29 de abril de 2024
29 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Alegato del fiscal Sandro Abraldes
La fiscalía solicitó prisión perpetua para el exnovio de Marianela Rago por haber cometido el homicidio de la estudiante con dolo y ensañamiento
Para el MPF, Francisco Amador es el responsable del asesinato de la estudiante de 19 años, ocurrido el 27 de junio de 2010. De acuerdo a la autopsia, la joven murió degollada y su agresor además le provocó 23 puñaladas. El fiscal solicitó que se disponga una custodia policial personal para el acusado hasta el final del debate con el objetivo de que se garantice su comparecencia a las audiencias y el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº29 hizo lugar a la medida.

El fiscal Sandro Abraldes, interinamente a cargo de la Fiscalía General ante los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional N°27, pidió ayer la pena de prisión perpetua para Francisco Amador, exnovio de Marianela Rago, la estudiante de 19 años que fue asesinada en su casa el 27 de junio de 2010. De acuerdo a la autopsia, la joven murió degollada y su agresor además le provocó 23 puñaladas con una cuchilla que estaba en la cocina de la casa y que no fue hallada.

La fiscalía señaló a Amador como responsable del delito de “homicidio agravado por haber sido cometido con ensañamiento y alevosía”. Además, le requirió al Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº29 que disponga una custodia policial personal para el acusado hasta el final del debate con el objetivo de que se garantice su comparecencia a las audiencias y consideró que en todo caso la medida podía ser complementada con la colocación de un dispositivo de geolocalización. Los jueces Hugo Daniel Navarro, Gustavo Goerner y Juan María Ramos Padilla hicieron lugar a la medida y Amador se retiró de la sala de audiencia con custodia policial.

En su exposición, el fiscal dejó solicitado también que en caso de que el veredicto contra el hombre sea condenatorio, se revoque su excarcelación y se ordene su prisión preventiva. Durante la jornada, la querella que representa a la familia de la joven pidió también prisión perpetua para el acusado. El juicio continuará la próxima semana con el alegato de la defensa.

El análisis sobre el agresor

De acuerdo a la acusación planteada por la fiscalía, representada por el fiscal Abraldes, el auxiliar fiscal Juan Noel Varela y el oficial mayor Gregorio Schumacher, Amador ejerció violencia de género desde el comienzo de su relación con Marianela. Tanto el acusado, de 36 años, como la joven eran oriundos de la provincia de Tierra del Fuego y comenzaron su vínculo sentimental en 2008. En el juicio, colaboró la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), a cargo de Romina Del Buono, que realizó un video con material de la causa como las comunicaciones entabladas entre ambos y las anotaciones halladas en una agenda de la adolescente. Ese material formó parte del alegato y fue exhibido ante los jueces.

“Las historias se inscriben en un contexto en el que se desarrollan y le dan un sentido. La historia que vamos a contar no empieza ni termina el 27 de junio de 2010. Esa fecha comienza el largo transito para hacer visible al responsable del crimen de Marianela”, dijo el fiscal. En ese sentido, repasó la historia de Amador y los informes psicológicos-psiquiátricos que constan tanto en esta causa como en el expediente por violencia familiar que se abrió en su contra en la justicia de Rio Grande.

Hizo referencia luego a un hecho en particular que incidió en la conformación familiar y en el desarrollo de su niñez y adolescencia: en 1989, su padre mató a su hermano que tenía apenas 20 días y por ello fue condenado a prisión perpetua, aunque su pena fue conmutada por el gobierno de la provincia de Tierra del Fuego en 2012. Describió el fiscal que el acusado vivió situaciones de violencia intrafamiliar desde muy pequeño: “en esa casa, donde Amador creció, se respiró y se respira violencia”.

Puntualizó también en otro aspecto que incluso fue mencionado por el acusado en sus respuestas: los celos, que de acuerdo a la exposición fiscal "funcionaron como dato central de su vínculo con Marianela”. Mencionó entonces que las peleas de la pareja, admitidas por el imputado, eran por los celos que tenía de la relación que la joven  mantenía con sus amigos y con sus compañeros de facultad. 

