La Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN), a cargo de fiscal Héctor Andrés Heim, presentó la Guía para el Monitoreo de Espacios de Detención. El trabajo tiene por objetivo ofrecer herramientas a las y los representantes del Ministerio Público Fiscal al momento de llevar adelante inspecciones, incentivándolos a su realización en tanto resultan esenciales para la materialización de los compromisos asumidos en la materia por parte del Estado argentino.

El documento condensa la experiencia de las y los integrantes del área durante más de siete años de inspecciones realizadas en diferentes unidades y complejos de detención del país. La PROCUVIN señaló que los monitoreos configuran un mecanismo fundamental que permite prevenir, sancionar y reparar la posible existencia de agravamientos en las condiciones de detención y/o violaciones a los derechos humanos en las instituciones de encierro.

Violencia multidimensional

Los espacios de detención son ámbitos vedados a la mirada externa en los que las personas se encuentran en una situación de dependencia respecto de las autoridades y sometidas, en muchos casos, a arbitrariedades que impiden el goce y ejercicio de sus derechos. De allí que en primer lugar la Guía destaca la importancia del monitoreo, ya que la presencia regular de agentes externos al sistema carcelario permite hacer visibles y conocer las problemáticas generadas en ese contexto, y las posibles vulneraciones de los derechos que ocurren muros adentro.

Los monitoreos configuran un mecanismo fundamental que permite prevenir, sancionar y reparar la posible existencia de agravamientos en las condiciones de detención y/o violaciones a los derechos humanos

La procuraduría especializada parte de la premisa de que la violencia estatal carcelaria es multidimensional y, si bien la Guía apunta a detectar las acciones más gravosas y lesivas como la tortura, también ofrece herramientas para la detección y el registro de aquellas situaciones cotidianas que producen padecimientos tales como los hostigamientos, amenazas, malos tratos, así como deficiencias estructurales en las condiciones de alojamiento, desatención de la salud integral, aislamiento, mala alimentación y otras condiciones que posibilitan la reiteración de diferentes tipos de violaciones de los derechos humanos y que afectan seriamente la vida cotidiana de las personas privadas de libertad.

La publicación incluye también consideraciones prácticas que organizan las diferentes fases del monitoreo, con el objetivo de que dicha labor sea eficaz. Se identifican diversas etapas tales como la organización previa -de acuerdo con los diferentes objetivos que puedan plantearse-, procedimientos para el desarrollo de una inspección eficiente y pautas para el posterior análisis de los registros y de la información recolectada. Contiene además algunos instrumentos de recopilación de datos para orientar la tarea de observación, que permitirá luego establecer un diagnóstico adecuado en base a las circunstancias relevadas.

En suma, esta Guía de monitoreo se ofrece como una serie de herramientas que se presentan como básicas, posibilitando que quienes integran el Ministerio Público Fiscal puedan readecuarlas a la labor específica que cada caso requiera, manteniéndose de este modo el compromiso y el deber de rescatar las voces, muchas veces olvidadas en el encierro, con el objetivo de hacer valer los derechos de las personas privadas de libertad y de prevenir, investigar y juzgar los casos que configuren delitos relacionados con la violencia institucional.