19 de abril de 2024
19 de abril de 2024 | Las Noticias del Ministerio Público Fiscal
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Intervención de la Unidad de Asistencia para causas por Violaciones a los Derechos Humanos
Córdoba: restituyeron la identidad a una nieta recuperada en 1984, que había sido inscripta con datos falsos en un proceso de adopción
El Juzgado Federal N°3 declaró la nulidad de las actas de inscripción de nacimiento por las cuales a Astrid Patiño Carabelli le fue asignada una falsa identidad y ordenó también la adición de su apellido materno. La mujer, hija de un matrimonio desaparecido, tenía el nombre que le había puesto una pareja que la adoptó durante la dictadura en base a datos falsos introducidos en el origen del proceso de adopción plena.

En un fallo inédito en la provincia de Córdoba, el Juzgado Federal N°3 declaró la nulidad de las actas de inscripción de nacimiento por las cuales a una nieta recuperada en 1984, hija de personas desaparecidas durante la última dictadura, le fue asignada una falsa identidad en el marco de un proceso de adopción basado en información falsa. El juzgado ordenó también la adición de su apellido materno, librando oficios a los organismos públicos para la rectificación urgente de los datos correspondientes en sus registros. En la causa intervino la Unidad de Asistencia para causas por Violaciones a los Derechos Humanos de Córdoba, representada por el fiscal general Carlos Gonella y el auxiliar fiscal Facundo Trotta.

Los representantes del MPF acompañaron el pedido de la mujer, Astrid Patiño, y de las abogadas de Abuelas de Plaza de Mayo filial Córdoba, María Teresa Sánchez y Patricia Chalup, para que se restituya la identidad y se adicione su apellido materno, quedando su nombre conformado como Astrid Patiño Carabelli.

Por circunstancias que aún se investigan, a los tres años de edad la mujer quedó al cuidado de un matrimonio que, mediante una sumaria información y posterior trámite de adopción plena, utilizó datos falsos y creó una nueva identidad para la niña, Adriana Lucrecia Cuello, con la que vivió hasta el dictado de la sentencia. Patiño Carabelli fue localizada en 1984 por Abuelas de Plaza de Mayo. Es una de las primeras nietas recuperadas. Su madre y padre biológicos, Gabriela Carabelli y Omar Patiño, estuvieron secuestrados en 1976 y 1978, respectivamente, en el centro clandestino de detención La Perla, fueron asesinados y se encuentran desaparecidos. 

Ante el pedido de la Unidad Fiscal, el titular del Juzgado Federal N° 3 de Córdoba, Miguel Hugo Vaca Narvaja, convocó a una audiencia en la que participaron Patiño Carabelli, las abogadas de Abuelas de Plaza de Mayo, una representante del Registro Civil y Capacidad de las Personas de la provincia de Córdoba y los representantes del Ministerio Publico Fiscal.

Por circunstancias que aún se investigan, a los tres años de edad la mujer quedó al cuidado de un matrimonio que, mediante una sumaria información y posterior trámite de adopción plena, utilizó datos falsos y creó una nueva identidad para ella.

En la audiencia, la mujer destacó que hacía mucho tiempo que esperaba esta oportunidad, que Abuelas de Plaza de Mayo la contactó a sus once años y lo difícil que fue todo lo que llevó conocer su verdadera identidad. Además, agradeció a las instituciones que la ayudaron en todos estos años y que hicieron posible, junto con el juicio de la megacausa La Perla, que pudiera reconstruir su historia. Por último, remarcó que necesitaba por ella y sus hijos recuperar su verdadera identidad tal como la inscribieron sus padres biológicos. 

Sánchez y Chalup destacaron la responsabilidad internacional del Estado de reparar los daños ocasionados, y en especial el derecho a la identidad como un derecho inalienable que vertebra la vida de las personas. Gonella y Trotta expusieron los fundamentos y las gestiones realizadas para acompañar el pedido de Astrid. En este sentido, Trotta destacó jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que establece la responsabilidad del Estado por la violación de una normal internacional, en este caso el derecho a la identidad, con el consecuente deber de reparar y hacer cesar las consecuencias de esa violación, lo que en el caso implicaba adoptar todas las medidas adecuadas para restituir la identidad de la víctima, incluyendo el nombre y apellido que sus padres biológicos les dieron, lo cual abarca la corrección de todos los registros. En su intervención Gonella refirió a las gestiones realizadas ante el embajador de Argentina en Italia a fin de obtener la documentación correspondiente para la adición del apellido materno Carabelli, que luego fue acompañada a la causa. 

La investigación se inició en junio de 2014 por remisión al Ministerio Público Fiscal de la transcripción de la declaración testimonial de Mirta Amelia Patiño -tía biológica de Astrid- efectuada en el marco del juicio conocido como “Megacausa La Perla”. La finalidad fue profundizar la investigación sobre la sustracción de Astrid Patiño, luego de que fuera secuestrada su madre Gabriella María Carabelli, y esclarecer lo ocurrido con esta niña hasta que fue adoptada por el matrimonio Cuello Vargas.

El juez Vaca Narvaja ponderó "con especial consideración" los informes sobre los cotejos de ADN realizados por el Banco Nacional de Datos Genéticos entre la muestra de Astrid y las aportadas por una tía y una abuela, que dan cuenta del vínculo biológico.

De las pruebas incorporadas, entre las que se encontraban una copia del acta de nacimiento, surgió que la niña tenía otra identidad, producto de diversas maniobras ilícitas que condujeron como resultado a su inscripción como Adriana Lucrecia Cuello, luego de que se realizara una adopción plena. El proceso estuvo precedido por una sumaria información en la que se menciona que una menor de edad de nombre Adriana Lucrecia González fue dejada por su madre a cargo del matrimonio de Gervacio Augusto Cuello y Ramona del Valle Vargas. 

La identidad de Astrid Patiño fue reconocida desde el año 1986 por distintos magistrados y funcionarios actuantes, como dispuso el 13 de noviembre de 1986 el juez Miguel Rodríguez Villafañe, en el marco de las actuaciones “Chorobik de Mariani María Isabel – su presentación”. Allí se desprende que el magistrado da por cierto que Astrid Patiño es la misma persona que fue adoptada por el matrimonio Cuello Vargas, quienes le dieron el nombre de Adriana Lucrecia Cuello. 

En el mismo sentido, la jueza federal Cristina Garzón de Lascano ordenó el 26 de abril de 2000 el archivo de las actuaciones “Carabelli Astrid s/ Averiguación de Identidad”, de las cuales surge que la fiscal federal Graciela López de Filoñuk solicitó el archivo “en razón de no surgir ilícito penal perseguible de oficio, fundando tal petición en que los abuelos de la niña objeto de localización en la presente causa, prestaron conformidad a que la misma continúe conviviendo con la familia constituida por Ramona del Valle Vargas y Gervasio Augusto Cuello”. De esa forma, se entendió que Astrid Patiño y Adriana Lucrecia Cuello son una sola y única persona.

"No existen constancias en la presente causa, de que existan actuaciones judiciales que hayan anulado o rectificado su acta de nacimiento como Astrid Patiño, esto significa que la adopción plena no modificó su verdadera identidad biológica, ya que los trámites de adopción tuvieron su punto de inicio en una sumaria información donde se construyó otra identidad", refirió el juez Vaca Narvaja en su resolución, y luego ponderó -"con especial consideración"- los informes sobre los cotejos de ADN realizados por el Banco Nacional de Datos Genéticos entre la muestra de Astrid y las aportadas por una tía y una abuela, que dan cuenta del vínculo biológico.