“Todo lo que le tocó vivir en su infancia y lo convirtió en una persona insegura y desconfiada. ¿Lo disculpa? ¿Lo justifica? De ninguna manera: simplemente lo explica, nos permite entender que aquello que recibió, es lo que repartió. Amador decidió quedarse en lo conocido, en su zona de confort: el ejercicio de violencia”, argumentó el representante del MPF.

La relación entre víctima y victimario

El fiscal recordó que Amador era el preceptor del colegio al que iba Marianela, a la que le llevaba unos cuatro años. Repasó entonces los testimonios de los amigos y compañeros de la joven, que describieron que al principio todo parecía normal en la pareja pero que luego el acusado comenzó a presentarse en lugares a los que no estaba invitado mientras iba alejando a la chica de su grupo. Los testigos relataron incluso que ya existían situaciones de violencia cuando aún vivían en Tierra del Fuego y varios mencionaron que observaron una serie de golpes en uno de los brazos de la joven durante su fiesta de egresados.

En esa línea, detalló las veces que el joven se “aparecía” de manera sorpresiva y lo relacionó como parte de su mecanismo de control. Incluso una vez que Marianela se mudó a Buenos Aires, el imputado se presentó en un restaurante durante una salida de la chica con un conocido. “Existía una relación de subordinación y dependencia psicológica, estaba claro que Amador era el que mandaba”, resumió.

El representante del MPF marcó que la víctima intentó en varias ocasiones terminar la relación. En ese sentido, se leyó durante la audiencia una carta que Marianela le envió por mail al acusado en febrero de 2010 y donde puso en copia oculta a una amiga, lo que permitió que se pueda recuperar la misiva, ya que la computadora de la joven no fue hallada en el domicilio cuando se encontró su cuerpo.

“La carta anuncia una ruptura, habla de malestar y vacío. Expone de manera sutil la situación de violencia, no es que lo deja porque se fue y se enamoró de otro” explicó el fiscal y aseguró que todo el vínculo estuvo enmarcado por la violencia. “Este sufrimiento que tengo no me permite seguir”, dice en su escrito la joven, que en los últimos meses de su vida había comenzado un vínculo con un chico, que también declaró durante el juicio.

Los días previos al asesinato

El 24 de junio, Amador y Marianela se vieron en la casa de la joven. En su indagatoria, el imputado aseguró que fue en buenos términos, que pasaron la noche juntos y que ella le contó que estaba saliendo con alguien. Las amigas que declararon en el debate contaron otra versión: el acusado se habría enterado de la nueva relación porque le revisó el celular. En esa línea, el fiscal hizo foco en una evidencia relevada durante la investigación del caso: esa noche, Amador colocó su chip en el celular de Marianela.

El 25 de junio, la joven se encontró con el chico con el que se salía. Esa misma noche, Amador la llamó. De acuerdo a los registros, figura una comunicación de muy pocos segundos, lo que podía indicar que atendió el contestador o que la joven le cortó rápidamente. “Para entender que significó ese rechazó, esa llamada no concretada, hay que analizar a Amador y a su personalidad, que fue descripta en los informes como impulsiva, egocéntrica, a lo que se le sumaba su escasa tolerancia a la frustración”, detalló el fiscal.

“No reconocía a Marianela como persona o como mujer. Era un objeto, un territorio y fue esto lo que generó el coctel explosivo que terminó el domingo a la mañana con 23 puñaladas”, marcó.

La madrugada del 27 de junio y los días posteriores

De acuerdo a la indagatoria, esa noche Amador pasó a buscar a una joven con la que supuestamente estaba comenzando un vínculo y con la que caminó hasta las 4 de la mañana. Luego, se habría ido a su casa cerca de las 7. No obstante, esa mujer declaró en el juicio que solo eran conocidos y que esa tarde-noche la llamó en reiteradas ocasiones tanto a su teléfono como al bar donde trabajaba. Contó además que la acompañó únicamente a tomarse el colectivo luego de que ella le dijera que iba a ir a lo de una amiga y que toda la situación la hizo sentir incómoda.

