males” en el que era colocada. También, declaró el psiquiatra de Marcela: “hice todo lo posible para evitar que volviera con su marido”, manifestó y dio cuenta también de la relación agresiva que tenían.

El fiscal repasó la denuncia que hizo la víctima en la Oficina de Violencia Doméstica en 2012, que derivó en una probation a favor de Figueroa. “Marcela estaba inmersa en una relación donde reinaba la violencia de género” dijo y describió varios episodios donde el hombre le decía que su ropa se la compraba él por lo que procedía a desnudarla en la calle para humillarla. “Figueroa dominaba todo: hacía las compras, tenía dinero, le negaba la posibilidad de ir al psiquiatra o al colegio y hasta las llaves de su casa”, ejemplificó.

Acusación por femicidio

Vismara expresó que, si bien no hay informes oficiales al respecto, el caso Taddei tuvo un “efecto amplificador”. Citó nuevamente un informe de la asociación “La Casa del Encuentro” que indica que desde esa causa hasta 2013 hubo 58 mujeres incineradas. En 2015, por ejemplo, murieron 21.

Tuvo en cuenta el relevamiento realizado por el área de Análisis Criminal y Planificación de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) y enumeró seis casos que tiene coincidencias con el de Marcela. Citó la Convención de “Belém Do Pará” y la Ley 26.485 de “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres”.

“Se probó que entre Figueroa y Poiman existía una relación desigual de poder: el hombre ejercía dominio sobre su esposa”, argumentó y agregó que el encargado buscó directamente la muerte de la víctima por medio del uso del fuego. “Si bien con frecuencia ocurre en el ámbito doméstico, la violencia de género no hay que buscarla en los vínculos familiares sino en la discriminación estructural que sufren las mujeres”, concluyó.