En esa línea, el fiscal recordó que esa madrugada llamó además a una compañera de facultad, a la hora en la que dijo que se encontraba en la calle. De acuerdo a la investigación, la celda que se activó con el llamado repercutió en la antena que tomaba las comunicaciones que hacía desde su casa. “Es decir, todo está lejos de de ser la coartada que él planteó en su indagatoria”, puntualizó.

Recordó también que el encargado de su edificio lo vio ingresar cerca de las siete de la mañana, aunque su celular no registró actividad, lo que evidenció que se desplazó e interactuó por fuera de lo que mostró su teléfono. “Quedó demostrado que no le importa nada, que no pide permiso y que disfruta tanto de la incomodidad que genera en otros como de intimidar a mujeres”, marcó.

El lunes 28 Amador llegó antes que los amigos y la familia de Marianela concurrieran al departamento, alertados porque la joven no contestaba mensajes ni llamados. Es el hermano de la chica quien encontró su cuerpo. Bajo esas circunstancias, al imputado “le agarró un brote” y tuvo que ser atendido por el SAME. Varios de los testigos describieron la situación como “un show”.

Mecánica del hecho

Para el MPF, Marianela fue asesinada en horas tempranos del 27 de junio tras regresar de un boliche. Ni la puerta ni la cerradura estaban forzadas y la joven se había descalzado, lo que para la fiscalía significó que se encontraba en confianza con su agresor. “Hubo un aprovechamiento de esa confianza y de la vulnerabilidad que tenía: Amador la convirtió en un objeto, en su territorio”, marcó y agregó: “ese territorio lo defraudó cuando la joven quiso alejarse de él y empezar otra relación”.

Sostuvo entonces que Amador perdió el control y se quedó sin su estrategia de dominio. Recordó entonces el fiscal que en el allanamiento realizado a la casa del acusado encontraron un pantalón “frotado, lavado y mojado” dentro de la habitación, mezclado entre la ropa sucia. También hizo foco en las lesiones que el hombre evidenciaba en una mano y en sus hombros y que tenían un data de producción que coincidía cronológicamente con el asesinato de Marianela.

Como parte del contexto en que se dio el asesinato, el fiscal Abraldes mostró las comunicaciones que Amador hizo durante ese semestre a los teléfonos de Marianela: fueron 174 entre llamadas y mensajes en 177 días. Para el MPF, ello descartaría el argumento utilizado por el imputado de que “ya no le gustaba” la joven.

Calificación legal

La fiscalía sostuvo que Amador desplegó un plan dirigido a generar la muerte de la chica y que la cantidad y el sector al que fueron destinadas las lesiones habla de ese objetivo claro. “El acusado la sorprendió, se valió de su superioridad física, aunque la víctima luchó contra ese ataque”, explicó.

Si bien afirmó que el asesinato se dio en un contexto de violencia de género, recordó que la ley 26.791 que incorporó el agravante de femicidio recién se sancionó en 2012, por lo que no se puede aplicar en el caso. Para el fiscal, el comportamiento desplegado desborda lo abarcado por la calificación de homicidio simple y consideró que actuó con ensañamiento y con una “furia homicida destinada a generar dolor extremo a Marianela”.

Con respecto a la alevosía, aseguró que el acusado actuó sobre seguro y de forma imprevisible para la víctima y se aprovechó de la confianza existente. “Amador se valió de su superioridad física, se aprovecho de relación de intimidad”, puntualizó al momento de explicar las pautas de medición de la pena.

“Hay que tener en cuenta el grave y extenso contexto de violencia de genero que desplegó contra ella desde antes del crimen y el intento de silenciar a Marianela”, explicó y aseguró que la prisión perpetua “no era solo la pena legal sino también la pena justa”.